domingo, 30 de septiembre de 2012

He aquí que veo a mi padre

Devoradores de cadáveres es una novelita de 1976 de un Michael Crichton al que aún le quedarían unos años para el pelotazo de Parque Jurásico, pero que ya había dejado algunas obras interesantes como La amenaza de Andrómeda o El hombre terminal.

La historia parte de la base de un manuscrito árabe del siglo X, de un embajador en la tierra de los rus (vikingos), un tal Ahmed Ibn Fadlan, que será testigo de una aventura increíble. 

La novela describe bastante bien lo que es el choque cultural entre árabes y hombres del norte, que evidentemente no tienen nada que ver entre sí. Tardarán un tiempo en acostumbrarse unos a otros, siendo especialmente interesante la forma en que Ibn Fadlan aprende a hablar su idioma y cómo los sorprende con este aprendizaje. 

Cuando a Bulwyf le reclama el rey Hrothgar, Ibn Fadlan le acompaña. En total son trece guerreros los que se enfrentarán a una amenaza como hacía generaciones que no se veía. 

El lector va descubriendo lo que hay detrás de los extraños devoradores de cadáveres. El miedo a lo desconocido está presente en cada página, así como la estoicidad vikinga, puesto que el hilo de la vida de cada uno no depende de sus actos, sino del destino, así que ¿para qué rebelarse?. 

La epicidad de la historia recuerda a las sagas islandesas, los héroes hacen grandes proezas, las relaciones dependen de la reputación y el honor... Sabe a nieve de los fiordos de Noruega. 



Algo más de veinte años después, habiendo ya pasado un poco la fiebre por las adaptaciones de las novelas de Crichton (después de Parque Jurásico se adaptaron Sol naciente, Esfera, Congo...), se rueda El guerrero número trece, con nuestro Antonio Banderas en el papel protagonista de Ibn Fadlan.

No es por eso por lo que la he visto ya no sé cuántas veces, sino porque es una fidelísima adaptación del librito que tanto me gustó. En cuanto a fidelidad a un libro es de lo mejorcito que he visto, quizá al nivel de El nombre de la rosa.

Tanto para el libro como para la peli, allá va un ocho como la copa de un pino. Ambos son muy recomendables.


domingo, 23 de septiembre de 2012

Las legiones malditas

Las legiones malditas es el segundo volumen de la trilogía de Escipión, de Santiago Posteguillo y el libraco que me acabo de ventilar... algo más de 800 páginas del ala, aunque el final lo constituye un glosario bastante extenso que, si sabes algo del tema de Roma, puedes pasar por encima. 

En él se continúa la narración de la historia, desde la toma de Cartago Nova hasta la batalla de Zama y su título viene por la denominación de las legiones V y VI, compuestas por aquellos legionarios que huyeron de la derrota de Cannae y se salvaron de la masacre pero que, a cambio de haber salvado sus vidas fueron desterrados a Sicilia y olvidados durante más de diez años de guerra contra Aníbal. 



Las legiones malditas es la historia de cómo Publio Cornelio Escipión se hace con su mando, las entrena y finalmente les devuelve su dignidad al invadir África y, finalmente, derrotar al gran Aníbal en la batalla de Zama (202 a.C.)

Continúa tanto con las virtudes como con los defectos del primer volumen (recordemos: Africanus, el hijo del cónsul). Entre las virtudes está que se lee muy rápido. La estructura del libro es, como en su predecesor, de capítulos cortos, supongo que en un intento del autor de dar ritmo a la historia. La verdad es que no resulta nada mal.

Luego, la precisión histórica parece impecable (¡ay, amigo Balder, de nombre Artur, cuánto tienes que aprender!), por lo menos para mi nivel de conocimiento del tema tratado. Tampoco es que yo sea una eminencia, pero sí que es uno de los períodos históricos que más me han interesado de siempre y algo he leído sobre ello...

Santiago Posteguillo adorna la trama histórica con otras más accesorias, de amor, traición, amistad y honor. Sigue habiendo un malo malísimo, Quinto Fabio Máximo, moviendo los hilos allá en Roma, y su particular miniyo (Marco Porcio Catón). Son aún peores que el mismísimo Aníbal, que al final se muestra como un hombre y no como una especie de semidios.

Es cuando miro más allá de la mera recreación que me parece que el libro flojea. Le falta algún secundario carismático, porque Cayo Lelio no aguanta esa función y los demás pasan demasiado fugazmente por la historia. Y, lo mismo que en el primer volumen, algunos diálogos me parecen excesivamente forzados, poco naturales.

También me parece que, a pesar de todos los intentos del autor, falla el sentido épico. Es más una sensación, pero no me ha enganchado, no me ha llegado del todo. 

Gracias a sus virtudes, especialmente la buena recreación histórica, y a pesar de sus defectos, bastante evidentes, es un libro que en general me ha gustado. No es algo que me haya maravillado, pero podríamos decir que está por encima de la media. 

Yo le daría un siete.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Indomable

El pasado día de Asturias, día del santo de mi peque, decidimos irnos ella y yo al cine a ver una peli de dibujos. Durante la semana, había hecho una brillante labor de publicidad a favor de Tadeo Jones, así que para allá que nos fuimos.

Pero una vez en el cine, vi con horror que la sesión a la que pensábamos acudir era en 3D y que la siguiente sesión normal la ponían después de casi hora y media. La verdad que no veía yo muy claro esperar con Covadonga durante todo ese tiempo, así que busqué en la cartelera y vi que ponían Brave en apenas media hora.





No era que me entusiasmara pasarme a ver una peli de princesitas Disney, por muy Pixar que hubiera, pero la opción de esperar por Tadeo nos trastocaba todos los planes para esa tarde, así que me lié la manta a la cabeza, pillé dos entradas, unas chuches, un agua y una cocacola (por unos 27 € del ala todo ello, manda narices) y nos fuimos a ver a la pelirroja Mérida. 

¡Qué buena suerte!

Pasé uno de los mejores ratos en el cine desde hace tiempo. A pesar del aroma feminista que vemos, sobre todo al inicio de la cinta, tenemos una protagonista interesante, unos secundarios también interesantes, una historia atractiva, mezclada con los paisajes salvajes de Escocia en versión digital y unos gags con los que me reí muchísimo.

La verdad, no sé quién de los dos disfrutó más. Pero a mí se me pasaron volando los cien minutos de metraje. Vamos, que es una peli que seguramente volveré a ver unas cuantas veces cuando me haga con ella (pero ya en casa).

Creo que la puedo recomendar y darle un ocho.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Dragones que bailan

Han sido casi cinco años de espera desde Festín de Cuervos hasta que al final he podido disfrutar de Danza de dragones. Cinco años que se han hecho muy duros, porque no se puede decir que FdC fuera un libro intenso. La decisión de Martin de dividir el cuarto volumen en dos tomos, debido a la extensión que iba tomando la cosa, podía parecer acertada, pero lo que pasó fue que en el cuarto volumen publicado nos vimos sin la mayoría de los personajes más carismáticos, aunque algunos como Jaime Lannister fueron un gran descubrimiento. 



Ahora, en DdD, volvemos a disfrutar de ellos: Jon Nieve, Daenerys Targaryen, Arya Stark, Tyrion Lannister... Aparecen otros puntos de vista muy interesantes (Theon y Asha Greyjoy, Barristan Selmy) Todos nos dan momentos sin duda memorables y algún que otro ladrillo, la verdad. 

Estamos de vuelta a la mejor localización que puede haber a día de hoy en la Fantasía Épica: el Muro. Así con mayúsculas. Porque no estamos hablando de una valla, no. Ni de un muro. Hablamos de un Muro, todo de hielo, de chorrocientos metros de anto por porrocientos metros de ancho y cienes de kilómetros de largo. Un muro de Adriano a lo bestia. 

También volvemos a las Ciudades Libres, con una guerra de por medio... y dragones. 

Y la cosa se complica en cuanto a culos candidatos a sentarse en el Trono de Hierro...

Y tenemos un par de sorpresas de esas que dejan sin aliento. Martin sigue siendo tan perro como siempre y no da tregua ni a protagonistas ni a prersonajes. 

La verdad es que estamos en el quinto volumen y parece que la serie va a tener siete en total. Pero la cosa, en lugar de irse perfilando para un desenlace que se presume épico, se dispersa en nuevas subtramas de las que no tenemos ni idea de cómo va a salir el orondo deus ex machina en que se ha convertido Martin.

El resultado es que DdD es un volumen algo irregular, con un desarrollo bastante lento que se precipita en las últimas 70-80 páginas y que no satisface muchas de las pretensiones del lector. No se aprecia un avance claro en la historia, más allá de que no es que el invierno se acerque, sino que ya está encima; o que los Otros van a ser quienes finalmente decida quién planta sus posaderas en el Trono de Hierro. 

Las apuestas suben y se pagan en oro bravoosi, amigos míos. 

Acabé un poco defraudado del volumen, aunque no se puede negar que el hombre sigue teniendo un oficio que te cagas y una mala leche impresionante. No llega al nivel de los tres primeros volúmenes de la serie (Juego de Tronos, Choque de Reyes y Tormenta de Espadas) y tenemos la sensación de que este cuarto volumen, finalmente dividido en dos (Festín de Cuervos y Danza de Dragones) no es más que un tomo de transición. 

Por todo esto, vamos a ponerle un siete.

Las previsiones para la publicación del sexto volumen son bastante aventureras. Se dice que para 2014 o 2015, pero Martin habla de que tiene apenas doscientas páginas terminadas de las aproximadamente 1.500 con las que se supone contará. Miedo me da.

Para terminar, alguna consideración sobre la edición española. Gilgamesh ha publicado este volumen en dos tomos, que vende por 38 euros del ala (48 euros la edición en tapa dura en un único tomo). El precio me parece una aberración, la verdad, una pasada para los tiempos que corren. 

Ambos tomos tienen un total de aprox. 1.300 páginas, divididas casi aritméticamente entre ellos. Pero cada tomo tiene solo 548 y 549 páginas de historia. De chicha, vamos. ¿Qué son las 100 páginas restantes, para un total de 200? La interminable lista de personajes y miembros de cada Casa de Poniente y Aledaños. No está mal, claro, pero no hacía falta repetirla en los dos tomos, digo yo. 

Eso, y que la edición en tapa dura saliera antes que la normal, me ha tocado bastante las narices, la verdad. Después de haberme pillado todos los volúmenes en edición normal, no pensarán ahora que voy a cambiar a estas alturas... No quedaría bien en la estantería.