El género de zombies no es algo que me llame especialmente la atención. De hecho, normalmente huyo de este tipo de productos. Ni series, ni películas, ni tebeos. Nada.
No obstante, un amigo con criterio me recomendó leer Guerra mundial Z. Durante años, en las tertulias de sobremesa, deslizaba algún comentario sobre el libro y sobre cuánto le gustó cuando lo leyó.
He dicho bien: años. No lo leí de inmediato. Me daba mucha pereza ponerme con ello, aunque bastante antes dí un vuelco a mi férrea decisión y vi la supuesta adaptación al cine con Brad Pitt. No me disgustó demasiado.
He vuelto a decir bien: supuesta. Porque cuando por fin Guerra Mundial Z ocupó su sitio en mi lista de lectura, pude comprobar que cualquier parecido con el libro se queda en el título.
Guerra mundial Z es un libro escrito en forma de crónica de algo que pasó, contado por los supervivientes de lo que se dio en llamar una guerra mundial Z. Contra los zombies.
Ese formato es quizá la clave de su éxito. Capítulos cortos, narrados desde diferentes puntos de vista, con datos que uno no hubiera llegado a pensar (como que los zombies se desplazan entre continentes y países paseando como si nada por el fondo del mar; o que en Europa los antiguos castillos medievales fueron una garantía de defensa ante tal enemigo).
Cómo no, la zombicidad tuvo su origen en China. El paciente cero fue un habitante de una remota aldea del país y su enfermedad se propagó con creciente rapidez, primero debido al desconocimiento que la ayudó a sortear las primeras barreras que intentaron interponerse y después porque ya era materialmente imposible detenerla, como si se pusieran puertas al campo.
¿No es aterradoramente familiar?
Es posible que en mi subconsciente, los sucesos vividos en los últimos tres años hayan ayudado a hacer saltar el mecanismo en mi cerebro que hace clic cuando un libro me resulta interesante. Es posible que el simplismo de esta teoría no haga justicia a la calidad del libro.
Max Brooks es hijo de Mel Brooks. Eso también me lo dijo mi amigo. |
Creo que cualquiera que abra sus páginas se verá atraído por su aparente simpleza y esa sensación de estar leyendo una crónica. Seguramente la curiosidad irá haciendo que pase más y más páginas, hasta que llegue a la última. Y así, casi sin querer, habrá leído un libro notable de una temática que me interesa entro poco y nada.
A día de hoy, sigue siendo el único libro de zombies que he leído. Y el mejor.
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