domingo, 10 de abril de 2011

Números redondos

Dos años.

Cien entradas.

Este es el resumen desde que empecé con Historias de Iramar. Hoy, se cumplen ambos. Una casualidad, pero no del todo. He estirado la aparición de las últimas entradas para crearla. Me gusta.

Nos aproximamos a la media de una entrada a la semana y he podido alcanzar una cierta regularidad en las publicaciones. Ya que durante la semana me faltan normalmente tiempo y ganas, los fines de semana y las vacaciones son un hervidero de actividad (evidentemente, en comparación con el resto). Ya se puede hablar de tendencias y costumbres, en ese sentido.

Tengo una lista de temas para tocar aquí relativamente extensa. Con la frecuencia que llevo este año 2011, daría para todo el año sin contar con las reseñas de libros o películas. Eso es bueno.

No me he cansado todavía de escribir aquí, aunque el público es reducido. Contaba con ello desde el primer día, asi que en gran medida escribo para mí mismo. Para recordar, dentro de unos años, las tonterías que decía. Esto también es bueno.

Desde que llevo un registro de entradas, reflejando oscilaciones que no pueden justificar mis cuatro fieles seguidores (100% de familia y amigos; por cierto, gracias) me he dado cuenta de la existencia de visitantes esporádicos y que puede que algunos incluso repitan visita. Poner la dirección en la firma de mi perfil en algunos foros y en facebook, además de algunas localizaciones aleatorias gracias a Google, los ha hecho llegar hasta aquí. Quizá algún día decidan quedarse.

Aunque mi producción literaria se limita a certámenes puntuales y a la eterna revisión del Ciclo de Iramar, he ido añadiendo cositas que pueden ser interesantes: cine y televisión, principalmente; un poco de tebeo; mi cruzada particular contra Dan Brown (un poco fundamentalista, he de admitir). Para el futuro pretendo mantenerlo y tengo algunas buenas intenciones: módulos de rol; reseña de manuales; personajes con su trasfondo y estadísticas... Veremos.

El balance es positivo. Me encuentro a gusto. No veo, en circunstancias normales, un fin cercano a esta bitácora, así que espero que sigáis acompañándome en este viaje.

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