miércoles, 4 de enero de 2012

Thorgal Aegirsson

No solo de Marvel y DC vive el comicófago. 

Hay vida más allá del Capitán América, Batman, Spiderman, Linterna Verde o La Patrulla -X. 

Esa vida está en Europa, con una larga tradición de colecciones y autores, algunos de los cuales han dado el salto a la industria americana (es el caso de Moebius y su visión de Estela Plateada que, como curiosidad, es materia de discusión entre dos marineros en el submarino de la peli Marea Roja - Denzel Washington, Gene Hackman). 

Estéticamente y argumentalmente, el cómic europeo suele ser más completo que el yanqui, aunque supongo que para gustos están los colores. De hecho, diría que más del 90% del cómic que yo consumo es americano y el resto es patrio o europeo. De este último, el que más he disfrutado es el personaje de Thorgal. 

Es un vikingo atípico, más deseoso de retirarse a un lugar apartado con su mujer y su hijo que de guerrear y saquear. Rescatado del mar por los hombres del norte durante una noche de tormenta, fue bautizado como Thorgal Aegirsson por el dios del trueno, Thor, y por Aegir, rey de los mares en la mitología nórdica.

Durante nada menos que 29 álbumes, somos testigos de sus peripecias en compañía de su mujer Aaricia y de su hijo Jolan. Veremos personajes más oscuros, como Gandalf el Loco o Kriss de Valnor (villana recurrente de la serie y que pondrá en aprietos a nuestro héroe), amigos como Tjall el Impetuoso o Arghún Pie de Árbol. Visitaremos lugares exóticos y lucharemos contra criaturas míticas.

El nivel de la serie es, y se mantiene, muy alto. Pero poco a poco empiezo a desconectar ante el giro de la trama, que pierde ese sabor fantástico e histórico para hacerse más evidente el sesgo ci-fi que estaba latente en la historia. 

Jolan desarrolla ciertos poderes psíquicos que dan base al gran álbum Alinoë. Estos poderes tienen un origen sorprendente, porque tanto Thorgal como Aaricia no son lo que parecen ni lo que ellos han pensado siempre. Su herencia se aclara en la serie de El país de Qä, iniciada con el grandísimo álbum de Los arqueros, dándose de bruces con su origen extraterrestre. 

A partir de aquí la cosa se disparata un poco para mi gusto, aunque mantiene la coherencia de los guiones y la calidad del dibujo. 
Comenzando en el número 30, es Jolan el que toma el peso de la narración, coincidiendo con la sustitución del guionista Jean Van Hamme por Yves Sente. No he llegado hasta aquí, así que no sé si continuan mereciendo la pena.

En resumen, hay una serie de álbumes de gran calidad e incluso los que no llegan a esta excelencia están bastante bien. La serie es altamente recomendable para cualquier aficionado al cómic.

Como no quiero poner material protegido para ilustrar esta entrada, creo que será mejor enlazar a la página web y así podréis juzgar por vosotros mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario