lunes, 31 de octubre de 2016

Exodus

Otra revisitación más. Esta vez de Los diez mandamientos. ¿Qué necesidad había? 

Ahora, en el siglo XXI, la historia de Moisés la cuenta Exodus. Y Moisés es Batman, digo Christian Bale, en lugar del hombre, digo Charlton Heston. Y no sé quién es mejor, dicho sea de paso. 

Así que este es Moisés

 En el siglo XXI, Ramsés ya no es Yul Brynner, sino un tal Joel Edgerton al que solo recuerdo haber visto en esa otra película desmitificadora de Arturo... Y aquí sí que se pierde con el cambio. 

Vale que en Exodus el faraón Seti es John Turturro, pero tampoco es que el personaje sea demasiado importante.

¿Qué aporta Exodus que no tenga Los diez mandamientos? Quizá esa estética más realista, o más "sucia", que tan de moda se encuentra en todas esas películas que desmitifican hoy en día. 

Chicos, es que no sé ni siquiera por dónde empezar a comentarla. Desde el casting que no engancha (¿de verdad que no hay nadie mejor que Christian Bale para hacer de Moisés?) a no poder superar una historia que es por todos conocida. 


¿Te quedas con el original...


Quizá lo mejor de la película sea representar a Dios como un niño, con sus caprichos y todo. A lo mejor se podría decir que es una aproximación acertada del Dios del Antiguo Testamento que es, no lo olvidemos, un Dios celoso y vengativo que sigue la filosofía del palo y la zanahoria para obligar a bajar la testuz a un pueblo tan orgulloso como el hebreo, que es el único que le sigue. 

... o con la copia?


Es que hasta la escena del paso del Mar Rojo carece de la épica de Los diez mandamientos. Hasta parece que Moisés se ha dado cuenta, en sus viajes anteriores al éxodo, que hay una pauta que permite el paso por una especie de vado natural. No sé, me gusta más la imagen del Moisés de Charlton Heston alzando las manos y ese pasillo que se abre entre dos alucinantes muros de agua (una currada para los FX de la época). 

Que no, que no. Que no le veo la gracia. ¿Para qué seguir?

viernes, 28 de octubre de 2016

El amanecer del planeta de los simios

Siguiendo la tónica de revisitaciones de clásicos y de franquicias alargadas hasta el infinito, me encontré con El amanecer del planeta de los simios. La segunda película de César, después de la prometedora El origen del planeta de los simios, que proporcionaba un inicio creíble a una historia de un mundo en el que los simiosson como humanos y los humanos como los simios. 



 En El amanecer del planeta de los simios César ha guiado a su pueblo hasta un bosque, no demasiado lejos de la ciudad, en el que aspiran a vivir en paz y crear una sociedad propia. Por su parte, los supervivientes humanos se hacinan en los escombros de la ciudad, buscando las migajas tecnológicas que les permitan sobrevivir. 

Por eso llegan a chocar los dos grupos: los humanos buscan acceder a una central hidroeléctrica que les garantizará el suministro de energía a la ciudad y la supervivencia a largo plazo. El choque no deja de seguir las directrices de otros muchos ya vistos en la gran pantalla: desconfianza mutua, personajes malencarados, los líderes de ambos grupos se admiran mutuamente, pero hay elementos descontrolados que, literalmente, dinamitan un posible entendimiento y provocan un enfrentamiento a gran escala.

Nada nuevo bajo el sol. Recuerda demasiado a las pelis del oeste, con ese eterno conflicto racial de indios y vaqueros, lo antiguo y lo moderno. 



Esta segunda parte no llega al nivel de la primera, ni mucho menos. Ni los personajes son creíbles ni la historia engancha demasiado. Si unimos que las interpretaciones de los actores que encarnan a los simios ya no sorprenden a pesar de su grado de realismo, quedan pocos alicientes para darle una nota alta a la película. 

Y ya no solo eso: no sé qué alicientes quedan para una posible tercera parte. Vale que solo El Imperio Contraataca supera al original, o sea, que es normal que una segunda parte esté más cerca del truño que la primera parte, pero... no hay demasiados motivos para el optimismo. 

Un aprobado, y va que chuta.

domingo, 16 de octubre de 2016

17 ecuaciones que cambiaron la Historia

La Historia del género humano es una sucesión de continuos avances en todas las áreas del conocimiento, desde las más prácticas hasta las más espirituales o intelectuales. Esta historia de avances incluye, por supuesto, las matemáticas. 

Una de las asignaturas más odiadas de colegios, institutos y universidades es, sin embargo, una de las que más aplicaciones tiene a la vida cotidiana: sumar la lista de la compra, calcular porcentajes, estimar proporciones... es algo que todos hacemos casi a diario y que gracias a las matemáticas hacemos con facilidad. 



A partir de ahí, la cosa se puede compliar, y mucho: topología, topografía, astronomía, estadística avanzada, teoría de los grandes números, espacios n-dimensionales.... Gran cantidad de estos términos están muy lejos del común de los mortales, no solo en lo que respecta a su uso cotidiano, sino a la mera comprensión de los mismos, sus fundamentos y sus aplicaciones. 

Y resulta que el matemático Ian Stewart escribió un libro con las que son, a su juicio, las diecisiete ecuaciones más importantes en la Historia, siguiendo un patrón de capítulos muy similar al explicar cada una de ellas y mezclando alguna que otra anécdota que sirve para añadir interés y facilitar la lectura. 

El autor, con cara de no haber roto un plato


Es la lista de Ian Stewart, y como lista subjetiva supongo que podrá ser cuestionada y discutida. Aunque seguro que si a todos nos preguntan por nuestra lista, seguro que cuatro o cinco de ellas serían las mismas y otras no las diríamos porque sencillamente ni siquiera sabemos que existen. 

Empezando por el teorema de Pitágoras (ya sabéis, aquél que decía que el cuadrado de la hipotenusa es la suma de los cuadrados de los catetos); continuando por la descripción del logaritmo de un producto como la suma de logaritmos (simplificando cálculos); el cálculo diferencial (e integral, que permitirá avanzar a las matemáticas); la ecuación de la gravitación de Newton (que, por primera vez, describía la relación entre los cuerpos y fue una de las bases formales de la mecánica clásica), la definición del número imaginario o la ecuación de Einstein que relaciona la masa con la energía...

Muchas otras de las ecuaciones seleccionadas son mucho más complejas: la transformada de Fourier, las ecuaciones de Navier - Stokes (utilizadas en la mecánica de fluidos), la ecuación de Schrödinger (el mismo señor que tiene un gato que está muerto y vivo a la vez...), las ecuaciones de Maxwell que relacionan electricidad y magnetismo como dos caras de una misma cosa...

Como si fuera la lista de los reyes godos

 Es por esta complejidad creciente que el libro se hace mucho más difícil de leer cuanto más avanzamos, hasta llegar a un punto en que muchos de los conceptos no se asimilan o son tan extraños y poco intuitivos que hay que realizar un verdadero esfuerzo por comprender. Es por eso que no veo este libro como algo que se pueda recomendar a cualquiera, porque puede llegar a ser verdaderamente frustrante.  




domingo, 9 de octubre de 2016

Las cuatro plumas

Las guerras coloniales del Imperio Británico durante el siglo XIX (en mucha mayor medida que en el slglo XVIII) han sido un foco importante de inspiración para libros y películas. La delgada línea roja que defendía las fronteras o que ahondaban más aún en territorios exóticos, con sus episodios de caballerosidad y honor, se reflejaba en páginas y fotogramas con inusitada fuerza. Parajes como la India, Afganistán o Sudán eran conocidos por el público europeo gracias a esas aventuras. 

Las cuatro plumas es una novela del para mí desconocido A.E.W. Mason, escrita en los inicios del siglo XX (en 1902, para se exactos) y ambientada en las guerras del Sudán de los años ochenta del XIX. 

Portada de edición desconocida. Sobria, como la novela.


El joven Enrique Feversham recibe un telegrama en el que se le conmina a presentarse en su batallón para trasladarse al escenario de operaciones. A punto de casarse y dubitativo en cuanto a su manera de proceder en la batalla (tiene un miedo atroz a no estar a la altura de la valiente estirpe de guerreros a la que pertenece), se deshace de la fatídica nota en presencia de varios compañeros, algunos de los cuales adivinan el contenido de la misma. 

Es por eso que, durante el baile en el que se anuncia su compromiso, recibe tres plumas blancas. Tras explicarle con total honestidad a su prometida el motivo de ellas, ésta no duda en añadir una cuarta de su cosecha, y rompe el compromiso. 

Pocos son los que confían entonces en Enrique Feversham, cuando éste decide limpiar su honor y comienza su particular odisea, en solitario, hasta que es capaz de restituir, una a una, las cuatro plumas. 

Esto es lo que hecho de menos de muchas novelas de hoy en día: que puedan trasladarte, sin mucho esfuerzo, a parajes exóticos a vivir aventuras que ponen a prueba los nervios más templados. Incluso en el género fantástico hay pocos ejemplos. 

El autor, también desconocido.


Además Las cuatro plumas consigue su objetivo sin grandes artificios, sino con sencillez y humildad. No hay una acción trepidante, pero a cambio se percibe la angustia de Feversham cuando piensa que no va a ser capaz de terminar su titánica tarea. Angustia que el lector comparte a poco que sea empático. 

Supe de Las cuatro plumas desde muy joven, cuando ví la película de 1939 en aquellas míticas sesiones de cine del sábado por la tarde en el VHF, pero es ahora, ya bien entrado en años, cuando he podido leerla. 

Un notable para el bueno de Mason. 

domingo, 2 de octubre de 2016

Popurrí de cine de ciencia ficción

Se acumulan los temas y hay que ir dándoles salida, así que hoy voy a volver a hacer una entrada coral aunque siempre con un nexo común. En este caso el cine de ciencia ficción. El orden de las películas es el de visionado, no el cronológico.

ORIGEN

El mundo de los sueños como nunca se había visto. Leo di Caprio es el líder de una banda que se introduce en los sueños de las personas buscando información para venderla. Mucho diálogo metafísico sobre la naturaleza de los sueños y un cierto jaleo con todo eso de los sueños dentro de otros sueños y el paso del tiempo en cada capa. Interesante el concepto del limbo en el que se quedan quienes no pueden salir del sueño. 

La verdad es que la lógica detrás de todo lo que se ve en la película parece bastante coherente y creíble. También el grupo de conspiradores que están con di Caprio es consistente. 



La película deja algunas cosas suficientemente ambiguas como para pensar un rato después (¿despierta o no despierta di Caprio? ¿decide permanecer para siempre en un sueño más feliz que la vida real?). 

Un poco larga, quizá. Y un cierto regusto a Matrix, con tanta física imposible, aunque en un sueño en lugar de en una realidad virtual.

El 8,8 que tiene hoy en imdb me parece demasiado. Está bien, pero no es para tanto. Quizá todo lo que hace di Caprio últimamente se está magnificando. 

PUSH

En un futuro con cierto aire cyberpunk (aunque probablemente se esté abusando de esta etiqueta), hay un número creciente de mutantes, metahumanos o como quieras llamarlos. Personas que tienen ciertos poderes, en mayor o menor grado. 

Uno de ellos es Chris Evans (sí, Johnny Storm y Steve Rogers en carne y hueso), que se ve asaltado por el personaje de Dakota Fanning, una niña que tiene visiones del futuro y que, según dice, nunca se equivoca. 



La trama gira en torno a cierto compuesto químico que una agencia gubernamental secreta (el gobierno parece ser uno de los villanos favoritos en este tipo de películas) ha desarrollado para potenciar las capacidades de estos metahumanos y utilizarlos con oscuros fines. 

Entretenida, la verdad, aunque es imposible que los pensamientos vaguen y se centren en personajes de la Patrulla - X. Algo mejor que el 6,1 de imdb.

RIDDICK

Tercera transformación de Vin Diesel en el personaje que más fama le ha dado además del Dominic Toretto de la saga A todo gas

Riddick, personaje que según alguna historieta se gestó en una campaña de Traveller a la que estaba jugando Vin Diesel (reconocido aficionado a los juegos de rol) se convirtió en un fenómeno en aquella película de serie B que era Pitch Black. Después de ella, Las crónicas de Riddick no fueron para tanto, aunque ayudaron a aumentar su leyenda. 



Riddick está mejor que la segunda, por supuesto, aunque la historia está bastante trillada: el bueno de Riddick se encuentra en un planeta, solo, sin recursos... hasta que un par de naves aparecen por el horizonte planetario. Van en su busca, claro, a cobrar la recompensa por su captura. 

Riddick es mucho Riddick. Demasiado. Algunas de las cosas que hace en la película son bastante increíbles hasta para el cine. Se queda uno un poco WTF? cuando lo ve. 

Entretenida, pero la moda de las pelis en oscuridad y con fogonazos que dejan entrever lo que hay un poco más allá, me toca bastante las narices últimamente. 

Como curiosidad, Jordi Mollá vuelve al cine americano a hacer lo que mejor sabe hacer: de villano (y morirse). 

REPO MEN

Un descubrimiento con Jude Law y Forest Whitaker, un par de recuperadores de órganos. 

En un futuro bastante cercano los transplantes de órganos son financiados por entidades privadas. Usted paga a cómodos plazos y nosotros le ponemos un corazón nuevo. O un hígado. O un riñón. O todos a la vez. Garantizado. 

Pero ¿qué pasa si no puedo pagar la cuota? Un recuperador se presentará en su casa cuando menos se lo espere con la misión de obtener el bien cuyo pago no se ha satisfecho. ¿Que usted se muere? Haber leído la letra pequeña.



Humor bastante negro, tres actorazos (los dos anteriores y Liev Schreiber), un ritmo frenético y un final que deja totalmente descolocado. 

Sí, todo un descubrimiento que pusieron por la tele en un horario bastante alejado al prime-time. Muy entretenida y con un metraje ajustado, quizá la que más me ha gustado de las cuatro.

Como curiosidad, la mujer de Jude Law es Carice Van Houten (la sacerdotisa roja de Juego de Tronos).