lunes, 2 de mayo de 2011

Sábana Santa

Hablando de Caballo de Troya decíamos que en gran medida parece estar basado en las imágenes de la Sábana Santa de Turín.

Más o menos todos sabemos la historia de la tela que pretendidamente cubrió el cuerpo de Jesús directamente después de la Crucifixión y que de un modo milagroso quedó impresionada con la imagen del llamado Hombre de la Sábana.

Venerada como reliquia durante siglos, no aparece inequívocamente en la Historia hasta el siglo XIV, siendo considerada hasta entonces como La Reliquia por excelencia aunque a día de hoy la Iglesia no se ha pronunciado sobre su autenticidad. Las manchas de sangre parecen coincidir con las del Santo Sudario de la catedral de Oviedo y parecerían demostrar que estamos ante las telas empleadas para amortajar el cuerpo de Jesús.

Objeto de numerosos estudios, durante los años 80 del siglo XX se dató utilizando la técnica del carbono 14 (isótopo radiactivo natural). Tres laboratorios recibieron una muestra y procedieron a su estudio, arrojando fechas en el entorno de los siglos XIII y XIV.

Aunque esto debería haber puesto fin a las especulaciones, paradójicamente la veneración por la Sábana Santa apenas ha decrecido y la polémica sobre las pruebas continúa hasta el día de hoy.

La verdad es que, hasta entonces, las pruebas reunidas parecían llevar irremediablemente hacia la autenticidad de la tela: la forma del tejido, las muestras de polen y gramíneas recogidas... incluso el tipo sanguíneo del Hombre de la Sábana, muy común en Palestina... La misma imagen recogía detalles que parecían contrarios a la iconografía aceptada, principalmente la presencia de un casco de espinas (y no una corona como se representa tradicionalmente) y el punto de perforación de los clavos en las muñecas (y no en las palmas, que resulta fisiológicamente imposible). Las heridas aparecen nítidas y son compatibles con lo relatado en los Evangelios. ¿Estábamos mirando el rostro de Dios?

El proceso de formación de la misma imagen resulta desconocido a día de hoy. La tela está quemada superficialmente aunque con distintos grados de intensidad, lo que permite realizar un modelo tridimensional de la imagen. Existen no obstante teorías sobre la posible falsificación o imitación medieval, relacionando a maestros como Leonardo da Vinci (¡ay, Dan Brown!), pero ninguna parece explicar satisfactoriamente el grado de complejidad logrado en la imagen.

Los defensores de la autenticidad de la reliquia estiman que la "radiación" emitida por el cuerpo de Jesús en el momento de la resurrección, impresionó la tela con la imagen de su cuerpo. Defienden incluso que esto podría desvirtuar la datación por el carbono 14.

Atacando directamente el procedimiento seguido por los laboratorios datadores, los defensores de la autenticidad de la reliquia los acusan de mala praxis. También de una elección desafortunada de la zona de muestras, ya que la Sábana Santa ha sufrido varios accidentes durante su historia conocida en forma de incendios, además de estar expuesta durante centurias al humo de las velas. En opinión de algunos, esto también llevaría a errores de datación.

En la primera década del siglo XXI, se ha apuntado a que la Sábana Santa habría sufrido una restauración medieval, entretejiendo hilos de algodón entre el líno original, de forma imperceptible a la vista pero con resultados erróneos en la catalogación.

¿A dónde nos lleva todo esto? En principio a ningún sitio. Parece que todas las pruebas, incluida la datación, son circunstanciales o, al menos, tienen argumentos en contra que impiden tomarlas como ciertas al 100%. Quizá ayudaría una nueva datación realizada en otra zona del paño, pero la Iglesia no ha dado su permiso todavía. En cualquier caso, es necesario un estudio en profundidad que determine otras posibilidades.

¿Qué pienso yo? Pues que SÍ es una reliquia auténtica. Pienso que la Sábana Santa y, probablemente el Santo Sudario, son las únicas reliquias ciertas que tenemos y que demuestran la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, que demuestran su Sacrificio y nos dan esperanza en que la existencia no termine con nuestra muerte física.  

¿Qué pasa si se demuestra que es una falsificación medieval? En principio, nada. Decepción por un lado y admiración por el otro, pues parece increíble poder hacer algo así (y no repetirlo, por cierto). El mensaje del Cristianismo seguiría siendo válido, tanto como creencia en una vida posterior como mera corriente filosófica.

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