domingo, 8 de febrero de 2015

La Batalla de los Cinco Ejércitos

Final apoteósico de la trilogía de El Hobbit, según Peter Jackson. La odisea llega a su final entre sensaciones agridulces. 

Igual que ha pasado con los otros dos capítulos de la trilogía, mi opinión difiere en gran medida de las de mis amigos exégetas de la obra de Tolkien. La cosa es que tienen razón: las adaptaciones de El Hobbit son mucho menos fieles que las de El Señor de los Anillos: personajes inventados, situaciones que nunca se darían, no ya en la obra sino en toda la Tierra Media (ese romance entre enano y elfa chirría, lo mires por donde lo mires), Radagast y su trineo tirado por conejos... Reconozco que para un purista es algo difícil de aceptar todo esto.

La base ya es difícil: una trilogía de un libro de apenas quinientas páginas. Un poco excesivo, diria yo. Dos películas serían aceptables. Tres... El ansia de negocio lleva a rellenar metros de cinta con la que enganchar al público, eso está claro. 

Acepto todos esos argumentos, claro. Todos tienen su importancia. Donde difiero de mis amigos es que al hacer esto las películas sean malas. No lo son. 

La Batalla de los Cinco Ejércitos es un final épico, como un libro como El Hobbit se merece. Empezando por el glorioso Smaug (del que poco podemos disfrutar hasta que Bardo lo abate con algo bastante distinto a una flecha), pasando por los inmensos salones de Erebor y terminando en la batalla en sí.

La batalla, como esperaba, no defrauda. Elfos, enanos, ciudadanos de Valle, águilas, orcos y huargos. No falta nadie, cada uno con su idiosincrasia. Podemos discutir la estética de Dain Pie de Hierro, más cercana a un enano de Warhammer y podemos sorprendernos (para mal) cuando aparecen los gusanos de Dune, por un error de navegación. Pero no podemos negar que Peter Jackson sabe filmar batallas y transmitir la desesperación ante el arrollador empuje de las hordas del mal. 

¿En qué estabas pensando, Peter Jackson?

La escena en el Bosque Negro, en la que el Concilio Blanco se enfrenta a Sauron y a los espectros del anillo, parece que también ha levantado ampollas. Yo la considero necesaria y aclaratoria para entender a dónde va una historia como El Hobbit cuando se encuentra con El Señor de los Anillos. 

Pero lo mejor de la película no es nada de eso. Lo mejor es el personaje de Thorin. Cómo no es feliz aún cuando ha conseguido lo que nadie esperaba: volver a sentarse en el trono de Erebor. Pero no haber encontrado la Piedra del Arca, el tesoro más preciado, le consume la mente. La mirada extraviada, el rostro desconfiado, las voces en su cabeza... Creo que ha conseguido llegar a lo más profundo del personaje, sin desmerecerlo para nada. 

Thorin, alicaído en su trono de piedra



Y así, viendo a Thorin hundirse en las profundidades de su propio yo, lo veremos alzarse como un faro de esperanza cuando traspase las puertas de Erebor para luchar en la batalla, seguido por sus fieles compañeros. Y su muerte, en brazos de Bilbo, en total paz consigo mismo y con los demás. 

Sin duda, Thorin es el protagonista de la cinta, muy por encima de Bilbo, Gandalf o Bardo. 

En imdb le dan un 7,7. Yo le doy un siete alto. Me ha gustado, ¿qué le voy a hacer?

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