domingo, 18 de abril de 2021

Los crímenes de Grindelwald

La franquicia Harry Potter nos ha dejado unas cuantas películas que ganan con cada revisionado y de las que disfrutamos todos en casa, desde la más pequeña a la mayor. 

La franquicia Animales Fantásticos nos deja un personaje con una personalidad un tanto extraña, el joven Newt Scamander, y un par de películas que no pasarán a la historia del cine a pesar de que la primera era bastante entretenida y mostraba un entorno muy novedoso que prometía unas cuantas horas más de diversion. 

 


 

La segunda parte es bastante inferior a la primera, en todos los sentidos. Perdido el efecto sorpresa y esa capacidad para la fascinación que la caracterizaba, lo fía todo a los personajes y los efectos especiales. Lo que pasa es que el señor Scamander es casi más rarito que en la primera, su amigo muggle no tiene tanto peso como descarga cómica y Grindelwald, con el rostro de Johnny Depp, está lejos de ser Voldemort (con sus pros y sus contras) como antagonista en la cinta. 

Para los muy cafeteros, la vuelta a la pantalla de Albus Dumbledore, mucho más joven y apuesto a como estábamos acostumbrandos, abandonando esa túnica a lo Rappel y el pelo suelto que tanto daño hacían a su imagen. Es más, ahora que lo pienso no entiendo cómo puede tener tamaña cabellera a edad avanzada cuando en la plenitud de la juventud no tenía ni para un flequillo decente. Jude Law se encarga de encarnar al mayor mago que han visto los siglos y al mejor director que jamás haya tenido Hogwarts. 

 


Aparte de eso, la cinta la vi con el piloto automático y apenas la disfruté. Incluso me aburrí en largos tramos de la misma. Lo mismo ocurrió con el resto de la familia: las niñas la acogieron con ilusión, recordando la primera entrega, y se aburrieron también lo suyo. 

Vale que el contexto en que la vimos, en pleno confinamiento domiciliario, no era el mejor. Pero el retroceso se ve patente incluso en la puntuacion de imdb (hoy está con 6,6, frente a 7,3 de su predecesora). 

En definitiva, estamos ante un paso atrás y una decepción sin paliativos. Si la franquicia será capaz de remontar y recuperar el paso firme está por ver en un momento que todavía se antoja difícil para la recuperación de las salas de cine y, por qué no, del cine como modo de entretenimiento en el futuro. 


sábado, 10 de abril de 2021

Kong: Isla Calavera

Parece que las ideas van escaseando cada vez más en Hollywood. Eso, o que sufrimos modas que de vez en cuando aumentan que cierto tipo de películas se vean en las carteleras. 

El remake de King Kong que hizo Peter Jackson fue brillante, con un gusto pulp que quedaba muy bien en el ambiente de los años treinta del siglo pasado. Creo que ha sido la mejor versión, incluyendo el original a pesar del respeto que merece haber hecho algo así hace casi cien años. 

Allá por 2017 alguien debió pensar que era guay hacer a Kong todavía más grande en lo físico y plantarlo en un entorno misterioso, la Isla Calavera. En un alarde de imaginación sin preceentes, tituló la cinta Kong: Isla Calavera. 

 

Parece Apocalipse now, pero now
 

La película empieza con un aviador estadounidense en el Pacífico, en plena Segunda Guerra Mundial, que sufre un accidente y alcanza la isla, que ha permanecido sin hollar por el hombre, protegida por una tormenta permanente que la rodea por completo e impide que nadie se acerque o que, sin por fortuna lo hace, no pueda volver a salir. 

Unos años después, durante la Guerra de Vietnam, un grupo de soldados y especialistas se traslada a la isla para invertigar el fenómeno. Allí se encuentran con lo inesperado... 

Tras pasar la tormenta se encuentran con la isla, y dentro de ella con el propio Kong, que en el primer enfrentamiento causa diversas bajas y que el equipo se reparta por la isla y busquen de forma independiente llegar al punto de encuentro antes de que sea demasiado tarde. 

Sí es grande, sí...
 

Es entonces cuando la propia isla se erige en coprotagonista: un ecosistema virgen, con peligros inesperados que van minando al equipo. Eso y las ansias de revancha de Preston Packard (Samuel L. Jackson), que busca acabar con Kong. 

Pero, amigos, éste no es lo que parece. No estamos ante una criatura asesina, sino ante el último de una estirpe de grandes antropoides que ha defendido el paraíso de la isla de unas criaturas ancestrales que no distinguen entre carne o pescado a la hora de comer. Con ellos tendrá Kong el enfrentamiento climático que suelen ocurrir en estas películas... 

Directo a la mandíbula
 

Poco más hay que añadir. Un reparto caro, con el ubicuo Samuel L. Jackson (de algo hay que comer, diria yo), Tom Hiddleston, Brie Larson (con la misma cara de palo que en Capitana Marvel), John Goodman y John C. Reilly. Reparto de bambalinas, pero con aspecto de querer cobrar el cheque y luego ya veremos. No sé, poco se puede sacar de ellos en una película de estas características y ellos saben que esos papeles no les van a dar el Oscar, pero les ayudarán a comer caliente todos los días.

 

Creo que por aquí se llega al catering
 

Una cinta incapaz de transmitir como la original o la de Peter Jackson, a pesar de todo es una película entretenida con una duración ajustada de dos horas menos dos minutos que, para los tiempos  que corren está bastante bien. Por lo menos han tenido compasión con el espectador. 

Para tardes de colacao y mantita, hoy tiene un 6,6 en imdb. Ajustado, parece.

sábado, 3 de abril de 2021

El hombre que mató a Liberty Valance

Este título me trae poderosos recuerdos. Vi la película una noche en un hotel de Murcia, en mitad de un viaje que bullía de incertidumbre con las noticias que llegaban de la pandemia que estamos sufriendo, el cierre de escuelas en Madrid y muchos rumores. Al día siguiente volvía a casa y apenas 48 horas después se proclamaba el Estado de Alarma y el confinamiento general de la población. 

Uno de los títulos clásicos del cine en general y del género western en particular, El hombre que mató a Liberty Valance reunió al genio cinematográfico de John Ford y a dos monstruos de la gran pantalla: James Stewart, el yerno que todos los padres norteamericanos de la época hubiesen querido para sus hijas, y John Wayne, el máximo representante de los valores de aquel país, en una época en la que los tipos duros eran el modelo a seguir. Además, Lee Marvin dio vida a un odioso Liberty Valance. 

 

Los carteles, dibujados a mano, otra joya del cine clásico
 

La narración es un flashback que comienza con el retorno del senador Ransom Stoddard (James Stewart) al funeral de su viejo amigo Tom Doniphon. Stoddard se asentó en la zona cuando era un joven abogado que, ya en su llegada, tuvo un serio encontronazo con Valance, recibiendo una paliza que le dejó al borde de la muerte. Fue acogido por el matrimonio Ericson, dueños del bar del pueblo, que le dieron cobijo, alimento y reposo, pero no pudieron librarle del acoso del bandido. 

Por su parte, Tom Doniphon rondaba a la hija de los Ericson, Hallie (Vera Miles), pero esta repudiaba lo que Doniphon representaba y prefiere los modales educados de Stoddard. Ya tenemos el recurrente triángulo amoroso en el que dos amigos confrontan por el amor de una mujer. 

Stoddard decide por fin hacer frente a Valance y pide ayuda a su amigo para que le enseñe a tirar. El enfrentamiento ocurrre una noche en el centro del pueblo y se salda con la muerte del forajido y el fin de su régimen de terror. Stoddard asciende a la categoría de héroe y es elegido representante y luego senador de los Estados Unidos. Ese ascenso social lleva asociado el alejamiento de los dos amigos y el ostracismo social de Tom Doniphon. 

 

Los tres adversarios

No obstante, la vida de éxito de Stoddard se basa en una mentira y en un último servicio que Doniphon prestó a su amistad. Todo se revelará, al tiempo que Stoddard hace memoria y cuenta la historia a los periodistas que han viajado a cubrir su visita.

Poco más hay que decir. Una historia de amistad, amor y honor, como gustaban en los Estados Unidos de la época, con la maestría de John Ford en uno de sus títulos más relevantes de una carrera plagada de películas míticas. Una amistad en la que ambos se enfrentan a sus contradicciones, pues Stoddard envidia la seguridad en sí mismo y la presencia de Doniphon, mientras que éste lo hace con la cultura, modales y sentido de la moral de Stoddard, atributos que acabarán por granjearle el amor de Hallie.

 

Cosas de la  amistad

Como factor negativo, quizá que ambos protagonistas tienen ya 54 y 55 años en 1962, año del rodaje, y ya están mayores para las versiones jóvenes de sus personajes que se supone estarán en la veintena. Esto es todavía más evidente cuando se comparan con la protagonista Vera Miles, de apenas 33 años entonces y que tiene que recurrir al maquillaje para interpretar a la Hallie ya anciana. 

Por lo demás, un pedazo de película que aquél día me ayudó a distraerme durante un par de horas de todo el vendaval que ya se veía en el horizonte y que se nos venía encima. 

Hoy tiene un 8,1 en imdb.