Hace unos cuantos años que jugué la trilogía original de Nathan Drake en PS4 y luego pasé a otras cosas que me iban llamando la atención. Un tiempo después, me pude hacer con la última entrega hasta ahora, El desenlace del ladrón, un cierre de lo más satisfactorio a una saga imprescindible en el mundo de los videojuegos.
Me parece un juego redondo desde el punto de vista de la historia, desde el inicio en el que vemos a Nathan Drake intentando vivir una vida normal, contratado por una empresa de trabajos submarinos, casado con Elena y alejado de sus días de aventurero.
Esta vida dará un giro inesperado cuando Nathan se encuentra con su hermano Sam, que ha pasado un buen puñado de años en una prisión de Panamá en la que ambos entraron en busca de uno de sus habituales tesoros.
La culpa por haber sido Sam y no él quien se comió el marrón y el hecho de que su hermano tiene una deuda con un mafioso que le puede costar la vida, hacen que Nathan se embarque en una nueva aventura, la última. Una más y lo dejo, viene a decirse mientras engaña a su mujer hablándole de un trabajo en el extranjero mientras en realidad se embarca en la búsqueda del legendario tesoro del pirata Henry Avery.
Y a partir de entonces nos encontramos de nuevo en la vorágine habitual, acompañado por Sam y por el bueno de Victor Sullivan, ya bastante envejecido. Alternaremos fases de combate con otras de exploración, acrobacias, escalada y diversos rompecabezas de lógica, en una selección de escenarios a cada cual más impresionante. Además, en esta entrega nos encontramos con un modo de sigilo bastante parecido a lo que vimos en The last of us, así que habiendo jugado a la franquicia de moda, nos habituaremos muy rápido a su modo de funcionamiento y nos veremos ante un buen puñado de opciones estratégicas en cada encuentro.
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El trío calavera |
La búsqueda del tesoro nos llevará a una elegante villa italiana, un cementerio escocés, un volcán inactivo y una utopía pirata que salió mal, perseguidos por una agencia de mercenarios, Shoreline, dirigida por su antiguo socio Rafe y por Nadine, que reparte ostias como panes. El final, en antiguo barco pirata envuelto en llamas, es el digno colofón a un juego divertido.
Pero, además del atractivo que tiene la aventura en sí, lo mejor de El desenlace del ladrón consiste en que la historia personal de Nathan toma mucho más cuerpo que los casi esbozos de los tres juegos anteriores. Asistiremos a una sucesión de flashbacks que nos llevarán a la niñez y la adolescencia de los dos hermanos, primero con la huida de Sam del orfanato y luego con el intento de recuperar las pertenencias de su madre, una historia que sale rematadamente mal.
De esta forma, Naughty Dog convierte a Nathan Drake en uno de los nombres propios por derecho propio de la historia de los videojuegos. Y, aparentemente, lo retira de la circulación con ese epílogo en el que jugamos con la hija adolescente de Nathan y Elena mientras va descubriendo un pasado de sus padres que no ha llegado ni a imaginar.
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La sufrida esposa |
Como es habitual, he jugado El desenlace del ladrón en modo fácil. Aún así ha sido un reto pasar algunas fases, habiendo tenido que repetir un puñado de veces algunas escenas. Y, siempre, me he encontrado con paisajes naturales de una belleza y definición casi reales, que hacen al juego una maravilla visual.
No recuerdo lo que tardé en superarlo, pero estaría alrededor de las 35-40 horas de juego. No llegué al 100%, porque es realmente difícil localizar todos y cada uno de los elementos coleccionables, algunos de los cuales están en sitios casi imposibles de localizar.
El resultado final es un juego que hay que experimentar y que supone un salto tecnológico importante con la trilogía original, a pesar de haber pasado solo cinco años desde el lanzamiento de Uncharted 3.
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