domingo, 14 de octubre de 2012

El arte de destruir legados

Ya en varias ocasiones he visto cómo los autores de obras que podemos considerar de culto, se lían los trastos a la cabeza y se dedican a continuarlas, quizá en busca de reverdecer viejas glorias o, probablemente en la mayoría de los casos, por hacerse con un buen fajo de billetes.

La cosa ya viene de lejos. No hay más que recordar que Cervantes, después de ver cómo un tal Avellaneda se aprovechaba de su Ingenioso Hidalgo, decidió escribir una continuación. Lo que fue la segunda parte del Quijote, vamos.

Recuerdo también cómo Dumas, padre, continuó las andanzas de los tres mosqueteros más uno en Veinte años después. O cómo Arthur Conan Doyle tuvo que retomar a su personaje estrella, Sherlock Holmes, debido a la presion popular después de que creyera haberlo matado bien muerto en las cataratas de Weilerbach. 

En estos casos, la calidad de la continuación es al menos similar a la de su primera parte, así que no son un ejemplo de lo que quiero decir aquí: continuaciones que son manifiestamente inferiores a sus originales, o cómo se puede destrozar un legado que ha costado mucho construir. 

Vamos a ver algunos ejemplos:

Larry Niven escribió Mundo Anillo en 1970, ganando los premios más prestigiosos de la Ciencia Ficción. Aunque la historia no era gran cosa, el atractivo que supone la descripción del mundo con todo lujo de detalles y con una base científica sólida (quiero decir, si realmente se pudiera construir un mundo así), era suficiente para mantener el interés. En 1980 (véase el lapso temporal, un hecho que se repite en estos ejemplos) llega Los ingenieros de Mundo Anillo. Esta segunda parte carece de la misma base argumental sólida, pero además pierde el efecto sorpresa producido por la ambientación. No contento con esto, en 2004 y 2005 aparecen la tercera y cuarta partes, ya totalmente prescindibles (de hecho, no he leído la cuarta, visto lo visto). 

En la década de 1950, Isaac Asimov escribe la trilogía original de la Fundación, compuesta por Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación. Arrasó con premios y menciones especiales, y aún hoy se la considera una de las obras más influyentes de la Ciencia Ficción. Pero esto no fue suficiente para el bueno doctor, sino que en la década de 1980 escribió y editó Los límites de la Fundación y Fundación y Tierra. No tienen nada que ver con la trilogía original y además trata d conectar, un poco con calzador, con sus series de Robots y del Imperio Galáctico. El resultado es más bien desigual, con las tres primeras obras muy por encima en calidad respecto a sus sucesoras. Y de las otras novelas de la serie, escritas por terceros, mejor no hablar. 

Allá por 1977, un tal George Lucas dirige La guerra de las galaxias. La peli se convierte en un fenómeno de masas, como lo fueron El Imperio contraataca (uno de los pocos ejemplos de segundas partes que mantienen el tono de una trilogía) y El retorno del jedi. Podía haberse quedado así perfectamente, a pesar de periódicas revisiones únicamente destinadas a engrosar el tamaño de su cartera, pero a finales de la década de 1990 y principios del siglo XXI, perpetra una segunda trilogía, correspondiente a los episodios I, II, III (recordemos que La guerra de las galaxias era el episodio IV). A pesar de las ventajas de las nuevas tecnologías, esta serie es decepcionante en todos los aspectos: actores, personajes, historia... Genera ciertas incongruencias y no satisface más que a los más fanáticos. 

¿Por qué tú odias misa?


Años más tarde, el mismo Lucas dirige En busca del arca perdida, la presentación en sociedad de un tal Indiana Jones, uno de los héroes icónicos del cine. Luego llegarían Indiana Jones y el templo maldito e Indiana Jones y el santo grial. La segunda parte resultó ser un poco pobre, no así la tercera que presentaba al padre del Dr. Jones en la persona de Sean Connery (¿recordáis que hubo una época en que este tío tenía que estar en cualquier peli que se preciara?). También podía haberlo dejado ahí, pero no. Tuvo que perpetrar la infame Indiana Jons y la calavera de cristal. Otra cagada, con la gravedad de que el amigo Lucas es reincidente. 

¿Qué puede ocurrir si a la Rowling se le ocurre, digamos dentro de diez o quince años, retomar a nuestro querido Harry Potter? 

¿Qué puede hacer a un autor arriesgarse a enfangar así su legado?

Son cuatro ejemplos, pero seguro que hay muchos más.


2 comentarios:

  1. Hola amigo cinéfilo
    todos sabemos que el 7º arte, la literatura, ¿todo? están hechos para ganar dinero. Si algo tiene éxito...pues a sacar tajada de las siguientes partes: Rambo, Rocky,... Y dentro de un par de meses: El Hobbit, dividido en 3 partes!!!!!! Casi no me lo puedo creer. Menos mal que me pilla de joven y no espero morir antes de verlas todas :-)

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  2. Lo de El Hobbit, veremos. El libro no da para tres pelis de dos horas, así que a ver qué se saca de la manga el amigo Jackson.

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