En apenas unos días de mayo de 1941, el ejército alemán conquistó la isla de Creta en el marco de sus operaciones en el Mediterráneo Oriental durante la Segunda Guerra Mundial. El objetivo, eliminar la molesta presencia británica, una vez que Grecia había sido conquistada en abril del mismo año, previamente a volcarse en la ambiciosa invasión de la Unión Soviética.
Fueron apenas diez o doce dias en las que los alemanes consiguiero su objetivo, si bien a cambio de cuantiosas bajas, similares en número a las infligidas a sus adversarios. Solo la captura de unos quince mil soldados británicos y griegos que no pudieron ser rescatados y los barcos de la Royal Navy que fueron hundidos y dañados durante las operaciones de rescate, decantaron la balanza con más claridad hacia el lado alemán.
Es cierto que los alemanes consiguieron sus objetivos y que la isla de Creta permaneció en sus manos, sin apenas problemas, hasta el mismo final de la guerra, pero no es menos cierto que, si he entendido bien el libro de Antony Beevor, los errores se sucedieron en ambos bandos y cualquiera pudo haber vencido si hubieran aprovechado las circunstancias.
Creta marcó un hito en la historia militar al ser el primer asalto en el que se utilizaban de forma exclusiva los paracaidistas (unos 4.500 efectivos se arrojaron sobre Creta), sin más apoyo de fuerzas terrestres, que irían llegando en los días siguientes a la invasión.
No obstante, el resultado estuvo lejos de ser el esperado y al retraso en la consecución de los objetivos marcados (principalmente el control de los aeródromos repartidos por la isla), hubo de sumarse que las tropas paracaidistas fueron casi destruidas. Por eso, Hitler decidió que esta primera vez también sería la última, y al parecer asi se lo comunicó al general Student.
El famoso historiador mlitar Antony Beevor escribió un libro breve (para sus estándares) en el año 2002. Describe como es habitual en él las operaciones con todo lujo de detalles, mezclando además la descripción de las operaciones con anédcotas personales. Pero el recuerdo que tengo de la lectura es una sensación de caos y de pérdida entre tanto nombre de protagonistas, tropas y lugares. El inicio lo llevé más o menos bien, pero a partir de la mitad se me hizo cuesta arriba e incluso me costó terminarlo.
A favor su (relativa) brevedad y que prácticamente desconocía todo de la campaña de Creta, salvo el tema de los paracaidistas.
Solo para verdaderos aficionados a la historia militar en general y a la Segunda Guerra Mundial en particular.