sábado, 7 de enero de 2012

Pequeños suspiritos azules

Los pitufos, esos pequeños seres azules, con barretina blanca, pantalón-calcetín que deja al aire una pequeña colita redonda, con un vocabulario más bien reducido en el que el verbo pitufar parece tener múltiples acepciones y que viven en setas (¿?), conocieron Nueva York en este año pasado de 2011, más de cincuenta años después de nacer de la imaginación del dibujante belga Peyo y tras haber pasado por los dibujos animados en una inolvidable serie que vi por televisión hará unos nosécuantosaños. 



No entraremos en las posibles connotaciones oscuras de una comunidad de 100 varones que están dirigidos por un "papá" pitufo y que cuenta solo con una "pitufita" (si aceptamos que el pitufo presumido es, probablemente, de género masculino).

En esta nueva revisión se mezclan actores reales con los pitufos, que han sido generados por ordenador con un gran grado de realismo, todo hay que decirlo. El argumento, bastante típico de las historietas de tebeo, se basa en que un grupo de pitufos huye por un puente entre su mundo y el nuestro, perseguidos por su archienemigo Gargamel y el gato Azrael. 

Casualidades de la vida, el extremo de este puente interdimensional, se encuentra en un lago de Central Park, en Nueva York. Debido a azares del destino cuya probabilidad estadística raya el cero absoluto, nuestros amigos llegarán a casa de una dulce pareja joven que, por supuesto, acabará encariñándose con estos pequeños suspiritos azules. Este afán colaboracionista los meterá en bastantes líos, encabronando al chico pero también radicalizando el afán maternal de la chica en cuestión. 

No falta de nada en este cóctel de gambas: persecuciones, momentos tiernos, momentos de cabreo, malo maloso y final feliz. Incluso hay unas cuantas secuencias rodadas para su exclusivo lucimiento en las tan cacareadas 3D (algún día hablaremos de esto, lo prometo). 

En cuanto al reparto, como actores reconocidos o medianamente conocidos, nos encontramos a Doogie Howser, un médico precoz (o sea, Neil Patrick Harris, el crápula de Cómo conocí a vuestra madre) en un papel bastante plano, y a Hank Hazaria (cómico americano que es voz en Los Simpson desde que el mundo es mundo) en una gran caracterización de Gargamel. Del resto, poco más hay que decir. 

En cuanto a la integración de actores reales con personajes generados por ordenador, en bastantes ocasiones parece que los actores no saben exactamente dónde tienen que mirar. O sea, que el resultado no está excesivamente logrado.

En cualquier caso, la película cumple: entretiene a los niños y es soportable para los padres. Podemos darle un cinco, sin ruborizarnos.


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