domingo, 27 de diciembre de 2015

The Flash (T1)

Barry Allen, el hombre vivo más rápido, The Flash. 

Un superhéroe icónico de la gran rival de Marvel, DC Comics. Miembro de la Liga de la Justicia de América junto a Wonder Woman, Batman y Superman, entre otros. Una de las señas de identidad de la editorial. 

Yo soy la liebre, Usain Bolt es la tortuga

Antena 3 emitió la primera temporada de la última adaptación televisiva (aún la está emitiendo en sus canales de TDT), nacida a raíz del éxito de Arrow. En esta ocasión, el superhéroe acelerado es un prometedor joven con un pasado traumático. Su padre está en prisión, acusado del asesinato de su madre, y él mismo vive acogido por el oficial de policía que investigó el caso. Y para colmo está coladito por la hija de este. 

Un cacao de tres pares de narices. 

¿Luego? Lo normal: le cae un rayo provocado por un accidente en un acelerador de partículas y resulta que su metabolismo se acelera y le da supervelocidad. La releche.

No termina aquí la cosa. Resulta que Barry no es el único afectado por el accidente, sino que hay diversos metahumanos pululando por ahí, muchos de ellos con aviesas intenciones. Así que como Barry es un poco novato en estas lides, necesitará la ayuda del Doctor Wells y sus ayudantes Caitlin y Cisco, que le proporcionarán su soporte y tecnología para que Barry consiga derrotar a los malotes a la saludable tasa de uno por capítulo. 

Por cierto que cada capítulo sigue el mismo patrón: el metahumano hace de las suyas, Barry fracasa en el primer intento de capturarlo e incluso las pasa canutas, descubren el punto débil del metahumano que, normalmente precisa que Barry rebase sus propios límites, aún a riesgo de su vida, para que funcione el plan, y el metahumano es derrotado y encerrado.

Bueno, hay que añadir algunos líos de faldas, triángulos amorosos, tensión sexual no resuelta... Lo habitual en estos casos. Y viajes en el tiempo producto de la hipervelocidad. Esto ya no es tan habitual...

Flash y su reverso. Como los payasos de Micolor.


A pesar de todo resulta una serie entretenida, tipo Smallville que ya pudimos disfrutar hace unos años, para todos los públicos y ayuda a pasar las noches de verano.. No obstante, el 8,3 que hoy le dan en imdb me parece demasiado. Como mucho está para un bien.

Lo que no tiene nombre es la costumbre de las cadenas de televisión de programar las series como si de un maratón se tratara. The Flash se emitía los lunes, empezando a eso de las diez de la noche, tres capítulos seguidos. O sea, venía a acabar a la una de la mañana, minuto más, minuto menos. Y al día siguiente había que trabajar... De lujo.

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