Casi no tengo recuerdos en los que no esté leyendo, tebeos, revistas o libros, da igual. Mi primer recuerdo es estar en la cocina de mi casa con un Mortadelo y contándole la historieta a mi abuela Catalina. Para ser sinceros, no estoy seguro de si se trata de un recuerdo real o uno de esos recuerdos que la mente elabora e implanta, porque es muy difuso y apenas recuerdo otros detalles adicionales. Eso sí, es algo que tengo en la cabeza desde hace muchos años.
Tampoco estoy seguro de que en ese momento estuviera leyendo de verdad. Lo que sí es seguro es que el año que estuve yendo a clases en casa de Elena con cinco años, el curso previo a entrar el colegio, ya leía de forma fluida.
Desde que llevo un registro de mis lecturas, que empecé el ocho de agosto de 2007, he leído un total de quinientos nueve libros. Una media de casi treinta libros al año, o dos libros y medio al mes, o un libro cada doce días.
No sé cuántos libros habré leído en toda mi vida, pero estimo que estarán entre los mil quinientos y los mil ochocientos. Antes leía mucho más y ahora apenas saco una hora de lectura al día. No es porque me guste menos leer, sino porque ahora gasto más tiempo en otras aficiones: películas, series, videojuegos, rol... Cuando iba al colegio y a la escuela de ingenieros, tenía un libro en la mano en cada rato libre. Ahora, hago muchas más cosas. Se podría decir que he diversificado mi entretenimiento. De lo único que me arrepiento es de pasar tanto tiempo en redes sociales, en las que paso un tiempo sorprendentemente largo y a veces me gustaría poder dedicarlo a la lectura.
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| El logo |
Todo lo anterior es para poner en contexto que la lectura es una parte esencial de mi vida. Por desgracia, mis hijas no han heredado esta costumbre, pero eso es otra historia que quizá llegue a tratar en esta bitácora.
Y en esa constante que es la lectura, brilla con luz propia el Círculo de Lectores. Durante casi treinta años se repetía un ciclo en mi casa con un período de dos meses y exactitud casi suiza: la visita del agente con la revista, otra visita (al final ya hablaba por teléfono) para hacer el pedido y una tercera visita para la entrega
Las visitas de los agentes del Círculo de Lectores coexistieron en los años setenta y ochenta con otros referentes de la vida española: los vendedores de enciclopedias,, el butanero, el afilador, la señora de Avon y el cobrador del seguro de los muertos.
| La revista |
Era casi un ritual recibir la revista, pasar sus páginas y hacer mi selección. Un libro nuevo cada dos meses que, además te traían a casa.
Mi suscripción sobrevivió a mi exilio en Madrid durante casi cinco años y a la vuelta del mismo. Duró hasta que se anunció el cierre de Círculo de Lectores por Planeta, la editorial que se hizo con la propiedad del mismo, en 2019. Por lo que he podido leer, en su mejor momento llegó a tener más de un millón y medio de suscriptores y una red de cinco mil agentes.
Los agentes del Círuclo de lectores que pude conocer eran, como yo, apasionados a la lectura. Con ellas (porque todas las que tuve fueron mujeres), pasé buenos ratos hablando de opciones, géneros y recomendaciones. El ser humano, como animal gregario que es, disfruta cuando visita zonas comunes con otros individuos.
Con el Círculo de Lectores pude descubrir grandes autores y títulos de novela histórica, me sumergí en las historias del Bastón Rúnico de Michael Moorcock, descubrí a Patrick Rothfuss, me hice con todos los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós y con la edición de El señor de los anillos que más he leido y prestado. Casi siempre, disfruté con las lecturas que pude adquirir, de autores por lo general desconocidos.
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| La agente (Fuente: El diario vasco) |
No llegó a cumplir los sesenta años de vida (se fundó, por lo que he podido ver, en 1962) y su muerte iba a ser cuestión de tiempo a medida que los españoles tuvimos acceso a diversos canales de compra por internet. A esta amenaza virtual fue a la única que no pudo hacer frente el Círculo de Lectores, basado en un modelo que ya estaba caducado de ventas a domicilio, pero que mantenía un encanto que lo hacía especial. Es como elegir entre leer en digital o en papel, la experiencia cambia.
Esta entrada es una forma de reconocer lo que el Círculo de Lectores ha significado en mi vida y, seguro, en la de mucha otra gente.


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