jueves, 31 de julio de 2014

Todo empezó con un Big Bang (T7)

Parecía que The Big Bang Theory había entrado en un período de decadencia en la quinta y sexta temporadas, que presagiaba ese implacable descenso que lleva a la cancelación de una serie. De hecho, la renovación del contrato había sido por una sola temporada, la séptima.

Pero he aquí que veo a mi padre... esto... he aquí que las cifras de audiencia han remontado hasta registros nunca vistos de más de veinte millones de espectadores. No solo eso, sino que la séptima temporada ha tenido momentos memorables. 

Antes de la fiesta...


Es difícil seguir evolucionando una serie de éxito durante tanto tiempo. Además, los personajes han cambiado muchísimo desde el inicio: de ser cuatro inadaptados sociales con graves problemas para relacionarse, han pasado a ser cuatro inadaptados sociales con graves problemas para relacionarse con pareja. Howard se ha casado con la pequeña y dulce Bernadette. Leonard continúa su relación con Penny, Penny, Penny. Raj pasa de flor en flor, con un cierto e intrigante deje gay (mítico el episodio en que hace una hebilla de cinturón de espada láser a Howard y otra para él, mientras realiza movimientos pélvicos para demostrar cómo hacer un duelo jedi). Incluso Sheldon se toma más en serio su relación con Amy. 

Es difícil, digo, reinventarse continuamente. Pero lo han conseguido. Y, lo que es más importante, el último episodio promete una octava temporada de lo más interesante, con Sheldon tratando de vivir solo y lejos de Leonard (suponemos que acabará cogiendo ese tren). 

... y después


Hay unos cuantos momentos para recordar en esta temporada (ojo, SPOILERS):

  • Todo el episodio de San Valentín y la cena en el tren, hasta el beso de Sheldon y Amy
  • El incendio de la tienda de comics y la recolocación de Stuart
  • El episodio en el que Sheldon trata de decidir si comprarse una Xbox o una Playstation. Tremenda la ronda de opiniones de los amigos, empatados, hasta que Bernadette dice que a ella le gusta la Wii
  • El cierre de episodio con los mensajes de Sheldon borracho a Stephen Hawking
  • ...



FIN DE SPOILERS

Pues eso, que esta temporada promete nuevas sensaciones para la octava... Sigue siendo altamente recomendable para todos los que tenemos corazón friki (creo que la gente normal se ríe, pero no acaba de pillar muchos de los guiños de la serie...)

sábado, 26 de julio de 2014

Hasta siempre, señor Potter

Siete libros y ocho películas después, toca despedir a Harry Potter. 

Parece que fue ayer cuando vi Harry Potter y la piedra filosofal en los cines de Benavente, con unos inocentes Harry, Ron y Hermione haciendo frente a los primeros peligros en Hogwarts. 

Poco a poco, película tras película y libro tras libro, la historia se fue enriqueciendo, oscureciendo y haciéndose más adulta. No solo crecían los protagonistas (es ley de vida) sino que todo el Universo Potter acompañaba bien ese crecimiento. Hay que reconocer que la señora Rowling ha sabido llevar todo esto con mano firme, la verdad.

Hay que ver...


Y así llegamos a las dos películas finales, basadas en el último libro. Harry Potter y las reliquias de la muerte, parte 1 y parte 2. Estrenadas con un año de diferencia una de otra, podemos tratarlas como una sola película de más de cuatro horas de duración. 

Una mera excusa para hacer negocio, estos experimentos no suelen salir bien. Ni siquiera en el caso que nos ocupa, porque la diferencia entre las dos partes es bastante acusada. Normal, cuando la primera intenta poner las bases sobre la que se desarrollará la segunda, y más cuando resulta que el desenlace coincide con el final absoluto de una de las sagas más importantes de los últimos veinte años y un completo fenómeno social. 

La primera parte me aburrió en gran medida, todo hay que decirlo. A pesar de los intentos por levantar la historia, resulta ser muy pesada. Si además se alarga durante bastante más de dos horas, la sensación cuando aparecen los títulos de crédito es muy negativa. Un poco bodrio, podríamos decir. 

...cómo han crecido...


Así que el visionado de la segunda parte requirió un cierto período de mentalización. No está la cosa para perder el tiempo. La vida es muy corta y hay muchas películas y series que ver, libros que leer y juegos que jugar, así que hay que ser un poco más selectivo. 

Pero, por otra parte, el peso de catorce años, siete libros leídos y otras tantas películas vistas... Hubiera sido muy triste terminar así.

Menos mal, porque todo lo larga que se me hizo la primera parte, se hizo corta la segunda. Mucho más trepidante, mucho más emocionante, mucho más impactante... Aún habiendo leído los libros primero, uno no puede identificarse con Neville Longbottom o Severus Snape (se ha hecho justicia con él), más incluso que en los siempre heroicos Harry, Ron y Hermione. 

Un poco traido por los pelos el final, no nos engañemos, pero tampoco tenemos que olvidar que los protagonistas son magos. No ilusionistas, magos. Que viven en un mundo de magos, además. O sea, que podemos pasar por alto algunas cosillas poco consistentes.

...estos muchachos.


Y el final - final, ese epílogo tan agridulce, es exactamente como me lo había imaginado al leer el libro. 

No quiero terminar sin haber señalado que la leyenda de los tres magos y las reliquias de la muerte es un gran cuento en sí mismo. Un ejemplo más de que la señora Rowling sabía lo que se hacía. 

En imdb le dan un 7,7 a la primera parte y un 8,1 a la segunda parte. Yo no seré tan generoso: un seis para la primera y un ocho para la segunda, para un notable en conjunto.


lunes, 21 de julio de 2014

World War Hulk

Hace no demasiado tiempo hablábamos de la serie Planet Hulk, en la que el gigante esmeralda era desterrado del planeta Tierra, "por nuestra propia seguridad". Mientras Hulk se convertía en el hijo de Sakaar, en la Tierra se producían los sucesos narrados en Civil War, con el resultado ya por todos sabido y que también comentamos aquí (si alguno no lo sabe, mejor que lo busque... prefiero no espoilear la historia). 

El final de Planet Hulk nos lleva directamente a su continuación, World War Hulk, sin pasar por la casilla de salida: Hulk, y los alienígenas que se convirtieron en sus hermanos de sangre, regresan a la Tierra para vengarse de aquellos que lo enviaron lejos y de los que Hulk cree que son los causantes de la última desgracia.

Hace escala en la Luna, para darle las del pulpo a Rayo Negro, monarca de los Inhumanos. Le deja hecho un trapo, todo hay que decirlo, pero Hulk quiere más: Iron Man / Tony Stark, Mr. Increíble / Reed Richards, Doctor Extraño y el Profesor X / Charles Xavier son los próximos objetivos.

Charles, si no sales soplaré y soplaré y tu casa derribaré

Aterrizan en (cómo no) Nueva York y derrotan a todos los supergrupos que intentan expulsarles. Incluso a los poderosos Vengadores (huérfanos del Capitán América, claro). Incluso a la Patrulla - X (con Coloso o Lobezno). Incluso a los 4F... Incluso al ejército de los Estados Unidos de América... Nueva York es zona de guerra... Spider-man, Punisher, Pantera Negra, Namor... Sentry, la última esperanza de la Humanidad, un héroe un poquito desequilibrado pero que tiene el poder de un dios... puede que sea capaz de vencer a Hulk.

Cada victoria está lejos de saciar la sed de venganza de Hulk. Parece que solo la muerte de aquellos que causaron tanto daño, podrá calmarle de nuevo. 

Hasta que, azares del destino, sabemos que lo que creíamos saber no tiene por qué ser exactamente la verdad...

...y ya tenemos la lazada


World War Hulk es una serie que necesita de otras series para seguirse por completo. Cerca de cincuenta números, no solo de la colección propia de Hulk, sino de otras varias. Por eso es algo irregular, tanto en arte como en historia, pero el conjunto es bastante interesante. No tanto como Planet Hulk, una serie que por estar constreñida en la colección original no solo es más homogénea, sino que tiene un hilo argumental más sólido. 

World War Hulk termina de una forma demasiado precipitada para mi gusto, y no del todo satisfactoria. Así que podríamos darle un seis, por ejemplo.



miércoles, 9 de julio de 2014

Mad Men (T1)

Hace tiempo que me apetecía ver la primera temporada de Mad Men (ya van por la séptima, así que he tenido tiempo de pensarlo). Una serie de la que normalmente se oyen maravillas y gana multitud de premios, pero tambié una serie de la que se dice que nunca pasa nada.

Pues para no pasar nada...

Donald Draper, el triunfador farsante
Nueva York, principios de los sesenta del siglo pasado. La serie se ubica en los prolegómenos de las elecciones estadounidenses entre Tricky Dick Nixon y John F. Kennedy. Los protagonistas, los creativos de una agencia de publicidad de la gran manzana, Sterling & Cooper encabezados por Donald Draper (John Hamm). Además de la dulce Betty Draper (January Jones), tenemos a la espabilada Peggy, la voluptuosa Joan o el trepa de Peter Campbell, junto con un elenco de secundarios muy interesante.

La dulce señora Draper (también Emma Frost en X-Men)


Personajes desarrollados, roles fieles a la época (la mujer, en casa las que más y secretarias las que menos; el hombre, cuanto más triunfador, mejor), infidelidades (masculinas, por supuesto), fuman, beben...

Y entre medias pasan cosas. Aunque de baja intensidad: no hay fuegos artificiales, tiros, efectos especiales, CGI... 

Mad Men es una serie para saborear, para introducirse en esa década de optimismo en que los Estados Unidos eran los guardianes del mundo libre, en que el fantasma de Vietnam no había aparecido todavía y en que se miraba con ilusión al cielo, pensando que la Humanidad conquistaría poco a poco el espacio. 

Joan, porque ella lo vale

Una década de consumismo, aposentado en un crecimiento económico sin precedentes. Los fabricantes de los productos necesitaban diferenciarse de sus competidores, atraer la atención del público y aumentar las ventas. Era el terreno abonado para unas pocas mentes brillantes que se ganaban el sustento diseñando las campañas más variopintas.

No obstante, hay una cierta amargura. Una cierta falsedad en toda esa fachada. Los triunfadores son también miserables, por algún motivo u otro. Los perdedores son aún más miserables en la intimidad, porque ansían lo que no podrán llegar a tener. Y en cabeza de todos ellos, Donald Draper, cuya vida es una farsa.

Peggy, no es que sea guapa, pero tiene cerebro


He leído alguna crítica de Mad Men según la perspectiva actual. Machista, dicen. Hoy lo sería, pero en aquella época no. Y pienso que es un error juzgar el ayer bajo el prisma del hoy. Afortunadamente, hemos progresado bastante.

A la espera de ver la segunda temporada, hasta ahora es una serie de sobresaliente. Una de las mejores que haya visto nunca. Creo que la última vez que dije algo parecido fue sobre Homeland, y luego se desinfló; veremos lo que aguantan estos publicistas.

Pete, el amargado perdedor