sábado, 14 de octubre de 2023

El ala oeste de la Casa Blanca

El ala oeste de la Casa Blanca es historia de la televisión. Ya está. 

Un total de 155 capítulos de unos cuarenta minutos de duración repartidos en siete temporadas, que cuenta la historia de la Administración del presidente demócrata Josiah Bartlet (Martin Sheen). Una serie coral, con un puñado de personajes que aporta su personalidad definida al conjunto, apoyados en diálogos brillantes. 

Casi cada capítulo engancha, pase lo que pase, desde la música del inicio hasta los títulos de crédito finales. Cuarenta minutos sin apenas aparatar los ojos de la pantalla. 

 

La figura central es el Presidente Bartlet, católico, irlandés, antiguo gobernador de New Hampshire y economista de prestigio, con el rostro de Martin Sheen (Ramón Estévez). Algunos miembros de su familia son personajes recurrentes, sobre todo su mujer Abigail (Stockard Channing) y su hija menor Zoey (Elizabeth Moss). Durante los siete años de mandato que narra la serie suceden múltiples cosas y se enfrenta a diversa crisis, tanto internacionales como políticas, pasando por un atentado o la polémica surgida cuando su esclerosis múltiple se hace pública. 

Al presidente le rodea su personal de confianza, encabezados por Leo McGarry (John Spencer), su mano derecha y amigo, ex-alcohólico y finalmente candidato a la vicepresidencia con el congresista Matt Santos (Jimmy Smits). 

La mano derecha del presidente tiene una mano derecha propia, Josh Lyman (Bradley Whitford), quea su vez tiene una ayudante, Donnatella Moss (Janel Moloney),que terminará siendo algo más. 

El jefe de comunicaciones es Toby Ziegler (Richard Schiff), tan inteligente como poco empático en ocasiones a la hora de dar sus opiniones. Su ayudante es Sam Seaborn (Rob Lowe), que hacia la mitad de la serie es sustituido por Will Bailey (Joshua Malina). 

La jefa de prensa es C.J. Cregg (Allison Janney), que sobresale tanto por su simpatía como por su altura y que terminará siendo jefa de gabinete tras el ataque al corazón que sufre Leo McGarry. 

 

Serie coral

Inolvidable también el puñado todavía más secundario, desde la señora Dolores Landigham (tristemente desaparecida en la segunda temporada), secretaria del presidente, hasta su ayudante personal Charlie (Dulé Hill), y las secretarias y ayudantes del resto del personal.

Todos ellos, desde el primero hasta el último, los habituales y los que aparecen solo unos pocos capítulos (Marlee Matlin, Glenn Close, Christian Slater, Alan Alda, Jimmy Smits, John Goodman...) rayan a un nivel brillante.

Y sobrevolando todo, Aaron Sorkin, guionista y creador cuya mano se percibe durante las primeras cuatro temporadas. Hay quienes dicen que tras su marcha, la serie sufre un bajón. La verdad es que yo no lo he notado, quizá porque deja un mecanismo perfectamente engrasado donde todo el mundo sabe lo que tiene que hacer y el espectador sabe lo que tiene que esperar. Puede ser que no haya ningún capítulo memorable como unos cuantos de las primeras cuatro temporadas, pero el interés se mantiene hasta el mismo capítulo final. 

En la sexta y séptima temporadas la serie da un giro arriesgado, de la que sabe salir airosa: deja de lado la figura central del presidente Bartlet y se centra en la carrera presidencial que emprende el congresista por Texas, Matt Santos (Jimmy Smits). Primero para conseguir la nominación demócrata, que consigue contra todo pronóstico, empezando desde lo más bajo y enfrentándose a la poderosa maquinaria del partido y de algunos candidatos como el propio vicepresidente Russell. 

 

Ya sabemos que allí la bandera es protagonista

La última temporada nos lleva de la mano a través de la campaña presidencial, enfrentando a Santos contra el senador Vinnick (soberbio Alan Alda), el republicano perfecto y pesadilla de los demócratas. Dos capítulos frenéticos nos llevan al día de la elección, decidida en un pequeño estado. 

Se le puede achacar a El ala oeste de la Casa Blanca un aire bastante idealista. Todos los personajes, sin excepción, son idealistas, creen que lo que están haciendo mejora en realidad a la sociedad. En ese sentido, no es real, sino bastante ingenua. Puede que sea por eso por lo que conecta tan bien con el público, porque los espectadores queremos creer que lo que estamos viendo es verdad. El otro extremo del espectro podría ser House of Cards, otra grandísima serie truncada por la polémica judicial de su protagonista Kevin Spacey. En varia ocasiones he oído o leído que El ala oeste de la Casa Blanca describe cómo debería ser el Gobierno, mientras que House of Cards retrata  cómo es en la realidad. Ni tanto, ni tan calvo, quiero creer. 

El buen gobierno

La serie no ha envejecido nada mal, teniendo en cuenta que su andadura comenzó en 1999 y su último episodio fue en 2006. Maltratada en su momento por TVE, que la emitía en horarios intempestivos por La2, ahora hay múltiples opciones para conseguirla y además se pueden comprar paquetes actractivos de DVD. 

Sé que son muchas temporadas, muchos capítulos y mucho tiempo, pero si no la has visto, tienes que darle una oportunidad. Muchas veces te hará pensar, pero no te asustes, no te dolerá la cabeza. En imdb cotiza a un soberbio 8,9. Para mí es, como poco, un notable alto y está sin duda muy alto en mi escala de valoración. 

Este enlace de Fotogramas es un poco antiguo, pero sirve para dar pinceladas de algunos de los capítulos más brillantes y que merece la pena ver. 

 

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