En verano de 2020, durante uno de los escasos momentos de respiro que nos ha dado esta jodida pandemia, le estuve dando muchas vueltas a la cabeza hasta que me decidí a comprarme una flamante PS4 para mi cumpleaños. Con ella, acompañé la compra con varios videojuegos, algunos nuevos y otros de segunda mano en la tienda GAME del Alcampo de Gijón.
Le había dado muchas vueltas porque todavía tengo varios juegos de PC que están sin desprecintar, y otros instalados que no juego desde hace literalmente años, así que tenía miedo de gastarme un dinero y luego no sacarle partido.
Confieso que una de las cosas que más me motivaba era jugar a The Witcher III: Wild Hunt GOTY Edition, que incluye los DLCs Heart of stone y Blood and wine.
La verdad es que la primera impresión no fue buena. Esperaba más de los gráficos, aunque se debió más a mi inexperiencia con las consolas y a un juego que ya se había publicado en 2015 y llevaba cinco años circulando por ahí.
Una vez salvada esa primera "decepción", me sumergí en el juego. ç
Una pasada.
The Witcher III es algo que hay que experimentar. Un RPG en el que tus decisiones como Geralt van llevando a una fantástica historia principal a uno de los múltiples finales que tiene el juego.
Iremos pasando por diversos capítulos de una historia principal que nos llevará en busca de Ciri mientras visitamos varios emplazamientos icónicos de los Reinos del Norte: Percha del Cuervo, las islas de Skellige o la ciudad libre de Novigrado, con la Universidad de Oxenfurt. Mientras vamos de uno a otro, tendremos que llevar a cabo decenas de contratos para eliminar a lamias, vampiros, leshens, hombres lobo, arpías, sumergidos y otras decenas de monstruos.
Por supuesto nos encontraremos con personajes claves de los libros: Yennefer, Triss, la logia de las hechiceras, Dijkstra, Jaskier, Zoltan Chivay, Vesemir y los brujos de Kaer Morhen, Crach an Craite de Skellige... Hay también secundarios que serán inolvidables: el barón sanguinario en la historia principal, Ogierd von Everec en Heart of stone, Regis y Detlaf en Blood and wine.
La historia principal está cuidada al detalle. Buscaremos a Ciri mientras ella huye de la Cacería Sangrienta, que va buscando el poder que encierra su sangre. En el DLC Heart of stone seremos testigos de la historia de Ogierd y su mujer y la realidad de la relación de ambos con el misterios mercader Walter O´Dim, del que pronto sabremos que esconde mucho más de lo que muestra. El DLC Blood and wine visitaremos el ducado de Toussaint, tierra de vino y de caballeros andantes en la que pronto nos encontraremos envueltos en una historia detectivesca en busca de un asesino en serie.
Tanto historia principal como DLCs tienen un guión cuidado y una maraña de misiones secundarias que nos irán ayudando a adquirir componentes, comida, dinero y equipo, cada vez más potente. Y aunque estas misiones secundarias pueden llegar a ser algo repetitivas en cuanto a su mecánica (buscar al gancho, seguir huellas y/o rastros y enfrentamiento final), en su mayor parte aportan algo más que meros puntos de experiencia.
Así, a bote pronto, destaco todo el arco argumental del barón sanguinario, que además nos lleva a descubrir la atormentada historia personal de este personaje secundario y que le da un volumen a un PNJ inolvidable en la historia de los RPG.
Además recuerdo con mucho cariño el contrato en el que Geralt va tras los pasos de un hombre lobo y descubre un drama familiar que nos llevará a tomar una de tantas decisiones moralmente discutibles del juego.
Como muestra de la brillantez y profundidad del juego, otra pequeña misión principal que nos lleva tras el rastro del ayudante del herbolario mediano de Novigrado. Siguiendo sus pasos llegaremos a una aldea abandonada en la que solo vive una pareja de ancianos que nos dice que al joven mediano lo han devorado los lobos y que no han dejado restos. Pero, amigos míos, nuestras sospechas se confirmarán cuando veamos que los lobos no iban a cuatro patas.
El DLC Blood and wine nos trae el aliciente de hacer progresar nuestro feudo, ir adornando la casa con espadas y armaduras, comprando obras de arte y demás. Corvo Bianco será (o puede ser) la ubicación de una de las últimas escenas del juego.
Y durante todo lo que da, podemos jugar gwent. Un juego de cartas que simula una batalla entre facciones y que combina algo de suerte (la mano que nos toca para jugar) y estrategia (las cartas que jugaremos en cada una de las mangas). Se juega a dos victorias y cada jugador puede cerrar su turno en la manga cuando desee.
No sé cuántas horas eché, pero fueron muchas. Comencé a jugar en julio de 2020 y lo acabé a principios de mayo de 2021. Hasta ahora ha sido, con mucha diferencia, el mejor juego de los que he terminado y con el que más he disftrutado. Es un juego de sobresaliente y todavía lo tengo instalado, por si me da por darme una vuelta porque todavía me quedaron muchos secretos por descubrir mientras deambulo por los Reinos de Norte a lomos de Sardinilla.
La sensación al final fue agridulce: alivio por haberlo terminado, tristeza por el final que me tocó vivir y cierta sensación de abandono porque no sabía qué jugar a partir de entonces para pasarlo al menos tan bien como en esos diez meses. A mi mujer y a las niñas también les encantó y se quedaban conmigo en el salón de casa mientras jugaba, como quien se queda viendo una película.
¡Qué buen juego!
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