viernes, 30 de diciembre de 2016

El enigma del cuervo

Edgar Allan Poe es un creador inmortal que cultivó el género fantástico en forma de relatos cortos allá por el siglo XIX y que aún hoy hacen las delicias de millones de lectores, pues sus historias, a diferencia de las de otros autores (por ejemplo Lovecraft) no han envejecido y se leen hoy con el mismo deleite de antaño. 

Si su obra es leyenda, su vida fue digna de un relato suyo. Así como lo fue su muerte, de la que aún hoy se desconocen las causas. Solo se sabe que apareció pocos días antes de morir en las calles de Baltimore, hablando de forma incoherente, y que no recuperó la lucidez hasta el final. 



Ahí precisamente es donde El enigma del cuervo saca jugo, especulando con los sucesos que pudieron acaecer durante esos últimos días. Y es seguro que nada de lo que aparece en la película sucedió de verdad, pero resulta tan emocionante...

En El enigma del cuervo, un Poe (magnífico John Cusack caracterizado de forma magistral) falto de inspiración que se gana la vidadando clases de escritura a señoras de la alta sociedad de Baltimore, se enfrenta a un asesino en serie que reproduce fielmente los hechos que narró en sus años de gloria. Y no solo eso, sino que amenaza con secuestrar a la chica a la que ama.

No podía ser de otra forma, asi que Poe es el sospechoso número uno para el detective Fields (creíble Luke Evans). Pero el asesino consigue raptar a la novia de Poe en una fiesta similar a aquella de La máscara de la muerte roja,  y le envía notas al periódico en el que trabaja obligándole a escribir un nuevo relato que deberá superar a todos los anteriores. Poe se dedica por las noches a escribir, de una forma febril, mientras que por el día busca a la dulce Emily junto al detective Fields.

Necesito un trago...

No es cuestión de destripar la película, pero me parece que el desenlace está muy bien conseguido, tanto la resolución del misterio y la captura del culpable (confieso que no caí hasta el final) como al lograr dar una explicación plausible (si bien poco probable) de los motivos que llevaron a Edgar Allan Poe a su amargo desenlace final. 

Ya he dejado caer que tanto John Cusack como Luke Evans están muy bien, especialmente el primero. Añadir nada más que la recreación de la época está muy lograda y ayuda a introducir al espectador en la historia. 

Yo soy el de verdad


Creo que la película pasó por nuestras pantallas con bastante poca relevancia, y también creo que merece un cierto reconocimiento. Por mi parte se lleva un siete alto (un seis bajo hoy en imdb) y mi recomendación.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Vikingos (T4)

Después del clímax una apoteósica tercera temporada, con el asalto a París y la estratagema de Ragnar para conseguir salir victorioso, era inevitable que la cuarta temporada de la serie fuera un pequeño paso atrás. 

¿Prueba iniciática?

En esta cuarta temporada Ragnar está más vulnerable que de costumbre debido a una herida que no acaba de sanar y cuyo dolor no le permite enfocarse. Solo una extraña raíz que le administra una esclava oriental (guiño a la arqueología clásica) parece aliviarle, pero es un remedio temporal. 

El tono de esta cuarta temporada es crepuscular. La apariencia es que Ragnar ya no es el líder vigoroso de antaño, más bien parece frágil y los cuervos no tardan en aparecer para repartirse sus despojos. Los hijos de Ragnar y Aslaug crecen y amenazan la primogenitura de Bjorn Piel de Hierro, hijo de Ragnar y Lagertha y heredero de Ragnar. Ivar Sin Huesos es el más importante de ellos.

Rollo se casa con la hija del rey de los francos y nieto de Carlomagno y obtiene un feudo en Normandía a cambio de ayudar en la defensa de París cuando su hermano vuelva. 


Lucha fratricida (y desigual)


Floki ha perdido la confianza de Ragnar y conspira contra él, uniéndose a los que desean derrocarle. 

El rey Ecbert se hace con el control de Mercia y envía a su nieto, el joven Alfredo, a Roma. ¿Una premonición de lo que está por venir?

Imágenes impactantes, como la lucha frente a las cadenas del río Sena defendidas por Rollo que termina en desastre para los nórdicos. O cómo después llevan por tierra sus barcos río arriba para superar el obstáculo.

Este podría ser el resumen de una temporada que parece de transición. Parece como si los responsables de la serie quisieran anunciar que el personaje de Ragnar está superado y que poco a poco se va a cambiar el foco hacia las generaciones futuras, anticipando el choque histórico entre los hijos de Ragnar y Alfredo el Grande en Wessex. 

Pero Ragnar se encuentra lejos de estar acabado. Es, de lejos, el personaje más carismático de la serie y a mí me ha costado seguirla ahora que su protagonismo está decayendo. El personaje de Ivar apunta maneras, con esos extraños ojos azules, pero Ragnar (y Travis Fimmel) es insuperable de momento. No hay más que ver el último capítulo y su reaparición en Kattegat, tras años de retiro. 

 A pesar del bajón, tengo esperanzas puestas en la quinta temporada, si el cierre de la cuarta es una anticipo a lo que nos espera. Un escalón por debajo de la tercera temporada, dos escalones por debajo de la segunda temporada y al nivel de la pirmera. 


domingo, 11 de diciembre de 2016

La última salida

Otro descubrimiento del Círculo de Lectores, La última salida de Federico Axat es un interesante thriller de muchas capas que va descubriendo poco a poco. 

El comienzo es ya una demostración de principios: a punto de suicidarse, el protagonista interrumpe su propósito para abrir la puerta que un desconocido estaba aporreando. El desconocido, que parece conocerlo todo sobre él, le hace una proposición que no podrá rechazar. 



Pero las cosas no son tan sencillas como parece y la apariencia de La última salida tampoco lo es. En pocas páginas pasamos de lo que podría ser una historia de grupos ocultos a una historia en la que el componente psicológico adquiere todo el peso. 

Lo bueno de todo es que Federico Axat ha conseguido una historia en la que es muy difícil ver la diferencia entre realidad y ficción (dentro de la ficción de libro, se entiende), pues el velo que separa lo que ocurre en la cabeza del protagonista con lo que ocurre en la realidad (la del protagonista, claro). El lector se confunde y se sorprende, pensando ahora una explicación y luego otra, más perdido que un pollo sin cabeza. 

El culpable

Y mientras vamos quitando capa tras capa de la mente del protagonista, hasta que nos quedamos con lo que es su realidad y vemos la cruda historia que transporta, mientras hacemos un viaje fascinante al interior de la mente humana y sus mecanismos de autodefensa, la historia se transforma en una poderosa historia de venganza. 

Un ritmo narrativo fresco y vigoroso; un personaje con muchas facetas distintas, no todas atractivas; secundarios que dan color... hay diversos ingredientes que hacen de La última salida un libro recomendable. 

Por prescindir, yo prescindiría de la inevitable chica que ve en el protagonista un reto profesional al que es difícil renunciar. 

Pero bueno, no ha estado nada mal...

jueves, 8 de diciembre de 2016

Catástrofe planetaria

Dos libros, tres autores, dos puntos de vista, una sola catástrofe planetaria.

Fritz Leiber nos ofrece El planeta errante, novela de mediados de los años sesenta. Larry Niven (y Jerry Pournelle) por su parte nos dejan El martillo de Lucifer, de finales de los años setenta. Más de una década de diferencia temporal entre uno y otro. 

Psicodelia y LSD

El planeta errante es hijo de los sicodélicos años sesenta. De la nada aparece un planeta a poca distancia de la Tierra. Tan cerca está, que la Luna se parte debido a las tremendas fuerzas de marea que el nuevo planeta ejerce sobre ella. Los astronautas y cosmonautas que habitaban las bases lunares, perecen o escapan por los pelos. 

Mientras tanto allá abajo, en la Tierra, los efectos también se dejan sentir: mareas, terremotos y maremotos. Aunque la mayor parte de la trama se centra en diversos personajes que  observan con sorpresa los distintos acontecimientos.

En este caso, como en las historias de ciencia ficción de antaño, una inteligencia es la fuerza motriz de este planeta. Una civilización, con rasgos de felinos humanoides, ha encontrado la forma de saltar al hiperespacio, viajar tremendas distancias y volver al espacio normal. 

Al final aparece un planeta perseguidor y entre ambos se produce una lucha con rayos de energía que hacen brillar el cielo de la noche terrestre. 

Lo dicho, un hijo de su tiempo. Como muestra, la relación de un terrestre con una alienígena que tiene algo de perversión sexual para ella y que la avergüenza por querer aparearse con un ser inferior.

Por su parte, El martillo de Lucifer es más ciencia ficción dura. No es extraño al ser firmado por Larry Niven, el autor de Mundo Anillo. Pero a diferencia de este, y supongo que por la presencia de Pournelle, la historia es también interesante. 

El fin del mundo se acerca

En este caso es un cometa el que se acerca a la Tierra y se produce una colisión que al principio era bastante improbable. Se describen con precisión los terremotos, maremotos e incendios que se producirían en la costa oeste de los Estados Unidos (el impacto es en el Pacífico), mientras seguimos a diversos grupos de supervivientes. 

También hijo de su época, en El martillo de Lucifer se presenta una visión más apocalíptica, con diversos grupos de personas luchando por su supervivencia, algunos tratando de sacar partido (como una unidad de renegados del ejército estadounidense) de la situación ante la ausencia de un poder centralizado, otros tratando de buscar la manera de que la civilización perviva tal y como la conocemos. 

Es un libro con mayor carga psicológica, con mayor poso en el sentido de que se preocupa de mostrar las reacciones de los ciudadanos corrientes y cómo las circunstancias extremas sacan lo mejor y lo peor de nosotros. En su debe, quizá su poca credibilidad pues estas circunstancias extremas se dan con demasiada rapidez. 

Los planetas sin estrella son una realidad astronómica


Así que tanto el tratamiento como los resultados son diferentes. Mientras que la novela de Leiber me ha parecido bastante mediocre y en ocasiones mala, con un resultado global de insuficiente, la de Niven y Pournelle me ha gustado mucho más, hasta alcanzar un notable bajo.