jueves, 30 de diciembre de 2010

El truco final

Estamos de nuevo cinéfilos y hoy toca comentar la película El truco final (The prestige).

Una de las cosas buenas que tiene la televisión del Principado, la TPA, es que pone buenas películas y además sin publicidad. Otra cosa buena es que el segundo canal va desfasado una hora respecto al primero.

El truco final es una película que tenía ganas de ver. Forma parte de un fenómeno curioso que se da de cuando en cuando: el coincidir en el tiempo dos peliculas de similar temática de las que, normalmente, una de ellas triunfa y la otra fracasa más o menos miserablemente. Ejemplos: Robin Hood de Kevin Costner y la otra; 1492 y la otra del descubrimiento; Armaggeddon y Deep Impact; El sexto sentido y Los otros (estas dos no coincidieron tanto en el tiempo).

La pareja de El truco final es El ilusionista, con Edward Norton de protagonista, que me gustó bastante pero de la que apenas tengo recuerdos (suele ocurrirme; para algunas cosas tengo memoria de pez). Y entre ellas no sabría decir cuál es la buena y cuál es la mala.

En El truco final tenemos un reparto bastante apañado y brillante en ocasiones: Christian Bale, Hugh Jackman (este tío no es solo Lobezno, creedme), Scarlett Johansson, Michael Caine (el ingeniero que fabrica las herramientas de los trucos...).

La peli está narrada a saltos entre el tiempo presente y varios feedbacks que provienen de la memoria y/o los diarios de los protagonistas, mientras que la historia se reduce a la rivalidad entre los dos ilusionistas. Rivalidad que viene desde la época en la que eran jóvenes y actuaban como ganchos de otro ilusionista de renombre. Esta historia está bastante bien narrada y con un buen pulso que mantiene el interés en todo momento. La resolución es lo que a mí me termina de fallar: si bien el truco empleado por el personaje de Bale es, aunque poco creíble realmente, lógico y natural, el empleado por el personaje de Hugh Jackman entra de lleno en la ciencia ficción con un algo de disquisición metafísica que no termina de encajar en el tono general de la película. Aún así, el resultado es bastante interesante y la película se deja ver durante las cerca de dos horas de metraje.

Aunque en un principio el personaje de Bale es el "malo" y el de Jackman el "bueno", a la larga los dos están llenos de matices que hacen que ninguno de ellos merezca nuestro rechazo y que los dos capten nuestra simpatía, en un momento o en otro.

¿Lo peor? La introducción de la figura del genio Nikola Tesla. Y también la elección del ¿actor? encargado de encarnarlo... David Bowie no aporta nada, si exceptuamos los iris de sus ojos, a la excepcional figura del inventor croata, envidiado por el mismísimo Edison. 

Para pasar un buen rato. Un seis. Si no estuviera Bowie, un siete.

Por cierto, el cartel es penoso.

viernes, 24 de diciembre de 2010

¡Qué bello es vivir!

He estado dando unas cuantas vueltas al tema de la siguiente entrada del blog. Con las Navidades encima, no quería sin embargo hacer una típica entrada de felicitación y poco más. Así que, creo, nada mejor que habla de una de mis películas favorítas: It´s a wonderful life.

Dirigida por el gran Frank Capra y protagonizada por James Stewart y Donna Reed, cuenta la historia de George Bailey. George es bueno. Más que bueno, un pedazo de pan. Durante toda su vida sacrifica sus sueños y empeños personales por el bien de los demás: rescata a su hermano de la muerte en un lago de agua helada, perdiendo la audición de un oído; sacrifica su carrera para que su hermano pueda hacer la suya; cuando al final llega su momento, vuelve a sacrificarla para que, otra vez su hermano, pueda hacer carrera en la empresa de su suegro... Se ve encerrado en la vieja compañía de empréstitos, siempre entrampado, siempre intentando llegar a fin de mes, pero siempre con buena cara.

Llega la Gran Depresión. El día de su boda la gente entra en pánico y acude en masa a retirar su dinero. La solución: emplear el dinero de su regalo de boda para hacer los pagos y no tener que quebrar. Van saliendo adelante, pero un grave error de su tío pone a George Bailey al borde del abismo.

Incluso entonces, antes de suicidarse, es capaz de pensar primero en los demás y se tira desde el puente... para rescatar a un desconocido, Clarence, su ángel de la guarda. Éste le concede un privilegio: ser testigo de lo que habría sido de la vida de los demás si George nunca hubiera nacido.

Hay un final feliz, al que tanto están acostumbrados los yanquis. El hombre bueno no puede sufrir. Dios aprieta, pero no ahoga. Todo el pueblo se moviliza para resolver el grave problema de George Bailey. Incluso su hermano, ahora héroe de guerra, se desplaza al pueblo para echar una mano. Él es George Bailey, el hombre más rico de la ciudad. El hombre bueno.

He visto esta película infinidad de veces. Algún año incluso dos, separadas unos pocos días, en versión original y en castellano. Al final, acabé comprándome el DVD.

Y es curioso el efecto. A pesar de conocerla de memoria, me es imposible no llorar al final. Un nudo en la garganta se va haciendo cada vez más grande, cuesta tragar, y las lágrimas resbalan por mis mejillas.

Pero sólo en Navidad.

Sólo una vez he visto ¡Qué bello es vivir! en otra época. Y no llegué a llorar. Curioso, ¿eh?

Un saludo a todos los George Bailey del mundo. Que no desesperen, su momento llegará tarde o temprano y se hará justicia.

Para todos, de corazón, Feliz Navidad.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Secret Wars

Uno de los pilares del frikismo es el cómic. O, en su versión española, el tebeo. Español, europeo, americano, japonés... Todo vale para el friki de estomago agradecido que digiere hasta la más indigesta de las series. Y hoy introducimos esta categoría en esta nuestra bitácora.

He leído la serie completa del clásico de Marvel, Secret Wars (o las guerras secretas), de mediados de los ochenta. La serie original se compone de doce números, que posteriormente se ampliaron hasta 50 al publicarse la continuación, las Secret Wars II. Las publicó Planeta De Agostini en la línea FORUM, un clásico de los tebeos de superhéroes.

El argumento básicamente es que un ser casi divino, el Todopoderoso, que vive en un universo paralelo al nuestro en el que él es el principio y el fin de todas las cosas, toma conciencia de nuestro propio universo y, por curiosidad, transporta a algunos de los seres más poderosos para que luchen entre ellos al modo de "solo puede quedar uno". Los superhéroes, bajo el mando del Capitán América, se unen para volver a casa; mientras tanto los supervillanos, unidos precariamente bajo el Dr. Muerte, tratan de vencerles para luego competir entre ellos.

El sabor no puede ser más clásico. Tenemos juntos a algunos de los personajes más carismáticos (Capitán América, Hulk, Patrulla X, Vengadores, Spiderman, Doctor Muerte, Galactus...), Spiderman consigue un nuevo traje, negro, con todo lo que vino después... En cualquier caso, la trama es demasiado sencilla y ha envejecido de una forma no demasiado favorecedora.

La segunda parte, Secret Wars II, se desarrolla cuando el Todopoderoso viene a la Tierra ansiando comprender las motivaciones del ser humano. Son 38 números que se componen, además de la serie propiamente dicha, de números de otras colecciones como Los Nuevos Mutantes. Esta serie es menos homogénea tanto en interés como en calidad ya que depende de los creadores de las series implicadas. Algunos son infumables, otros ciertamente interesantes y el término medio es, pues eso, medio.

La serie es uno de los primeros fenómenos denominados cross-over que recuerdo. Básicamente intentan sacar un dineral de los aficionados utilizando el reclamo de una saga de interés supremo con inesperadas consecuencias en el universo ficticio. El negocio está en que, para enterarte de todo y saberlo todo, es imprescindible comprar un número cada vez mayor de tebeos de series distintas. Por ejemplo, la serie Civil War (que todavía no he leído pero tengo muchas ganas) se compone de casi 100 números. En los últimos tiempos, tanto Marvel como DC han hecho un uso cada vez más frecuente de estos cross-over.

Con todo, me ha gustado leerla. Tenía recuerdos de cuando tenía 12 años. En aquella época, en los últimos días de junio antes de las vacaciones, íbamos al colegio con libros, tebeos, juegos y todo lo que pudiéramos imaginar para pasar el rato. Las clases habían acabado, pero los curas no nos liberaban hasta que el calendario escolar finalizaba. Y entonces, descubrí las Secret Wars.

Podríamos darle un notable bajo. Un siete. Pero más por lo que representan que por su calidad real.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Hijo del tiempo

Sigo poniéndome al día con reseñas y demás con este comentario sobre Hijo del Tiempo (The ugly little boy), de Isaac Asimov (¿?) y Robert Silverberg de 1992.

Es la novelización de un cuento corto de Asimov que se encuentra en numerosas antologías de relatos de este maestro de la Edad de Plata de la Ciencia Ficción. El título del cuento es El niño feo, en inglés también The ugly little boy. La novela se tituló en el Reino Unido Child of Time.

El niño feo es uno de mis cuentos favoritos, si no el que más, de la extensa obra de Asimov. Es además uno de los que mejor recuerdo a través de los años y lo habré leído y releído seis o siete veces en los últimos veinticinco años (lo sé, me hago mayor). Y siempre con el mismo resultado: irremediablemente me caen unas lágrimas cada vez que llego al final (esto mismo me pasa con la peli ¡Qué bello es vivir!, pero curiosamente solo en Navidad; hablaremos de ello en una entrada próxima).

Por eso decidí, con bastante interés, leerme la novelización a cargo, según los créditos, del mismo Asimov y de Robert Silverberg. No estoy seguro de qué grado de implicación tuvo Asimov, ya que en ese año murió de SIDA, en el mes de abril, aunque la ficha del libro indica que se publicó en setiembre en los Estados Unidos. Eso, unido a que no he leído mucho a Silverberg, me hacían ser cauto.

La historia se resume en la recogida de un niño neanderthal por parte de una empresa que ha desarrollado una tecnología de estasis temporal. La señorita Edith Fellowes, enfermera diplomada, será la encargada de cuidar del niño. La historia se centra en la relación cada vez más estrecha entre cuidadora y niño y de cómo aquella vence su repulsión inicial y desarrolla una relación madre-hijo atípica con la criatura, a la que bautiza como Timmie. El pequeño no puede abandonar su burbuja de estasis, una especie de limbo temporal, hasta nuestro tiempo,lo que le convierte en un prisionero de facto (las explicaciones de por qué no puede ser, basadas en el principio de conservación de la energía, son bastante solventes). Hasta que, por circunstancias de logística de la compañía, tras varios años de estancia, se decide poner fin al experimento Timmie y hacerle volver a su época. Entonces... bueno, hasta aquí puedo contar sin destripar nada.

La novelización es muy fiel al relato original. Casi, casi, es una copia literal de muchos fragmentos. Su aportación se resume en incluir unos intercapítulos en los que se narra la vida de la tribu de la que proviene Timmie y sus conflictos con los cro-magnon, y en un final alternativo al cuento.

Este final es, en mi opinión, lo más criticable: Por un lado es demasiado explícito, echando a perder el encanto y la incertidumbre con la que termina el cuento; por otro lado, incluye unas dosis de moralina a la que tan dados son los yanquis y que, desde una perspectiva europea, sobra.

No obstante, a pesar de ese pequeño traspiés, el libro se lee con mucha facilidad y resulta muy entretenido. Pocas pegas se le pueden poner en ese sentido.

Como entremés, a la espera de pesos pesados que tengo en mi lista de pendientes, no ha estado nada mal. Aunque no se le debe exigir más de lo que puede dar.

Por tanto, a diferencia del relato corto que, sin duda es de sobresaliente, la novelización se queda en un aprobado alto. Un seis.

¡Ay, Dan Brown! Lejos está el día en que alguien se atreva a novelizar tus novelas. Afortunadamente.

martes, 14 de diciembre de 2010

Furia de Titanes

Este fin de semana he visto Furia de Titanes (Clash of the Titans, en V.O.) y sólo puedo decir que resulta decepcionante. Así, sin más. Ya destripé el resultado...

Y es que FDT es una muestra más de la falta de imaginación de la industria del cine estadounidense. No dejan de revisitar clásicos con esa prepotencia que les caracteriza, pensando que los descerebrados espectadores aplaudirán una vez más el despliegue de efectos especiales que, como fuegos de artificio, trufan el metraje. Piensan que esa vorágine será suficiente para esconder los muchos defectos de la cinta, pero el olor a carroña es más fuerte que el perfume.

Porque FDT no vale mucho. No es más que una sucesión de situaciones a cada cual más arriesgada, de las que el héroe sale con bien, por supuesto. No así sus compañeros, en una muestra más de que ser secundario de una peli de aventuras es una de las profesiones más arriesgadas: no se salva ni uno. Menos mal que sabemos que hay una historia detrás, porque sino sería como un episodio de Benny Hill en el que las escenas de lucha sustituyen a los gags.

La historia es la ya sabida de Perseo, así que para qué darle más vueltas. Lo que no entiendo es por qué meten a unos seres que llaman djinn, que viven en el desierto y que tienen una piel parecida a la corteza de un árbol.

Es triste ver también a actores como Liam Neeson (Zeus) o Ralph Fiennes (Hades) se prestan a salir en la superproducción. Seguramente ganarán una millonada a cambio de lucir palmito y aumentar el prestigio... Que tengan cuidado, no hagan como Jeremy Irons y empiecen a salir en bazofias como Dragones y Mazmorras o Eragon.

Bueno, la verdad es que los efectos especiales son impresionantes, pero carecen de la belleza de la clásica peli de los 80 del mismo título, con Harry Hamlin (el de La Ley de Los Ángeles) en el papel de Perseo.

Y el protagonista (bueno, su doblador) no para de gritar. Es exasperante. Y resulta que, si no recuerdo mal, es el mismo actor de doblaje que el del papel protagonista de Solomon Kane. Donde, por cierto, también grita. Mucho.

Lo dicho, un suspenso ganado a pulso. Un tres.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Sangre derramada

Últimamente las posibilidades de selección de títulos en Círculo de Lectores son bastante reducidas, teniendo en cuenta mis gustos. Por eso no tengo más remedio que experimentar y probar cosas nuevas. Ya me pasó con La estrategia del agua, de Lorenzo Silva, de la que hablé aquí y que no me pareció mal.

En esta ocasión me ha dado por probar algo de la afamada novela negra sueca. Parece ser que allí arrasa, que los autores salen como setas y que aquí se ha desbordado tras la aparición de Stieg Larsson y su trilogía Millenium que, por cierto, aún no he leído y no sé si lo haré. Sí, lo admito: tengo prejuicios sobre su calidad y pienso que una acertada labor de mercadotecnia unido a su desgraciada muerte, han hecho un fenómeno social de algo que pudiera no merecerlo en otras circunstancias.

Probablemente el gran público pueda conocer a Henning Mankell, al que sí tengo ganas de leer. Pues bien, teniéndolo como referencia, elegí Sangre derramada, de la escritora sueca Asa Larsson. No tenía ninguna referencia de ella aparte del nombre e incluso pensaba que era un hombre.

No tengo claro si repitiré la experiencia. El libro se lee muy bien lo que puede ser indicativo tanto de su calidad e interés como de que su prosa es fluida pero sin más pretensiones. Creo que en este caso lo segundo pesa más que lo primero...

Retrata bien la sociedad en la pequeña comunidad norteña en la que sucede la historia, pero no me acaban de convencer las historias en las que estas pequeñas comunidades cerradas, casi endogámicas, encierran en su interior una podredumbre que resulta al final poco creíble. Demasiados canallas y pocos habitantes... Es como si todos los indeseables tuvieran una casita en un bucólico pueblo cerca del Circulo Polar Ártico, como una especie de campamento de vacaciones para desequilibrados peligrosos.

La autora parece tener una cierta fijación con los pastores de la iglesia sueca. En su primera novela asesinan a uno de ellos; en ésta, la víctima es una pastora sobre la que se va hilvanando la historia de la comunidad. Aparte de eso, tampoco me acaban de convencer los autores que se basan en su propia vida para crear los trasfondos de personajes que, al final, resultan ser un alter ego de ellos mismos. Es como si no tuvieran imaginación suficiente para ponerse en el lugar de otras personas...

Si hablamos del misterio, el asesinato de la pastora, la verdad que no vi venir la resolución. Pero el final es muy precipitado, resuelto en apenas 20 páginas tras cerca de 400 de "introducción". Tal es así que dudo si lo que he leído es una novela negra o una crónica social.

La sensación final es un poco decepcionante. Lo dicho, son unas 450 páginas en las que parece que pasan muchas cosas y al final el reloj casi no se ha movido.

La nota final es un suspenso. Alto, porque se lee con gusto aunque el poso que queda es nulo. Un cuatro.

Dicen las malas lenguas que el nombre real de Dan Brown es Dan Larsson. Eso explicaría unas cuantas cosas.

martes, 7 de diciembre de 2010

La Primera Crónica

A pesar de la huelga de controladores, el mundo no ha dejado de girar, como parece que algunos temían en las duras horas del pasado viernes. Paso de comentar lo que esta gentuza ha provocado, aunque sí diré que olé los huevos del Gobierno y que espero que rueden cabezas.

La entrada va de reseña. Un día me vi en el Alcampo o en el Carrefour un librito por 2 € del que había leído algunas buenas críticas en la antigua revista Solaris. Como no comprar un libro por ese precio es pecado, me llevé a casa La Primera Crónica, primer libro de La Compañía Negra, trilogía fantástica escrita por Glen Cook.

Los libros cuentan la historia contada por Matasanos, cronista y médico, de la Compañía Negra, la última de las Doce Compañías de mercenarios que un día hubo. Es, por tanto, la historia crepuscular de un grupo antaño glorioso y que hoy vaga en busca de patrocinador. Poco les queda, además del honor, a los mercenarios. Digo honor, pues se vanaglorian de nunca haber faltado a la palabra dada y de haber hecho valer los contratos firmados, fuera cual fuera su contratador. Por casualidad, se ven envueltos en una guerra entre la Dama (el mal, para entendernos) y el Círculo de los Dieciocho (el bien, por así decir). Aunque se encuentran en el bando de los malutos, pronto veremos que en este mundo no hay blanco ni negro, sino toda una escala de grises en las que entran las distintas motivaciones de los personajes.

Por cierto que personajes hay unos cuantos y que son un pelín planos. Todos tienen unos nombres curiosos, más bien motes, pues la Compañía es algo así como una Legión Extranjera en la que, una vez enrolados, la historia personal de cada uno desaparece. La Compañía es la nueva familia del recluta. Con ella vive y con ella muere.

Tantos personajes hay que son bastante planos. Sólo Matasanos, por aquello de ser el narrador, y  Cuervo tienen algo detrás. No sé bien qué y en este primer libro no se dan más que unas pinceladas.

La historia no está mal, la verdad. El libro se lee fácilmente y las hojas discurren con rapidez. Pero no acabé de conectar ni con los personajes ni con la historia en sí. El mismo hecho de que se lea con rapidez es un síntoma de que es bastante plana: los pretendidos clímax pasan más bien sin pena ni gloria...

Tampoco puedo decir que sea decepcionante, ya que nada esperaba. Luego he visto que la historia tiene ya la friolera de 26 años y que actualmente hay 10 libros en total que narran las historias de la Compañía. Así que tiene su público.

En España no he visto ninguno más o no lo he sabido reconocer. Si los hubiera y si los encontrara a este asequible precio, no dudaría en comprarlos. Por lo menos ayudan a pasar el rato.

Lo dicho, Fantasía sin pretensiones. Aprobado raspado y a otra cosa.