El domingo pasado fuimos a la sesión de las 17:00 para disfrutar con la peque por primera vez de una sala de cine. Elegimos para la ocasión Kung Fu Panda 2 y salimos con 35 € menos en el bolsillo. La niña se lo pasó bien, pero...
Kung Fu Panda 2 ya no sorprende como lo hizo la primera parte. Y al perder el factor sorpresa se queda coja, haciendo más difícil mantener el interés del espectador.
Si algo tenía Kung Fu Panda era diversión. La historia de Po, el panda aficionado al kung fu que vivía con su padre el cocinero de fideos era la típica historia de superación personal. El guión era bueno y se soportaba en unos personajes carismáticos y unos chistes muy bien colocados. La voz de Florentino Fernández era el colofón, con su registro ajustado al personaje. En resumen, era una película que sorprendía porque había pasado desapercibida, nada parecido a lo que sucedió con Shrek. Y todo ello junto hizo que, cuando la ví por primera vez, también con la peque pero esta vez en casa, me encantara. Así que la vimos otras veces, hasta que perdí la cuenta, y en cada visionado ganaba (fijaos cuando al principio de la película Po se cae por las escaleras de casa; la sombra que proyecta su padre sobre el suelo no es precisamente la de un ganso).
Kung Fu Panda 2 mantiene los personajes y el doblaje, pero pierde la historia y pierde los chistes. No mantiene el tipo. A pesar de que nos cuenta la historia del nacimiento de Po (lo del ganso no tenía mucho futuro, claro está), da la impresión de que está poco trabajada. Como si la hubieran hecho para aprovechar el tirón de la primera parte y hayan tenido que lanzarse ya a la piscina. Y lo han dejado todo preparadito para una tercera parte, que conste...
El maluto es en esta ocasión un pavo real que en la VO tiene la voz de Gary Oldman. No me ha hecho mucho tilín; es maluto, pero está un poco pa´llá, si sabéis lo que quiero decir. Está ayudado por un ejército de lobos, todos iguales y con el mismo coeficiente intelectual y esperanza de vida que los masillas de Power Ranger. Carne de cañón, vamos.
Tras un despliegue de medios audiovisuales, unos cuantos flashbacks, alguna que otra lacrimógena escena, algún chiste poco sutil y algún (menos) chiste bueno, Po consigue la paz interior y ayudado por Los Cinco Furiosos da candela a los malos. Sin darte cuenta pasan los ochentaytantos minutos de metraje (por lo menos no es eterna) y la peli termina como tiene que terminar, pero deja un regusto amargo. Como a poca cosa.
Me temo que es carne de videoclub...
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