lunes, 12 de octubre de 2009

Ladrón del tiempo

Ayer terminé el último libro de la serie de Mundodisco, de Terry Pratchett, que está traducido al castellano. Hace el número 26 de la serie y lo colocaría en un término medio en cuanto a calidad y jocosidad. La idea no deja de ser atractiva, como siempre (la construcción de un reloj que detendrá el tiempo y provocará el fin del mundo),  pero creo que flojea un poco en la trama.

Encontramos a la Muerte, con sus colegas Peste, Hambre y Guerra. Además somos testigos de que anteriormente no eran Cuatro, sino Cinco, los Jinetes del Apocalipsis. Los celos y diferencias creativas hicieron que el Quinto miembro dejara el grupo. ¿A qué me recuerda esto? Las escenas con ellos son de lo mejorcito que nos vamos a encontrar.

Conocemos también a los Monjes del Tiempo, cuyo cometido es vigilar el correcto despliegue de la Historia, y desarrollarla correctamente o arreglarla en caso de necesidad. Aquí tenemos quizá al mejor personaje del libro, Lu-Tze, un Barredor que esconde más de lo que aparenta. Hay un tufillo a película de Hong-Kong que está muy bien.

Lamentablemente no me llevo bien con Susan Sto Helit, la nieta de la Muerte. Aunque tiene un papel no muy principal, me cuesta que me caiga en gracia.

Como siempre, hay una idea de fondo en el libro. En este caso es un elogio a la creatividad individual del ser humano, frente a los modos encorsetados de pensar de las masas (el yo frente al nosotros). Los Auditores son los enemigos, los nosotros, fieles a la lógica y a la ley, pero faltos de humanidad por no tener consciencia de individualidad.

Como siempre, hay una serie de brillantes y originales ideas, que lucen como pequeños detalles entre las páginas del libro. Ya quisiera yo tener la décima parte de la imaginación de Terry para proponer lo nunca visto.

No sé, le daría un aprobado alto, pero sin llegar al notable. En todo caso, imprescindible para los Pratchettianos Fundamentalistas.