Después de mucho tiempo esperando, he podido leer los relatos protagonizados por Fafhrd y el Ratonero Gris que Fritz Leiber escribió entre 1940 y 1988 y que la editorial Martínez Roca tuvo el gusto de publicar.
Los personajes de Leiber son ya clásicos en la literatura de género. Más que fantasía, hablamos de espada y brujería, con unos Fafhrd y el Ratonero Grís que se ven en ocasiones zarandeados por los deseos de poderosos hechiceros que buscan obtener un rédito de los esfuerzos de los que ellos consideran peones.
Los relatos de Leiber nos introducen en la experiencia vital de ambos. Fafhrd, un fornido y gigante bárbaro del norte, pensativo y taciturno en el día a día, que se embarca en el combate con una sonrisa en el rostro hasta dar buena cuenta del enemigo. El Ratonero Grís, su fiel compañero, de baja estatura y rostro ratonil, aprendiz de hechicero y maestro ladrón y asesino.
Ambos se encontrarán en la gran ciudad de Lankhmar, donde cualquier cosa puede suceder. Así, de rivales en sus primeras aventuras, pasan a ser los mejores e infatigables compañeros, haciendo frente a las más maravillosas aventuras, que les otorgarán renombre por siempre hasta el punto de que poderosos señores de allende las tierras los buscarán para que entren a su servicio.
Muchas son las aventuras que ambos correrán con el paso del tiempo. Desde la guerra que desatarán en el Gremio de Ladrones de Lankhmar con la que vengarán la muerte de sus compañeras, hasta la búsqueda de poderosos artilugios mágicos que servirán para hacer frente a siniestros dioses.
Entre los pasajes más recordados, el ascenso a la montaña más alta del mundo, en cuya cima les espera el amor de las invisibles hijas de un rey y el odio eterno de su padre y su hermano, que buscarán venganza por lo que ellos consideran una afrenta.
Siendo mercenarios, participarán en la guerra fraticida de la ciudad subterránea de Quarmall y asisitirán de primera mano a la elaborada estrategia que el propio Quarmall pondrá en marcha para asegurar su sucesión en la persona de su último hijo apenas nacido. En este relato hay que hacer notar el acierto con el que Fritz Leiber recrea el ambiente de una ciudad subterránea, dividida en niveles y separada en facciones rivales que se cortan entre sí el acceso a la superficie y el aire puro.
Quizá su aventura más famosa haya sido aquella en la que consiguieron impedir un golpe de mano que hubiera llevado al derrocamiento del gobernante de Lankhmar a manos del rey de las ratas y de su hermosa hija, asistida por una princesa del reino del aire que está obligada a servirla hasta que ciertas condiciones se cumplan. El ritmo y el argumento son trepidantes y de lo mejor de la serie.
Incluso, en varias ocasiones Fafhrd y el Ratonero Gris se han visto mezclados en el multiverso, llegando ellos mismos a nuestra propia realidad como guerreros míticos en la Edad del Bronce, o viéndose mezclados en su propio mundo de Newhon con los dioses traicioneros Odín y Loki, que conspiran para mantener su estado divino en aquellos parajes para ellos desconocidos.
Fritz Leiber escribió varias decenas de relatos y novelas cortas protagonizadas por ambos personajes, inventando el mundo de Newhon, con países, dioses y situaciones, y por supuestso la gran ciudad de Lankhmar, que no tiene nada que envidiar a otras urbes fantásticas y que a mi me parece que inspira en gran medida a Ankh-Morpork, la gran metrópolis del Mundodisco. Es Lankhmar una ciudad sórdida y peligrosa, en la que las personas de bien se piensan mucho salir a dar un paseo una vez haya anochecido, so pena de exponerse a innumerables peligros, no siendo el mayor de ellos el de perder la vida asesinado.
Todos estos relatos se agrupan en siete volúmenes recopilatorios que se publicaron entre 1970 y 1988.
Uno de los problemas de una obra que se dilata tanto en el tiempo es la gran diferencia que en ocasiones podemos encontrar entre los primeros relatos y los últimos. Son éstos los más pulidos y los que tienen un argumento más elaborado. No obstante, en todos ellos rezuma el sabor de la espada y brujería que, seguro, hará la delicia de los aficionados.
Fritz Leiber falleció en 1992 a los 81 años, dejando como legado a estos personajes y esta ambientación que ocupan sin discusión un lugar destacado en la imaginería de los aficionados al género.
¿Cómo no aconsejarlos?
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