domingo, 25 de septiembre de 2011

La guerra por el Norte

Todo el jaleo que tengo en el curro ha llevado a dos semanas de inactividad en el blog y la interrupción de un ritmo que empezaba a ser muy interesante. Ahora tengo un hueco y me propongo a hablar de La guerra por el Norte, mi primera incursión en la fantasía épica nacional (no incluyo mi frustrante lectura de Memorias de Idhûn, de Laura Gallego, de la que ya hablaré en otro momento).

Escrita por Guillem López, La guerra por el Norte es la primera parte de una trilogía que está a punto de ver su segundo acto y estaba dentro de mis futuribles, pues las críticas que había estado leyendo por la red la dejaban bastante bien. Así que, cuando me la encontré en la Semana Negra, me la eché al zurrón y la puse en la lista de espera. 

Pues después de todo esto, tengo que decir que me ha costado horrores leerla. He tardado casi un mes, bastante más que la media de lectura de un libro de tamaño similar (490 págs) y aunque hubo algún día en que no pude leer ni un párrafo por circunstancias del trabajo, los días que me dedicaba a ello tampoco acababa de sacarle partido. He tenido que hechar mano de toda mi fuerza de voluntad y de mi orgullo (que no es poco) para terminarlo.

Pero también tengo que decir que la culpa no es del todo de la historia. Pesa mucho más en lo negativo la edición de Grpo AJEC (línea Excalibur): tipo de letra demasiado pequeño y poco atractivo, maquetado pobre, erratas... No ayudan nada, no... Se me cansaba mucho la vista y hacía que poco a poco fuera perdiendo las ganas de leer alguna página más, así que acababa cerrando el libro y a otra cosa.

La historia está muy currada, es cierto: decenas de personajes, facciones, localizaciones, política entrecruzada... Un gran trabajo, hay que decirlo. Pero también pesa en su contra, porque los personajes principales son atractivos únicamente lo justo para no mandar el libro a la pila de libros abandonados a la mitad. Les falta carisma, magnetismo, ese nosequé que hace que tengamos más ganas de saber qué les va a pasar en el capítulo siguiente. Los momentos de interés aparecen con cuentagotas y ahí si que la lectura el ágil y amena, pero entre uno y otro hay que vadear grandes zonas de nada.

No obstante, tengo la impresión de que si la edición fuera mejor de lo que es, estas apreciaciones mejorarían bastante. El autor tiene oficio y una gran capacidad de trabajo, no la caga en ningún momento, por lo que merece la oportunidad de ser leídos. 

Lo que pasa es que no todo el mundo puede ser el nuevo George R.R. Martin. Y digo esto porque la inmensidad del objetivo es muy similar al de Canción de Hielo y Fuego. Pero hay que mantener las distancias entre uno y otro. Mucho (asumo la injusticia de la comparación, aunque inevitable).

Un aprobado raspado, un cinco para La guerra por el Norte.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Centurión

El pasado sábado (no, ayer no, el otro) pude ver, entre los intermedios de la publicidad, la película Centurión. Sorpresa, porque la cinta es más que reciente (año 2010) y ya la estaban poniendo en una cadena generalista. La verdad es que tenía ganas de verla. Siempre me han gustado los peplum y la historia de Roma, y en este caso se prometía acometer la historia desde un punto de vista realista.

Como protagonistas tenemos a Michael Fassbender, el joven Magneto de la última entrega de La Patrulla X, y Olga Kurylenko, chica Bond con menos curvas que la recta de Benavente. 


La historia juega con la idea de la desaparición de la IX Legion Hispana en la brumosa Escocia, la tierra de los salvajes pictos, traicionada por su guía nativa, Etain (Olga Kurylenko) la que no tiene lengua. Nuestro querido centurión Quinto Dias (vaya nombrecito para un romano), junto a un reducido grupo de supervivientes, en el que se incluye un negro por aquello del respeto a las minorías étnicas (manda narices con lo políticamente correcto aunque sea históricamente aberrante) trata de rescatar a su general, cautivo del caudillo picto. El grupo, cada vez más reducido, cae de aventura en aventura y tiro porque me toca, hasta el épico final climático (que no final del metraje, mucho menos climático). 

La verdad es que la película se deja ver si te olvidas un poco de las incongruencias y de los tópicos que van apareciendo. Las escenas de combate se aprecian mucho mejor que en , por ejemplo, Conan, probablemente porque no se hace bailar a la cámara. En cambio, la sangre artificial han tenido que comprarla por bidones, tal es el derroche. Por ejemplo, en el primer ataque nocturno picto al puesto avanzado en el que sirve Quinto, no hubo tajo (aunque los romanos apuñalaban con su espada, no tajaban) que no provocara tal chorro de sangre que una tienda de lona blanca, colocada a tal efecto, no quedara terriblemente empapada. 

El contexto histórico sí es interesante, coincidiendo con la retirada definitiva de Escocia por parte de los romanos y la construcción del Muro de Adriano. Roma renunciaba a la expansión territorial tras el último impulso de Trajano y haber logrado su máxima extensión, para consolidar las conquistas e incluso retirarse de los territorios de difícil defensa. 

A mí me entretuvo, pero no sé si recomendarla. Casi que pruebe cada uno.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Fastidiando al personal

Hoy en día se accede a toneladas de información con solo un click del ratón. En ocasiones, es incluso imposible dejar de acceder a la información o seleccionar cuál es la información más adecuada o fiable. Me viene a la cabeza la información médica. ¡Cuánto daño ha hecho internet en estas circunstancias! Pones en el buscador el nombre de cualquier enfermedad y aparecen cienes de páginas web que hablan sobre ella. El problema es que, en la mayor parte de los casos, nadie filtra la información que se pone a disposición de los demás. Me refiero a nadie competente, por supuesto.

No me cansaré de decir que los resultados de una búsqueda por internet deben ponerse en cuarentena cuanto más importantes sean las consecuencias de la búsqueda. Importantes para la tranquilidad del que busca, claro. Porque las informaciones contradictorias y no contrastadas están a la orden del día. 

No es lo mismo, claro, buscar información sobre un hotel que sobre las consecuencias de un diagnóstico médico (volviendo al tema anterior). El problema es que no todo el mundo está en disposición de juzgar con una mínima lógica lo que está leyendo, desechando aquello que es manifiestamente erróneo o, cuando menos, discutible.

Pero no quería hablar de esto, sino de una palabreja que está de moda por esos foros de dios: SPOILER. Da miedo bucear por foros o páginas especializadas en cine o literatura, porque cualquier desaprensivo te avisa con esas letrejas y se siente autorizado para soltar cualquier cosa y destriparte la trama o la sorpresa que te dejaría con el culo pegado al asiento, los ojos como platos, la boca abierta y la lengua hasta el suelo. 

Y cuanto mayores sean las letrejas en cuestión, más tranquilo se queda el nota que pone las entrañas de la obra a la vista del público: Oye, que lo pongo bien grande, no sigas leyendo... parecen decir.

En otros foros, para ver el spoiler hay que hacer un acto de voluntad positiva: pulsar sobre la palabra. Entonces se despliega el texto oculto que revela el mayor de los secretos.

Seamos sinceros. ¿Quién puede resistirse? ¿Quién es capaz de ver SPOILER en mayúsculas, cursiva, negrita y subrayado, y saltarse esa parte? ¿Quién es capaz de ver spoiler y no pulsar sobre él para ver qué se dice? Es como pasar delante de un accidente de tráfico y no mirar. O como encontrar un coche en un apartado, con los cristales empañados, y no sacar la linterna para ver qué está pasando. Vamos, lo más natural del mundo.

Pues así me han fastidiado (bueno, me lo he fastidiado yo solo, si soy sincero) el sorpresón del último volumen de Canción de Hielo y Fuego. A dance with dragons, se llama. Y es que para más coña todavía no está publicado en castellano (alrededor de un añito quedará, calculo así a bote pronto). Pero ya me quedaré sin esa sensación tan familiar en la saga; ya no podré gritar a pleno pulmón aquello de Martin, jodido cabrón....

No es lo mismo que enterarme de que:

SPOILER:

Dan Brown se ha cansado del personaje de Robert Langdon y que lo ha matado como él sabe hacerlo, documentándose para hacer creíble la escena de que muera por efecto de la gangrena producida al infectarse el corte que se ha hecho por la mañana al afeitarse. En el hospital de Sevilla en el que le trataron, no tenían penicilina, como todo el mundo sabe en Estados Unidos...

FIN DEL SPOILER:

No caera esa breva, no...