jueves, 31 de diciembre de 2020

Alejandro Magno y las águilas de Roma

Alejandro de Macedonia, el mayor conquistador que vieron los tiempos, no murió en Babilonia. La afortunada intervención de un misterioso personaje que ha perdido la memoria de quién es, pero no sus prodigiosos conocimientos, le salva la vida en el último momento. 

La corriente del tiempo se estremece, súbitamente descarrilada, hasta que se asienta sobre unos nuevos rieles que cambiarán por siempre el curso de la Historia. Nosotros somos los testigos, no así los protagonistas, que solo son conscientes de la realidad que les ha tocado vivir. 

Una cosa sí se mantiene: los macedonios están cansados de dirigirse hacia el este y vuelven sus ojos de nuevo hacia el oeste. Más cerca del hogar, piensan. De sus mujeres y sus hijos. Incluso han recibido alguna noticia de un rival que pueda estar a su altura. 

 


La joven República Romana, casi siglo y medio antes de convertirse en la potencia hegemónica del Mediterráneo, a duras penas controla la Península Itálica y está lejos de ser la populosa urbe que dominará el mundo durante varios siglos. 

No obstante, ya se ven las virtudes que llevaron a los ciudadanos de Roma a convertirse en dueños del mundo y a las legiones en el mejor ejército jamás visto hasta entonces. 

El choque entre romanos y macedonios es inevitable. La legión romana, todavía en desarrollo, un ejército de ciudadanos que sirven en el ejército como parte de sus deberes con su ciudad; enfrente, la falange macedónica en todo su esplendor, formada sobre los hombros de los veteranos de las campañas de Persia e India. 

Alejandro Magno y las águilas de Roma, de Javier Negrete, es una ucronía en la que se fantasea sobre qué hubiera sucedido en el caso de que el gran Alejandro hubiera vuelto sobre sus pasos, suponiendo que su sed de gloria no estuviera saciada todavía.

 

Javier Negrete
 

El autor utiliza a un ancestro del gran Julio César como cabeza visible de la República Romana para darle un mayor atractivo, supongo. Imagina además personajes y motivaciones para hacer más verosímiles los hechos que narra, que bien pudieran haber sido de tal forma y trenza una historia entretenida y razonablemente bien escrita.  

El resultado final es lo de menos. Casi dos siglos después de la fecha en que transcurrieron estos hechos imagidos, las legiones romanas se impusieron a la falanje macedonia en una batalla decisiva (Pidna, 168 a.C.), pero ninguno de los contendientes eran lo que se suponía hubieran sido alrededor de 320 a.C. Por un lado, Macedonia estaba lejos estar al mando de un genio como Alejandro y de disponer de un ejército de veteranos. Por el otro, la legión romana había hecho frente y acabado con el enemigo cartaginés y el genio de Aníbal. Así que entra muy dentro de lo posible que en esta ocasión imaginada la Fortuna hubiera sonreido al macedonio.

Para la Historia quedan las lágrimas del gran César cuando, frente a la tumba del conquistador macedonio, compara lo que éste logró en apenas treinta y tres años de vida con lo que él mismo había conseguido y vio que la comparación no le era muy favorable. Para alguien de su ego, que hablaba de sí mismo en tercera persona, tuvo que ser un mazazo tremendo. 

Interesante novela para tomar contacto con el género, y además de un autor español con una trayectoria ya consolidada como autor de género y divulgador histórico.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Lejos del corazón y tantos lobos

He comentado varias veces que el desaparecido Cìrculo de Lectores me dio muchas alegrías durante casi treinta años, a razón de un libro cada dos meses, como mínimo. Con Círculo de Lectores descubrí algunos autores que se han convertido en compañeros de vida, y en otras ocasiones tuve acceso a libros que de otra forma no me hubieran llamado la atención. La pérdida fue, en su momento, dificil de asumir. Ahora por lo menos quedan los recuerdos.

Lejos del corazón es la última aventura de los agentes de la Guardia Civil, Bevilacqua y Chamorro. En este caso el marco lo componen el campo de Algeciras, con todo lo que conlleva de tráfico ilegal de personas y mercancías con el cercano Marruecos, y las nuevas tecnologías; en concreto las llamadas start ups y el dinero fácil que se relaciona con estas empresas que nacen, crecen y mueren sin solución de continuidad. 

Añadimos a un joven talentoso que amasa una pequeña fortuna que reparte entre un creciente séquito clientelar, para acabar llamando a un sector, digamos, tradicional del negocio clandestino de la zona. Ya tenemos un conflicto potencial de interés.

Si además tenemos a otro joven no menos talentoso, pero no tan rico y con menos escrúpulos para la traición y el delito, tenemos un motivo. 

Con todo esto, Lorenzo Silva es capaz de tejer una maraña que envuelve al lector y lo transporta a una zona tan peculiar de nuestro territorio en el que conviven el paro endémico y el dinero fácil, las potentes lanchas de los narcos, la indiferencia de la mayoría de la población y la hostilidad abierta de una parte de ella, con el hastío y a veces la impotencia de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, que se ven desbordados en medios y simpatía del entorno.

No es de extrañar que el tono cínicode Bevilacqua se vea aquí azuzado, para goce del lector que desgrana las páginas con rapidez mientras el caso se desenreda poco a poco. Recordemos que la serie no es un whodunit al uso, no hay un detective maestro que reúne a los sospechosos para dar con el culpable entre giros rocambolescos de guión, sino que más bien el lector va descubriendo las cosas al mismo ritmo que los protagonistas. 

Una novela notable y recomendable, como todas las que he tenido ocasión de leer de Lorenzo Silva.

 


Círculo de Lectores ofertaba Lejos del corazón junto a un librito de relatos, a modo de bonus track. Una oferta imposible de pasar por alto. Tantos lobos es un tomo pequeño con un puñadito de relatos cortos de los mismos protagonistas, en el que Lorenzo Silva pone el foco en los peligros que los adolescentes y los jóvenes se encuentran en nuestra sociedad actual. Relatos que de una forma u otra pueden resultar incómodos de leer, por lo cotidiano de los hechos que narran y por la fragilidad de las víctimas. 

Ya sea juntos o por separado, Lejos del corazón y Tantos lobos.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

La torre oscura

 Un niño tiene sueños recurrentes de sitios en los que ha estado y personas a las que no conoce. Incluso sueña con humanoides sin rostro. Cuando se despierta, asustado, dibuja como poseído lo que recuerda. El corcho de la pared de su habitación ya está repleta de esos dibujos apresurados. 

Si uno se fija con atención, hay dos elementos que se repiten una y otra vez: una gran torre y un hombre que viste de negro. 

La torre oscura es la adaptación al cine de la serie de novelas de fantasía de Stephen King con el mismo título. Bueno, en realidad es la adaptación de su primer volumen, El pistolero, publicado en 1982 (el último de la serie lo fue en 2012, según Wikipedia). 

 



Una historia de universos paralelos, magia y fantasía, con un poquito de ciencia ficción (los portales que permiten viajar entre mundos). Una torre bajo asedio, de cuya integridad depende la supervivencia de todo el multiverso. Una orden de caballeros para defenderla, con pistola y gabardina en lugar de lanza y armadura. Y un Hombre de Negro que maneja la magia a su antojo y que busca la extinción de los pistoleros y la caída de la torre para reinar supremo. 

La historia promete. No podía ser de otra forma, estando detrás la mente de Stephen King, capaz de transformar la más anodina anécdota en una historia de suspense y fantasía. Vale, patina a veces y sus últimas obras no son más que sombras de los clásicos que marcaron una época, pero sigue siendo uno de los autores más vendidos. 

Un niño, unos padres, unos educadores sociales que no son lo que parecen... más ingredientes para el plato.

Y dos actores sobre los que gira todo: el siempre solvente Idris Elba y un Matthew McConaughey que en los últimos años se está ganando el respeto que le faltó al inicio de su carrera. El primero no decepciona como el último pistolero, pero Matt patina también como el bueno de King, demasiado histriónico en su papel y transmitiendo en contadas ocasiones el poder y la maldad que se le supone. 

 


Cojea un poco la historia, que uno se imagina más épica de lo que al final nos vamos a encontrar, y la película no llega a remontar el vuelo y convertirse en algo más que un entretenimiento apenas destacable entre todo el mar de opciones que tiene el espectador. 

Se agradece el metraje, apenas hora y media, y por lo menos no hay tramos infumables. 

La torre oscura está un escalón por encima de ser un bodrio, pero es un quiero y uno puedo un tanto decepcionante, porque el personaje del pistolero merecería alguna secuela. 

La película cotiza hoy a 5,6 en imdb.

domingo, 20 de diciembre de 2020

Toy story 4

Los juguetes más famosos del mundo nos han dado una serie de películas bastante buenas, desde la primera Toy Story, que fue una revolución en la animación en 1995, cuando todavía la gran mayoría de la animación era un trabajo artesanal que se hacía a mano. Un exitazo de crítica y público. 

La segunda parte, Toy Story 2, solo tardó cuatro años y apareció en 1999. Repetía una fórmula de éxito, pero no pudo hacerse con un hueco en nuestra memoria (por lo menos en la mía...). 

Más de una década después, en 2010, llegó Toy Story 3, en la que los juguetes se hicieron mayores y nos dejó una película sobre la amistad que nos acompañará siempre, a pesar de tener ya una cierta edad. Fueron once años de espera desde la segunda parte, pero mereció la pena. 

 

 

Y casi otra década después, en 2019, aparece Toy Story 4. Mucho ruido, pero pocas nueces, se podría decir. Una vez más, los responsables de una franquicia de éxito no saben dejarlo cuando están en la cima y vuelven para un puñado de nostálgicos que, en su gran mayoría, se ven decepcionados. 

La historia no acaba de enganchar y no se ve un personaje de los nuevos que pueda hacer sombra en carisma a los que tantos años nos han acompañado. Sí, hay detalles que siempre están ahí. Sí, hay villanos, en este caso villana con sicarios, que en algún momento quiere acercarse a dar miedo. Pero, ¡ay!, nada da más miedo que un oso rosa. 

 

Hay un nuevo tarado en la ciudad
 

No me atrevo a calificarla de prescindible, eso sería infustificado y excesivo, pero no está a la altura a pesar de lo dura que la dulce pastora Dorry se ha vuelto, demostrando que las niñas no necesitan un príncipe encantador ni un sheriff de brillante estrella para encontrar su camino. 

La elección final de Woody es bastante previsible y la escena lacrimógena de la película no tiene ni de lejos la misma fuerza de la del incinerador en Toy Story 3

Queda, sin embargo, los mensajes del valor de la amistad y del poder de la imaginación de un niño, capaz de dar vida y querer a alguien tan extraño como Forky. 

 

Fiel hasta el final
 

No sé si habrá Toy Story 5, pero creo que si lo están pensando, como mínimo se lo tendrían que replantear. En imdb tiene hoy un 7,8 que, siendo notable, le da el cuarto lugar en el orden de preferencias de la saga. Vale, que si hay una quinta parte habrá dinero a patadas, pero también más grietas en el legado que los juguetes habían conseguido construir. 


domingo, 13 de diciembre de 2020

Antihielo

En una historia alternativa de nuestro siglo XIX, la atracción gravitatoria de la Tierra ha capturado un asteroide del que, con el tiempo, se desprende un fragmento que va a caer en la Antártida y en manos del Imperio Británico, la entonces potencia hegemónica del planeta. 

Pocos pueden sospechar que entre estos restos se encuentra una sustancia que acelerará hasta límites insospechados la incipiente Revolución Industrial. Una sustancia que recibe el nombre de antihielo y que, al contrario que el agua sólida, al calentarse desprende energía en cantidades inimaginables. 

Las cabezas pensantes más privilegiadas del Imperio buscan y encuentran  multitud de aplicaciones para tan maravillosa sustancia. Muchas de ellas son pacíficas y empujan el imparable avance científico y económico de los británicos, sosteniendo su posición como primera potencia mundial. Otros defienden su uso como arma en conflictos bélicos.

 

Portada con sabor clásico


Antihielo comienza en una época posterior a la Guerra de Crimea, donde finalmente los partidarios de la utilización del antihielo como arma han conseguido convencer a los mandatarios británicos. El resultado, que aún horroriza al mundo, es un número ingente de muertos y una implacable desolación en el lugar de su uso. Los defensores de la idea argumentan que el ahorro de vidas ha sido considerable y que la guerra se ha acortado considerablemente. 

Por supuesto, el monopolio del antihielo, celosamente protegido por los británicos, es envidiado por el resto de las naciones de la Vieja Europa, sobre todo por Francia y Prusia, enzarzadas en un conflicto bélico que marcará la historia de estos imperios. 

Un patriota o, depende del prisma por el que se mire, delicuente, sabotea la nave voladora Faetón, propiedad del inventor Sir John Traveller, y encerrado en la cámara de pilotaje, pone rumbo a la Luna. El propio Traveller, acompañado por su sirviente Pocket, el señor Vicars y el periodista Holden, luchan por conseguir de nuevo el control de la Faetón y de volver a la Tierra, no sin antes surcar el espacio y alunizar, ver criaturas maravillosas y conseguir el material necesario para la vuelta. 

 

Lo que me gustó de Antihielo es la descripción de una tecnología maravillosa basada en el anthielo y el vapor, con una evidente analogía con la radiactividad, pero contenida a un científico siglo XIX. El viaje a la Luna se queda en una mera anécdota, a pesar de trancurrir durante una parte apreciable de la novela. Y el inicial marco ucrónico se queda solo en una referencia marginal utilizada solo para centrar la que me parece la idea central de la novela: la crítica de la posesión del avance tecnológico en manos de unos pocos y las consecuencias de que se utilicen para fines discutibles. 

Como suele ser habitual en este tipo de historias, los personajes son también accesorios y, después del tiempo que hace que he leido la novela, apenas permanecen en el recuerdo. 

No obstante, al ser una novelita corta, se lee rápido y es recomendable para familiarizarse un poco con el steampunk. Revisando la nota que le dí al finalizar, me reafirmo en ello: un seis alto. 

Vamos, que he leído cosas bastante mejores, pero al mismo tiempo me entretuvo.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Joker

Con la frecuencia actual de actualización del diario, de más o menos una entrada a la semana, se viene acumulando mucho retraso y comentamos cosas que hemos visto, leído o escuchado hace por lo menos un año. 

Es el caso de Joker, una película que armó mucho revuelo a finales de 2019, cuando los tiempos eran más felices. Tuve la ocasión de verla con dos de esos amigos que, por mucho tiempo que pase sin verlos, es como si hubiera pasado solo un rato. Decíamos ayer, como fray Luis.... 

A diferencia de otras muchas ocasiones, el cine estaba prácticamente a rebosar, a pesar de que la sesión era, si no recuerdo mal, la última de la noche. Quién nos iba a decir que apenas un año después, ibamos a estar como estamos... Pero esta es otra historia que no tocaré aquí.

Joker es una revisitación, y van...., del icónico personaje de DC Comics y archienemigo de Batman. En esta ocasión, Arthur Fleck es un desgraciado que trabaja de payaso - anuncio en una empresa de mala muerte y vive con su madre, ya anciana y con  unos recuerdos que ponen en duda su salud mental, en un edificio de apartamentos que no es, digamos, de lo mejor de la ciudad. 

 


 

Arthur debe lidiar con su enfermedad mental, que le provoca irresistibles ataques de risa en situaciones de estrés, lo que a menudo le hace acreedor de duras miradas, cuando no de agresiones, por los que le rodean y no entienden su situación. Tan agudos son esos ataques de risa que no puede hablar, por lo que lleva una tarjeta en la que se puede leer su dolencia, en un intento de que los demás puedan entenderle, llegado el caso. Quizá por esta situación, Arthur es también una especie de fumador compulsivo. 

Pero Fleck tiene también un sueño: hacerse un nombre en el circuito de monólogos humorísticos de la ciudad. Apunta con gran disciplina los chistes que se le ocurren, añadiendo sin parar nuevas ocurrencias a su repertorio. Su sueño, la fama y el reconocimiento de los demás como un gran cómico, quizá le sirva para que su vecina se fije en él y, quizá, lleve su relación a un nivel más íntimo.

La película se desarrolla en un ambiente bastante claustrofóbico, siempre centrada en Arthur y sus paranoias. A medida que el metraje va avanzando, el espectador distinguirá lo que es real de lo imaginado, llevándose alguna que otra sorpresa. Aunque la que supone el origen del propio Arthur será una de las mayúsculas.

 

Arthur está muy mal...

 

Aunque el peso lo lleva Joaquin Phoenix casi en su totalidad, aparece también un actor de prestigio como Robert de Niro. Aunque Robert está dilapidando cada vez más este prestigio construido durante décadas a costa de engrosar la cuenta corriente participando en películas de dudosa solvencia, en Joker está bastante bien en el papel de Murray Franklin, un presentador de late show al que invita a Arthur. 

A partir de ahí, todo se desmelena en un final excesivo que poco tiene que ver con el resto bastante más contenido de la película. Supongo que es como el propio Joker, que finalmente se desmelena. 

Discrepo mucho con los que ponen a la película por las nubes. Sin la grandiosa interpretación de Joaquin Phoenix, no sería otra cosa que una película más en la lista de estrenos anuales. Le reconozco sin embargo la originalidad de su propuesta entre las películas de superhéroes de los últimos tiempos. Primero por centrarse en la génesis de uno de los villanos más reconocibles e icónicos del mundo del cómic. Segundo, por ser una película muy centrada en los entresijos de la mente que llevan a un personaje tan desmesurado. 

 

Tiene el ritmo en la sangre

Por supuesto, la escena de Fleck bajando las escaleras en un colorido traje y bailando una coreografía cada vez más espasmódica, se ha ganado por derecho un lugar en la historia del cine y ya ha sido parodiada en múltiples ocasiones.

En imdb tiene hoy una puntuación de 8,5. Excesiva para la película, insuficiente para el inmenso trabajo del actor protagonista.

domingo, 29 de noviembre de 2020

La leyenda de Tarzán

Tarzán, el hombre mono, el personaje creado por Edgar Rice Burroughs, sigue dando que hablar todavía en el bien avanzado siglo XXI, con una nueva recreación cinematográfica. 

Tarzán es, como poco, un personaje polémico que puede ser acusado de racista o supremacista blanco, puesto que siendo el retoño de unos nobles ingleses, no solo se encarama a lo más alto de la jerarquía de una tribu de grandes monos antropoides, sino que siempre se muestra superior a los pueblos africanos que le rodean. Es, por supuesto, hijo de su tiempo, habiendo sido creado a principios del siglo XX. Por eso mismo, puede ser un tanto injusto juzgarle con los ojos de hoy. 

 


Adaptado en infinidad de ocasiones con mayor o menor fortuna, al cine, al tebeo o a la televisión, ha sido encarnado por Johnny Weismuller, Casper Van Diem, Lex Barker, Christopher Lambert o Elmo Lincoln (en la primera adaptación de 1918, apenas seis años después de su debut literario). 

La leyenda de Tarzán es una adaptación digna, tanto del personaje como de los tiempos que corren. Protagonizada por un solvente Alexander Skarsgard, cuenta con Margot Robbie como Jane y Samuel L. Jackson en un personaje poco comprensible y que lo más seguro esté diseñado para el actor, porque de verdad que no tiene mucho sentido. 

 


No hay película de aventuras en general, o de Tarzán en particular, sin que haya un malo. En este caso tenemos al siempre solvente Christoph Waltz, en el papel de un enviado del gobierno belga para asegurar que el flujo de diamantes no se interrumpa en el Congo, cueste lo que cueste desde el punto de vista humanitario. 

Por la trastienda de La leyenda de Tarzán discurre el fantasma del genocidio del Congo, uno de los pasajes más oscuros y vergonzosos de la Historia de la Humanidad, con el rey Leopoldo, un criminal a la altura de los Hitler o Stalin de turno, haciendo y deshaciendo en la colonia como si fuera el patio de su casa (en realidad así era, pues era un feudo personal). Y como contrapunto, como tanto gusta en estos días, la altura moral del héroe europeo que redime a todo el pueblo. 

 

Si quiere un malo, ponga un Waltz en su vida

Una película con un metraje menor de dos horas, entretenida, con una fotografía espectacular como no podía ser de otra forma, pero hasta cierto punto fallida. Entre otras cosas porque el protagonista no consigue conectar con el espectador, o al revés, y la película se convierte en imágenes que transcurren sin llegar a tocar ninguna fibra. Por suerte, Alexander es mejor actor que Casper y carece de la cara de panoli de Christopher Lambert. 

 

 Buena para pasar una tarde o, como fue mi caso, una solitaria noche de hotel, pero no va a pasar a la historia. En imdb tiene hoy un más que digno 6,2. No está mal para lo que es la película. 

¿Pero qué pinta Samuel L. Jackson en esta película?

 

sábado, 14 de noviembre de 2020

Los sustitutos

En un futuro cercano, la Humanidad está prácticamente aislada en sus casas mientras viven sus vidas a través de unos robotos que manejan a distancia, de tal forma que pueden hacer todo lo que harían en la realidad. 

Las calles de las ciudades están repletas de cuerpos artificiales, los soldados luchan las guerras también de forma virtual, cambiando de cuerpo a cuerpo a medida que los enemigos los están abatiendo. Cuerpos de todas las formas, tipos y colores. Cuerpos que varían en la medida en que el propietario se gasta dinero en el básico y en los añadidos. Cuerpos muy sencillos, prácticamente inexpresivos, por unos pocos dólares, hasta sofisticados cuerpos destinados a la policía, con actividades atléticas mejoradas. 

 


Usted será todo lo que haya podido soñar, siempre y cuando se rasque el bolsillo lo necesario. Con la ventaja de que tendrá la seguridad de no sufrir lesiones, ni muerte violenta.

Las personas, en el interior de sus casas, viven enganchadas a estos cuerpos hasta el punto de tener una dependencia, más psicológica que física, una existencia gris lejos del colorido de la que viven a través de sus dobles. 

No obstante, no todo el mundo es así. Existen grupos de fundamentalistas que rechazan totalmente el uso de cuerpos huéspedes, viviendo en barrios marginales en los que la presencia de personas sintéticas está prohibida de facto, y en los que ni siquiera las autoridades tienen interés en entrar o actuar. 

Es en este mundo en el que vive el inspector Greer, que vive con su mujer Maggie, adicta a vivir su vida a distancia tras la traumática muerte de su hijo. Greer está atormentado por no haber podido proteger a su familia, y con un permanente dolor del estado en el que se encuentra su esposa, siempre encerrada en su habitación mientras trabaja y se relaciona con gente a distancia. 

 

Reseteo del sistema
 

Todo se vuelve del revés cuando se suceden diversas muertes de personas a través de una descarga transmitida por el vínculo con su sintético. Durante una persecución se interna en uno de los barrios de fundamentalistas, donde su sintético es destruido por la turba enfervorecida. Greer se verá obligado a vivir de nuevo la vida en primera persona, con el riesgo que eso conlleva en su profesión. 

No solo resolverá la investigación (con algún giro más o menos previsible), sino que volverá a descubrir lo bello que es vivir la vida en primera persona, sin intermediarios. Al final de todo, será toda la Humanidad la que descubrirá todo aquello que perdió por un afán de seguridad que hizo a las personas vivir con una muleta virtual. 

 

Es de palo

 

Como en las buenas historias de ciencia ficción, Los sustitutos tiene un claro mensaje de esperanza. La cosa es que cómo siendo una película de 2009 me ha pasado desapercibida hasta que la vi en una de las cadenas que emite Telecable. 

Entretenida y agradable de ver, tiene hoy una nota de 6,3 en imdb que se antoja un tanto escasa. 

Vedla. Pasaréis un buen rato. Y la cara de palo de Bruce Willis cuando interpreta al sintético, solo se diferencia de la cara de palo de Bruce Willis cuando interpreta al personaje real porque se le ven las arrugas y no tiene pelo....

Rejuvenecido


sábado, 7 de noviembre de 2020

El halcón maltés

Cuando los caballeros hospitalarios de San Juan de Jerusalén fueron expulsados de la isla de Rodas, el Emperador Carlos V, paladín de la cristiandad, les ofreció la isla de Malta como base para establecerse en una zona especialmente estratégica y castigada por los piratas argelinos. Allí estuvieron durante siglos e incluso repelieron un asedio brutal a mediados del siglo XVI. 

Esto es lo que dice la Historia. Lo que no cuenta, es que los caballeros decidieron pagar la generosidad del Emperador pagándole con un ave de presa, un halcón en concreto. Pero no un halcón cualquiera, lo que hubiera sido un insulto para el Emperador y también para ellos. El halcón debería ser digno de valer lo mismo que la isla en que se encontraban. Lamentablemente, el rastro de ese halcón desapareció entre las brumas del tiempo. 

 

El objeto del deseo

 

Casi quinientos años después, el bueno de Sam Spade se ve envuelto en un turbulento negocio que comienza el día en el que una chica despampanante entra en su despacho y le propone un caso que no va a rechazar. Todo se complica desde el mismo inicio, cuando su socio es vilmente asesinado en la calle, haciendo una guardia que debería haber hecho Sam. 

Y esto es solo el principio: una chica, un hombre desconocido que permanece escondido, un griego, un capitán de barco, un ricachón, unos matones, los polizontes que buscan meter las narices donde nadie les ha llamado.... 

El halcón maltés es un clásico del autor de novela negra Dashiell Hammett, publicada en 1930. Una lectura rápida y ligera, pero que además consigue mantener el interés hasta el final y consigue que el lector empatice con Sam Spade, un hombre que, por decirlo con suavidad, no es un dechado de virtudes a los ojos de la sociedad actual, pero que en la época en la que fue escrita la novela era todo lo que un hombre podía desear ser: duro, cínico, valiente, fuerte y se llevaba a las chicas de calle. 

 

Un rostro para la historia

Un producto de su tiempo, al fin y al cabo, que se ha convirtió en icono cuando tomó prestado en 1941 el rostro de Humphrey Bogart, estrella rutilante del cine por aquel entonces, a las órdenes del gran John Huston. Una adaptación fiel a la novela, transcribiendo las situaciones y los diálogos, casi palabra por palabra, con momentos míticos como esa humillación a Joel Cairo (un Peter Lorre gran candidato a ser humillado) por parte de Sam Spade, o la confrontación entre todos los aspirantes a poseer el legendario halcón. 

 

Demasiados dueños para algo tan pequeño

 

Cualquiera de las dos obras, la original o la adaptación al cine, merece mucho la pena, aunque más de 75 años no pasan en balde y haya podido envejecer de una forma cuestionable. Por eso deberemos aislarnos de nuestra mentalidad actual y disfrutar de la lectura o el visionado sin prejuicios, la historia por el placer de la historia. Seguro que será un buen rato.

sábado, 31 de octubre de 2020

Cánticos de la lejana Tierra

Cánticos de la lejana Tierra es una interesante obra de ciencia ficción del autor clásico Arthur C. Clarke, algunas de cuyas obras ya he comentado por aquí. Esta que nos ocupa hoy trata de la exploración y colonización del espacio por la raza humana, después de que una catástrofe solar arrasara con todo el sistema.

Un día la nave Magallanes, con un millón de colonos criogenizados a bordo, llega a la órbita del planeta Thalassa, fruto de uno de las primeras oleadas colonizadoras desde la Tierra, aunque en lugar de criogenizados, los futuros habitantes fueron creados mediante ADN codificado y luego educados por máquinas en un entorno libre de prejuicios. 

 

El libro

 

Por eso la sociedad de Thalassa, un planeta cubierto por agua en casi la totalidad de su superficie, en la que vive un pequeño número de colonos, es bastane diferente a la de sus visitantes. Guarda cierto parecido con la sociedad hawaiiana del siglo XX, liberal, igualitaria y aparentemente despreocupada. 

Necesitada de reparaciones, la nave Magallanes despierta a un cierto número de tripulantes necesario para llevar a cabo los trabajos. Estos tripulantes bajan a Thalassa y se dan de bruces con esa cultura y comprueban el contraste con la suya propia, más jerarquizada y tradicional. 

A pesar de los prejuicios y lógicas precauciones de ambos grupos, no dejan de pertenecer a la misma especie y pronto aprenderán a colaborar y aprender unos de otros, hasta que la Magallanes, no sin cierto alivio de los thalassanos, parte hacia su destino. 

Como novela, Cánticos de la lejana Tierra es más amena que, por ejemplo, Cita con Rama, pues no tiene tanta carga teórica como ésta, cuyo interés se centra en la descripción del objeto en sí, más que en los personajes. No obstante, Cánticos de la lejana Tierra  tampoco es una novela en la que los personajes sean el centro, siendo poco más que perfiles y arquetipos. 

 

Otra vez el libro

 

Me queda mucho por leer de Clarke, pero hasta ahora me da la sensación de que en su obra priman las historias sobre los personajes, lo que tampoco es demasiado nuevo en autores de la Edad de Oro de la Ciencia Ficción, aunque la novela de Clarke se publicara en una fecha tan tardía como 1986.

El interés de esta novela se basa en los problemas y dificultades de un encuentro de civilizaciones interestelares, aunque en este caso, con la misma raíz a pesar de que se hubieran separado del tronco común muchos años antes. 

El disco

 

Para el aficionado menos fanático, Cánticos de la lejana Tierra fue fuente de inspiración para el album homónimo del gran Mike Oldfield. De hecho, yo he visitado el libro gracias a conocer y disfrutar del disco.

Lo dicho, entretenida y recomendable para los aficionados a la ciencia ficción clásica, aunque seguramente se pueda encontrar un puñado de obras más destacables que esta. 


Clarke


domingo, 25 de octubre de 2020

Chernobyl

En 1986 saltaron todas las alarmas en Europa cuando una estación en Suecia detectó altos contenidos de radiación en la atmósfera. Pronto el mundo descubrió que en la Unión Soviética había sucedido un accidente en una de sus muchas centrales nucleares, en concreto en la de Chernobyl. Como práctica habitual en todas las épocas cuando está en medio un gobierno autoritario (y alguno que se autoproclama adalid de la Democracia) los hechos permanecieron ocultos tras una red de mentiras y medias verdades que tardaron décadas en ser desenmarañadas. 

 



En resumen, un fallo humano durante el transcurso de una pruebas realizadas en un tiempo poco habitual, deriva en el calentamiento del reactor hasta un punto de no retorno que provocó una explosión tan potente que lanzó por los aires la cobertura de grafito y reventó la cubierta protectora del reactor.

Las autoridades locales tardaron un tiempo precioso en actuar y en avisar a la población, causando un daño irreparable a largo plazo. Los bomberos, que fueron los primeros que se encontraron con todo el pastel, sufrieron graves daños y quemaduras como consecuencia de la radiación por contacto con los fragmentos de grafito que rodeaban la instalación. Los habitantes de la localidad cercana sufrió también graves enfermedades de evolución lenta, debido a la radiación recibida mientras observaban desde la distancia, asomados a un puente, las llamas del incendio de la central. 

La sala de control, hoy destino turístico

 

A partir de entonces, todo fue una huida hacia adelante. Mientras el régimen trataba de minimizar los efectos, se producía una carrera frenética para solucionar los riesgos más urgentes y cubrir todo el reactor con un gran sarcófago de hormigón, el equivalente nuclear a barrer debajo de la alfombra. 

Un ejército de liquidadores trabajó sin descanso para contener el desastre, con un potencial destructivo como no se había visto en época de paz. Muchos de ellos murieron años después, víctimas del cáncer. Trabajaron en condiciones extremas (imposible olvidar al grupo que se adentró en la central, con agua radiactiva hasta las rodillas, con la misión de abrir las válvulas que permitieran desaguar; por raro que pueda parecer, sobrevivieron), como la limpieza de escombros de una azotea en la que podían estar trabajando apenas unos segundos sin riesgo a recibir una dosis mortal de radiación. 

 

Scherbina (i) y Legasov (d)
 

El mundo nunca agradecerá suficiente a este ejército de voluntarios o involuntarios. La Madre Patria les pagó con unos rublos y una medalla, de las más bonitas que he podido ver: una gota de sangre por la que cruzan las trayectorias de las partículas radiactivas alfa, beta y gamma. Tengo la suerte de tener una en mi casa, probablemente falsa, pero sirve de recordatorio. 

¿Es o no bonita?

La serie de HBO, con apenas cinco capítulos, muestra los entresijos técnicos y políticos del momento. Con una estética soviética y unas actuaciones grandiosas de prácticamente todo el elenco, pero sobre todo de Jared Harris (el miembro del comité de investigación, Valery Legasov) y de Stellan Skarsgard (vicepresidente del consejo de ministros en aquel tiempo, Boris Scherbina). Me es imposible no acordarme de aquella maravilla que fue The americans

No obstante, Chernobyl no es la historia de Legasov y Scherbina, sino de todos y cada uno de los que allí trabajaron y, muchos de ellos, murieron. El elenco de secundarios es también sublime: Paul Ritter consigue ser odioso en el papel de Dyatlov, el verdadero culpable de la catástrofe.

Aparentemente sencilla, Chernobyl tiene la capacidad de mantener al espectador pegado a la silla y queriendo más al final de cada capítulo. Pocas veces he visto una serie con esa capacidad. Evidentemente no soy el único: hoy puntua 9,4 en imdb. 

Absolutamente recomendable para estas tardes de otoño - invierno que están por venir.


domingo, 18 de octubre de 2020

Horizontes de grandeza

 Horizontes de grandeza es un clásico del cine del oeste, como llamábamos los niños del siglo pasado a las películas que ponían los sábados en Sesión de Tarde de La1 (la que había, vamos) y que luego representábamos con los clicks de famobil. 

Aunque la he visto varias veces, la verdad es que no la recordaba como recuerdo otras, hasta que la volví a ver hace unos meses y redescubrí esta joya de William Wyler. 

El capitán (de barco) James McKay llega del Este para encontrarse con su prometida Patricia, hija del mayor Terrill. Desde el principio, con la llegada de la diligencia de McKay, nos damos de bruces con la realidad de la diferencia tremenda entre el refinado y culto Este con los territorios inmensos de la gran llanura de los territorios de frontera, el Oeste de toda la vida. 

 


El culto y tranquilo James llegará a la casa de su prometida, un enorme palacio construido en mitad de la nada y rodeado por los territorios de pasto de ganado, en medio de una guerra con la familia Hannassey, con cuyos vástagos se encuentra la pareja en el camino a casa y termina con el capitán McKay por los suelos arrado por el caballo del mayor de los Hannassey. 

Todos se irán dando cuenta de que el personaje es algo particular. Siempre tranquilo, apaciguado e indiferente a lo que los demás piensen de él, lo que termina sacando de quicio a su prometida hasta el punto de replantearse el compromiso, porque la reputación personal lo es todo en los territorios de frontaera y un hombre vale lo que vale su brazo y su habilidad para hacerse respetar. 

Al capitán McKay solo le importa lo que piensa él mismo, y el espectador lo verá en tres hechos fundamentales:

  • La excursión que hace al principio de llegar a la casona que provoca que todos los hombres del Mayor salgan al caer la noche, pensando que se lo encontrarán poco menos que muerto. Con lo que no cuentan es con que el capitán está acostumbrado a pasar noches al raso y orientarse por las estrellas en sus largas noches de navegación. Por eso la sorpresa es mutua: la del capitán porque se ha montado tanto revuelo y la de sus rescatadores porque está sano, salvo y tranquilo.
  • La doma del caballo salvaje que le ofrece el capataz Leech, que además no oculta su desprecio por el capitán. Este se huele la tostada y rehúye el enfrenamiento, pero cuando se queda solo se dirige al establo y con la ayuda de Ramón se monta una y otra vez después de cada dura caída hasta que el caballo acepta a su jinete. Sorprende que además prohíbe a Ramón hablar con nadie del tema.
  • La interminable pelea a puñetazos con Leech, en el que ambos quedan derrengados pero con el capitán triunfante una vez más. Pero a solas, siempre a solas.
 Gregory Peck convierte a este capitán James McKay en un personaje memorable de la historia del cine, a la altura de otros grandes personajes que defienden sus ideales, como el Jurado nº8 (Henry Fonda de Doce hombres sin piedad) o Atticus Finch (otro de Gregory Peck de Matar a un ruiseñor)
 

El hombre y la razón, frente a frente


Esta historia de firmeza y principios personales está trufada con el desamor y la vuelta al amor con Mrs. Maragon (casualmente la dueña del único abrevadero que hay en millas a la redonda y que permite usar a ambos ganaderos rivales) y la guerra entre familias que está a punto de terminar en un baño de sangre.  

Horizontes de grandeza es una película de personajes y actores, a pesar de la grandiosidad de los escenarios naturales en los que está rodado. Grandísimos actores princpales, como Gregory Peck y Jean Simmons, y grandísimos actores secundarios como Carrol Baker, Chuck Connors, Charles Bickford y, sobre todo, Burl Ives, al que recordamos como el padre de Paul Newman en La gata sobre el tejado de cinc

Hoy en imdb puntúa 7,9. Poco me parece para este películón de 2 horas y 46 minutos de metraje. Así que comprad provisiones y haced el visionado que merece.

lunes, 12 de octubre de 2020

Superhéroes a la española: Anacleto y Superlópez

Llevamos una serie de años de sobredosis de superhéroes, tanto en la pequeña como en la gran pantalla. Este desparrame actual viene desde finales del siglo pasado y primeros años de este siglo XXI, con las películas del Spider-Man de Sam Raimi y los mutantes de las tres primeras películas de X-Men. Antes, cada una de ellas era un fenómeno anual; ahora hay dos, tres o cuatro películas cada año y cada una de ellas factura cientos de millones de dólares. 

Era cuestión de tiempo que los personajes de comic patrio, de tebeo, vieran la luz en adaptación cinematográfica. Hasta ahora, solo los omnipresentes Mortadelo y Filemón y ese torbellino gemelar que forman Zipi y Zape habían sido adaptados, con fortuna desigual. 

Ya no están solos: Anacleto y Superlópez han llegado a la gran pantalla. 

Anacleto, además de ser el apodo de Pau Gasol en Zoom, es un agente secreto al estilo de James Bond, con traje negro, pajarita, pistola automática y el toque del cigarrillo permanentemente pegado a los labios. En la adaptación cinematográfica tiene el rostro de Imanol Arias, estrella de nuestro cine y nuestra televisión salpicado por un conflicto con Hacienda (pero esa, amigos, es otra historia). En el tebeo, Anacleto es una creación de Vázquez, hermano de Las hermanas Gilda o de La abuelita Paz.

 

 

No nos engañemos, Anacleto es una máquina de matar, capaz de acabar con un buen puñado de enemigos de las formas más peculiares que uno pudiera imaginarse. 

También tiene un hijo, Adolfo (Qim Gutiérrez), con un trabajo gris que oculta sus verdaderas capacidades... como asesino. Adolfo, digno hijo de Anacleto, está destinado a sucederle como agente secreto en servicio. Pero antes deberán detener al malvado Vázquez (Carlos Areces), mientras por el camino rescatan a Katia (Alexandra Jiménez).

 



Obviando la cosa de que se trata de la adaptación de un tebeo, Anacleto es una decente película de acción, que entretiene más de lo que se supone que va a hacer. En imdb tiene hoy una nota de 6,1, que visto lo visto, no está nada mal. 

Superlópez, por su parte, es un superhéroe con bigote que viene del planeta Chitón y trabaja en Barcelona. Ha intentado pasar desapercibido, pero los hechos no hacen más que tirar de él para sacarlo a la luz. Tiene el rostro del queridísimo (para algunos) Dani Rovira. Alexandra Jiménez hace doblete poniendo cara a Luisa Lanas y Julián Gómez es Jaime, el amigo de López. 

En el bando de los malos tenemos a Ferrán Rañe, como Skorba, y Maribel Verdú como Ágata Muller. 

Visualmente, Superlópez resulta mucho más colorida que Anacleto, con un humor más grueso y algunos toques  de efectos especiales (los super robots), pero el resultado es bastante más desigual. Menos redondo, si queremos decirlo así. En imdb tiene un 5,3, lo que no es para tirar cohetes precisamente, aunque se trate de un aprobado. 

 

 

Seguro que si eres un nostálgico de cuarenta y tantos años, te habrá gustado. O, al menos, te habrá tocado la fibra de algún recuerdo. 

Es una pena lo de Superlópez. Estaría bien ver en carne y hueso al Supergrupo. Y la verdad es que esa escena final en el que aparece uno de los Chupópteros del Señor de los Chupetes, también prometía a los nostálgicos de la obra en papel de Jan.

sábado, 26 de septiembre de 2020

La gran estafa americana

Algunas veces, solo algunas y cada vez con menos frecuencia, aparece una de esas películas que recuerdan a las grandes del cine. Son oasis de luz en un desierto de revisitaciones de obras antiguas que no han pedido que se las vuelva a interpretar, franquicias de superhéroes más o menos acertadas y, muy de vez en cuando, alguna idea original. 

 


La gran estafa americana es una de esas. Una película con un reparto más o menos coral de estrellas del celuloide: Christian Bale, Amy Adams, Jennifer Lawrence, Bradley Cooper, Jeremy Renner... y Robert de Niro. Un argumento cercano a El golpe, gran clásico que está a años luz de lo que estamos hablando. 

Irving Rosenfeld (Christian Bale) es un estafador de poca monta, casado con Rosalyn (Jennifer Lawrence), que conoce a Sidney (Amy Adams) con la que no tarda en formar pareja profesional y sentimental mientras van haciendo dinero a costa de incautos. 

El ambicioso agente Richie DiMaso (Bradley Cooper) se cruza en su camino y ve en ellos una oportunidad de comenzar su ascenso a los cielos del Departamento, así que los conmina a colaboraar con él en sus investigaciones para detener a corruptos con las manos en la masa. 

 



Llegan a arruinar la vida del alcalde e ídolo popular Carmine Polito (Jeremy Brenner), con el que tanto Irving como Amy habían llegado a congeniar de una manera más o menos sincera, y se ven envueltos en un lío con la mafia que pondrá en riesgo sus vidas y las de aquellos que se encuentran cerca. 

Así que entre ambos deben tejer un plan que les permita sobrevivir a los sicarios de la mafia y librarse por fin del agente DiMaso, porque de otra forma no les dejará rehacer sus vidas. 

Además de la historia en sí, que es realmente interesante y en algunos momentos incluso sorprendente, llama la atención la caracterización de los personajes, sobre todo de lo smasculinos. Son producto de su época, los años setenta del siglo pasado, en los que las chaquetas de amplias solapas y los pantalones de campana eran lo más en cuanto a estética masculina. Eso y el cuidado del cabello, algo especialmente llamativo en el personaje de Bradley Cooper y esos ricitos esculpidos en el baño de la casa de su madre, uno a uno, con mucha laca y fijador. 

 



Pero la transformación más asombrosa es la de Christian Bale para el papel de Irving. Vale que ya nos tiene acostumbrados con los cambios extremos, desde la delgadez de El maquinista hasta la musculatura trabajada de la trilogía de Batman, pero en esta ocasión el maquillaje ayuda a casi hacerlo irreconocible. 

Todo junto da un resultado bastante apreciable y entretenido que hoy tiene un 7,2 en imdb y que seguro merece algo más y una oportunidad de visionado.

lunes, 14 de septiembre de 2020

Ballers (T1 a T5)

El fútbol americano es un deporte en alza en Europa en cuanto a número de espectadores, no creo que tanto en cuanto a número de practicantes. Un deporte que cuesta un poco de entender, con múltiples variantes tácticas, partidos que están divididos en cuatro cuartos de quince minutos cada uno, pero que debido a los continuos parones se van de largo más allá de las tres horas de duración. La gran final de la NFL, la Super Bowl, es uno de los acontecimientos televisivos más importantes del año, con miles de millones de espectadores y con la publicidad batiendo registros de cotización de los espacios publicitarios. 

 


 

Spencer Strasmore es un ex-jugador de fútbol americano que se gana la vida como representante de jugadores junto a su socio Joe, trabajo que es de todo menos sufrido: buenos trajes, coches de lujo, fiestas, chicas, alcohol... y analgésicos, por lo menos en el caso de Strasmore. Los años de competición, golpes y lesiones han pasado factura a su cuerpo y se ha vuelto adicto a las pastillas (como el doctor House, pero en grande). 

La vida de Spencer tiene altibajos, tanto laborales como sociales, con una crisis con su socio Joe de por medio. Pero él siempre tiene claro un objetivo: conseguir la propiedad de un equipo de la NFL y hacer algo por los jugadores, que son los que en realidad sufren las consecuencias de su actividad mientras que los propietarios se embolsan millones. 

 

Spenser y Joe
   

Ballers cuenta con cinco temporadas y 47 episodios de apenas media hora de duración. Ambientada en Miami (Strasmore fue un jugador destacado en los Dolphins de la ciudad), tiene un tono ligero, muchas veces de comedia. Una pléyade de personajes curiosos, muchos de ellos extravagantes, derrochadores, niños malcriados acostumbrados a tenerlo todo con solo chasquear los dedos. 

Es un vistazo a las bambalinas, no solo de la NFL, sino de las demás ligas profesionales en las que el dinero fluye como llovido del cielo mientras que a los jugadores les crecen los familiares y amigos, reales o imaginarios. 

 



Con una nota de 7,6 en imdb, no entiendo cómo solo ha durado cinco temporadas. La última, de apenas ocho capitulos, se ve lastrada por el objetivo de dar a toda la serie un final digno en apenas 240 minutos de metraje. Lo consigue, la verdad, pero quedan muchos hilos sueltos o, en el mejor de los casos, están hilvanados de forma provisional. 

A pesar de todo, es una serie que por la corta duración de los capítulos, es ideal para esos momentos muertos en los que no se sabe bien si merece la pena otra cosa. Seguro que después del primer capitulo caerá otro y puede que otro más, y en unos pocos días la serie entera. 

 

Serinda Swan


Dwayne Johnson está intentando salir de su rol habitual de héroe de acción y trabajos como Ballers o Jumanji hablan muy bien de su toma de decisiones. No va a ser un Gregory Peck o un James Stewart, ni siquiera un Tom Hanks o un Matt Damon, pero como agente de jugadores da el pego muy bien. 

En Ballers actúa también John David Washington, hijo de Denzel Washington y uno de los actores afroamericanos jóvenes en ascenso. En estas fechas se le puede ver en Tenet, lo nuevo de Christopher Nolan.


domingo, 6 de septiembre de 2020

Selfies (Departamento Q - 7)

Toca comentar el último libro del Departamento Q que he leído hace ya casi un año, según mis notas. Se trata de Selfies

Tres chicas jóvenes y de buena presencia se  conocen en la sala de espera de los servicios sociales. Se caen bien y Michelle, Jasmine y Denise deciden hacerse un selfie para celebrarlo. Su trabajadora social, Ann-Line Svedsen descubre que padece cáncer. En un parque de Copenhague aparece el cadáver de una mujer mayor, asesinada en circunstancias parecidas a otro caso sucedido años antes. Es por eso que les cae en suerte al bueno de Carl y a su ayudante Assad. Al mismo tiempo, un asesino en serie ha comenzado a atropellar a mujeres jóvenes. Rose, la tercera pata del Departamento Q, decide por voluntad propia ingresar en un hospital psiquiátrico. Por si fuera poco, el futuro del propio departamento pende de un hilo.

Esa es la tormenta perfecta a la que se enfrentan Carl y Assad. Pero, a pesar de todas las distracciones y dificultades, conseguirán establecer la relación entre ambas series de crímenes en apariencia tan distintos y, además, descubrirán el terrible secreto que atormenta a Rose desde que, en su jueventud, fuera testigo de la muerte de su padre en un terrible accidente en la acería. 



Jussi Adler-Olsen mantiene el nivel de la serie del Departamento Q, con unos personajes cuidados y atractivos para el lector, y unos misterios suficientemente interesantes para mantener la atención durante todas las páginas del libro. 

La escuela nórdica de misterio continúa en buena forma y debe ser, probablemente, el faro que guía un género al que cada vez le cuesta mostrar más cosas novedosas. 

Quizá no sea superior a la escuela tradicional anglosajona de los whodunit con detective estrella, aunque confieso que todavía no he podido leer series más modernas como las de Anne Perry de Monk o Thomas Pitt, pero en definitiva me gusta más que lo que he leído últimamente de autores norteamericanos (principalmente el Harry Bosch de Michael Connelly), de lectura mucho más ligera y con mayor gusto de los efectos pirotécnicos. 

Es curioso ver cómo la sociedad nórdica en general y danesa en particular, tan ensalzada por los medios de comunicación como la cima del estado social y tan envidiada por los latinos, parias del sur de Europa, esconde tantas miserias como el resto. Y me gusta ver cómo Jussi-Adler Olsen consigue añadir eso como un ingrediente más de su pócima y lo integra con un buen resultado. En este caso, Selfies gira alrededor de los servicios sociales y el abuso que de ellos hacen ciertos sectores de la población acostumbrados a una vida más fácil gracias al cheque mensual del Estado. 

La verdad es que, de momento el Departamento Q es una apuesta segura para unos días de lectura y entretenimiento, recomendable tanto para los aficionados al género como para el públco en general.

domingo, 30 de agosto de 2020

Christopher Robin

Mi contacto con el universo de Winnie the Pooh es casi nulo en la práctica. Sé que hay una serie de cuentos infantiles escritos por Alan A. Milne (gracias, Wikipedia), pero el contacto más profundo fue cuando regalaron a mi hija mayor un muñeco de Winnie que cantaba y contaba cuentos. 

Hasta que di por casualidad con esta película. Para mi sorpresa, las niñas se negaron a verla (bueno, la mayor, porque la pequeña se traga lo que le echen; todavía no tiene criterio, la pobre). Así que me tocó verla durante un viaje de trabajo, en una de esas nches de hotel en las que no hay gran cosa que hacer. Y me enganchó. 



Han pasado muchos años desde la fisesta de despedida de Christopher Robin y sus amigos del Bosque de los Cien Acres: Pooh, Piglet, Tiger, Igor, Conejo, Cangu, Rito y Búho. Christopher ya es un padre de familia y tiene una vida normal, un trabajo y todo eso, y ha olvidado a sus amigos  de la infancia. Lamentablemente la empresa no va del todo bien y le encargan presentar un plan de viabilidad que incluye despidos, un trabajo que le llevará toda la semana. Además está decidido a repetir el error que cometieron con él y enviar a su hija a un internado. 



El pobre Christopher, agobiado, no puede ir a la casita del pueblo como había prometido a su hija, sino que debe quedarse en Londres trabajando y todo eso. Pero allá en el Bosque, Winnie decide que algo le pasa a su amigo del alma y decide salvarlo. 

Cuando Pooh llega a la casa de Christopher, todos los planes de éstee saltarán por los aires. Su cuidadoso trabajo se perderá y su presentación ante el comité de dirección de la empresa será... diferente. 

Pero también se dará cuenta de que hay cosas más importantes que el trabajo y una vida tranquila: la familia y los amigos son todavía más importantes y sin ellos no tendría más que una vida vacía. 


Dos amigos


Ese es el mensaje que me ha dado la película y que me cautivó hasta el punto de verla de un tirón. La verdad es que debemos intentar relativizar las cosas, aunque no sea nada fácil en los tiempos que corren. Y a veces un muñeco de trapo, lento y bonachón, nos ayudará en la tarea. 

Ayuda también que el  protagonista sea Ewan McGregor. No sé qué tiene este hombre, pero me creo sus personajes, su cara de desesperación y cómo se va tornando en una cara de relumbrante alegría y, presumo, paz interior. 


Familia

Como curiosidad, la voz de Winnie de Pooh en la película es la misma que la que teníía en el juguete de mi hija. 

Por curiosidad he echado un visazo a la trayectoria del director, Marc Forster, y me ha sorprendido ver mezclados títulos como Monster´s ball, Guerra mundial Z, Descubriendo Nunca Jamás o Quantum of Solace... Curioso. 

Hoy tiene una nota de 7,3 en imdb, que no está nada mal.