martes, 22 de agosto de 2017

Una guerra que no podemos ganar

Ya han pasado cinco días de los atentados en Barcelona y Cambrils, y toca hacer alguna reflexión. 

Lo que se me viene a la cabeza es el título de la entrada: ésta es una guerra que no podemos ganar. 

Es una guerra, por que uno de los bandos piensa que lo es y actúa en consecuencia. Por desgracia, ese no es nuestro bando. No pensamos que estamos en guerra, y no actuamos en consecuencia. Nuestro propio buenismo nos va a pasar una factura engordada.

Y no podemos ganarla porque no estampos preparados para ello. Porque da igual a cuántos terroristas, yihadistas, "radicalizados" se detengan. Da igual cuántas células se desmantelen y cuántos atentados se aborten por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Da igual si estamos en Alerta 4 o Alerta 5. Da igual si ponemos bolardos o no. 

Solo hace falta que uno de estos terroristas, yihadistas, "radicalizados" escape de la telaraña, que una célula mantenga su capacidad de operación, y ya tenemos un lío de altas proporciones. 

Aunque vamos aprendiendo a marchas forzadas, este no es el tipo de terrorismo al que estamos acostumbrados, un terrorismo más bien político, practicado por personajes que en el fondo son unos cobardes. Este terrorismo al que nos enfrentamos está practicado por personajes que ven un enemigo en todo aquel que no profese su religión, que no tiene miedo al martirio y que, a falta de medios, hace gala de un ingenio sorprendente. 

¿Qué haces cuando tu vecino, inmigrante de segunda generación, integrado y todo lo demás, de repente da un giro a su vida que pasa por arrebatarte la tuya?

Así que esto va a seguir igual, o peor. Habrá un goteo de casos, de muertos y heridos, por toda o la mayor parte de Europa.Y en España, puerta de esa Europa encerrada en sí misma a través de Ceuta y Melilla, hacía tiempo que tocaba. 

Solo nos queda confiar en esos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, que tan bien lo están haciendo, para minimizar los efectos de esta guerra en la que, sin saberlo, estamos inmersos. 

Y convendría poner las cosas en su justa medida. Según estadísticas oficiales, de las casi cuatro mil víctimas de atentados de este tipo, apenas una cincuentena se encuentran en Europa. Lo que viene a sacar otro gran defecto nuestro: el eurocentrismo. Pensamos que nuestras vidas valen más que las otras, por el mero hecho de no ser europeos. 


1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo, aunque yo abundaría en varios aspectos:
    Estamos acogiendo inmigrantes que huyen de sus países en guerra. Me parece humano hacerlo, pero una vez cese el conflicto y no haya peligro...les pagaría el retorno sin dudar. Su paso por nuestros territorios debe ser temporal. Otro caso bien diferente es el de los inmigrantes económicos, como los marroquíes. Llevan décadas instalados en nuestro país (y en el resto de Europa), y hay segundas y terceras generaciones, las cuales no logran integrarse, bien sea por cultura, por odio al cristiano o porque les gusta seguir ondeando la bandera de su país de "origen" cuando ellos y sus padres ya son españoles por derecho. Esta marginalidad habría que evitarla a toda costa porque sino, lo que se consigue son guetos, que desean lo que ven en los barrios "cristianos" pero no pueden acceder, nidos de odio, que se retroalimentan y acaban explotando (literalmente también). Los bolardos o maceteros no son solución. Es cierto que dificulta un tipo de atentado contra las personas que se está practicando últimamente, pero basta con entrar en la Basílica del Pilar, en Covadonga o en El Rocío con un cinturón de explosivos para que se olviden del uso de los vehículos. España en tan grande y tan vulnerable (como el resto de países) y las infraestructuras tan dispersas y poco vigiladas (no se pude tener a una patrulla vigilando las 24 horas cada túnel) que la colocación de un camión con explosivos en un túnel p.e. o en un puente, causaría tantos estragos y supondría tal golpe al tránsito de mercancías y personas que los daños económicos serían incalculables.
    Los atentados de Barcelona fueron lo menos grave que pudo haber pasado teniendo en cuenta las "desgracias" sufridas por los terroristas: explosión del chalet con muerte de al menos dos terroristas, entre los que se encontraba el "cerebro", accidente en la autopista de otra de las furgonetas alquiladas por ellos y huida a pie de de su conductor y vuelco del coche con los cinco terroristas abatidos, los cuales sólo portaban armas blancas. Si llegan a tener explosivos auténticos o armas de fuego el número de víctimas hubiera sido otro.
    Por otro lado, la suerte hay que aprovecharla, y los Mossos lo hicieron. Mo enhorabuena a todos ellos, no así a los políticos, tanto a los catalanes como a los del Estado. Sentí vergüenza ajena por su gestión, sus reproches y sus ganas de destacar sobre el resto. Echo de menos una Ley que establezca quien es el Cuerpo competente para investigar un hecho de estas características, creo que los Mossos no están tan preparados como Gc y CNP.
    Espero que no vuelvan a atentar, aunque es más un deseo que una convicción, y volvamos a tener la "suerte" de que los terroristas vuelvan aa ser unos chapuzas.

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