domingo, 22 de agosto de 2021

La guerra interminable

La guerra interminable narra las aventuras del soldado Mandella en la guerra contra los taurinos, desde que se incorpora como recluta hasta su licenciamiento varios años después. 

Es una suerte de space opera acompañaremos al soldado Mandella de salto en salto, de un planeta a otro, luchando en una guerra que aparenta no tener fin frente a un enemigo extraño, mientras se produce una frenética carrera armamentistica entre ambos contendientes, con armas cada vez más potentes que ponen en jaque la supervivencia de la sufrida infantería. 

 


En principio, el planteamiento ya lo hemos visto en otras ocasiones. Por ejemplo en Tropas del espacio, de Robert Heinlein. Pero Joe Haldeman se guarda un as en la manga que le da un toque hard a la historia. Algo que en la mayor parte de la literatura de ciencia ficción se acaba obviando, supongo que porque al lector medio esas cosas no le acaban de interesar... 

Y es que tras cada salto de Mandella se produce un suceso relativista: el tiempo para él no cambia más que lo normal, semanas, meses o años, pero en el resto del universo se traduce en décadas o siglos. Eso significa que, además de a los horrores de la guerra, el bueno de Mandella debe hacer frente a un sentimiento cada vez mayor de desapego, a medida que aquello que ha dejado en la Tierra cambia a un ritmo frenético y sus seres queridos envejecen y desaparecen. 

 

  

La guerra interminable ganó los tres grandes premios de la ciencia ficción: Hugo, Nebula y Locus. O sea, que no estamos ante un libro cualquiera. 

Se trata de un libro bastante corto, apenas trescientas páginas, como era habitual en la época. Pero hasta trescientas páginas se pueden hacer eternas si la historia no engancha. Afortunadamente, eso no pasa. Estamos ante una historia de lectura fácil y agradable, por lo menos el primer nivel de lectura. 

Podríamos discutir luego respecto a diferentes niveles de comprensión de la historia, la más evidente de las cuales resulta ser un alegato antibelicista, marcado por la recién terminada por aquel entonces Guerra de Vietnam, que acabó con la inocencia y la ilusión de todo un país y una generación de jóvenes estadounidenses.

Por fortuna para mí, no concibo lo que es una guerra (toco madera, porque tampoco concebía lo que era una pandemia y mira en la que estamos), pero puestos a pensar en ello, supongo que tiene que ser todavía más duro cuando sientes que luchas por nada o, al menos, por nada que te importe. 

 

Joe Haldeman
 

Como a Mandella, que acaba siendo un extraño en su propio mundo y decide realizar un último salto para reunirse con su amor verdadero en un planeta de descanso para veteranos de guerra. Un final gratificante, por lo menos. 

Novela recomendable por todo aquello que significó en la ciencia ficción de los años setenta del siglo XX, aunque puede estar ya superada por obras de la ciencia ficción actual.

 

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