domingo, 10 de septiembre de 2017

Los odiosos ocho

Otra vez Tarantino y otra vez lo mismo: una película que me gusta excepto por esa media hora final que se pierde en un baño de sangre sin sentido. Como Django desencadenado, como Malditos bastardos....

En esta revisitación de las historias del Oeste, Tarantino crea un universo entero con un puñado de personajes y dos escenarios: una diligencia y una parada de postas en la que los viajeros pueden descansar, comer, echar un sueñecito y reponer existencias de primera necesidad. 




El inicio y el desarrollo de la película, como siempre, es superlativo. Diálogos ingeniosos y creativos, personajes llenos de relieve, cada cual más atractivo que el anterior, desde el oficial negro de Samuel L. Jackson hasta el cazador de recompensas de Kurt Russell, pasando por el verdugo de Tim Roth. Todos estos personajes van completando un cuadro cada vez más colorido de relaciones entrecruzadas, con detalles tan vívidos como la maldita puerta que no acaba de cerrarse y deja entrar la ventisca cuando uno menos se lo espera. Detalles que hacen que el espectador pierda la noción de estar viendo una película en lugar de una situación real. 

Es por eso que me da rabia no poder soportar a Tarantino, porque cuando se mantienen esas premisas no tiene nada que envidiar a ningún gran director de la Historia. Pero luego se le empieza a ir la pinza y la ensalada de tiros, sangre, vísceras y demás, termina por ser tan desagradable que no puedo terminar la película. 

Me ha pasado ya demasiadas veces, y esta no es la excepción: dejé la película cuando quedaban unos veinte minutos para el final. Demasiado para mí. 

¿Tengo la sensación de perderme algo? La verdad es que sí. Tengo la sensación de haber perdido algo más de una hora de mi tiempo para crearme unas expectativas que sabía positivamente que se iban a ir abajo. 

Ocho, ocho. Los odiosos son ocho. ¿No sabéis contar o qué c... os pasa?


Por cierto, durante un rato largo no dejé de preguntarme por dónde andaba Channing Tatum. No tardé en llevarme una desagradable sorpresa, aunque no tanto como la que se llevó Samuel L. Jackson.

1 comentario:

  1. Flojo, que eres un flojo. Y luego seguro que ves "Bab taste" (mal gusto) o "Braindead: tu madre se ha comido a mi perro".

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