domingo, 26 de octubre de 2025

Secundarios de MARVEL

 De los tiempos en que Marvel troceó la explotación de los derechos de algunos de sus personajes, todavía quedan algunos restos curiosos, como que Marvel todavía no puede hacer una película de Hulk en solitario.

Una vez que la franquicia de mutantes vuelve a redil de la Casa de las Maravillas, solo SONY mantiene un reducto de películas que se relacionan de algún modo con el universo Spider-man, películas que en general son bastante malejas.

El año pasado pudimos ver Madame Web, basada en un personaje de los tebeos que tiene poderes premonitorios, aunque la versión elegida difiere bastante de su original.



La película cuenta la historia de Cassandra Web (Dakota Johnson) y cómo su destino se entrelaza con tres chicas a las que persigue un malvado con poderes arácnidos: Arya Corazón (Isabela Merced), Julia Cornwall (Sidney Sweeney) y Mattie Franklin (Celeste O´Connor). Estas chicas también salen en los comics relacionados con nuestro amigo y vecino Peter Parker.

La verdad es que no está tan mal como nos la vendieron y su desarrollo parece orientarse a poder continuar con las historias de este grupo peculiar. Incluso puedo presumir que el estudio quiso hacer algo decente, desde la elección de la directora S. J. Clarkson, relacionada con la estupenda Jessica Jones y con Life on Mar, pasando por la elección del cuarteto protagonista, con caras cada vez más reconocibles (sin ir más lejos, Isabela Merced me pasó totalmente desapercibida y luego tuvo un papel central en la segunda temporada de The last of us y ha sido Hawkgirl en la nueva de Superman).


El personaje original, bastante diferente

Ha sido machacada en imdb, donde tienen un terrorífico 4,1. Seguramente no es una película para poner de forma voluntaria, pero si la ponen una tarde de invierno, ayudará a pasar el rato.

La segunda película que podemos disfrutar es Venom: el último baile. Se supone que es la despedida de Tom Hardy y del simbionte, por lo menos como personajes independientes y quizá los podamos ver en la cuarta entrega del Spider-man de Tom Holland.

Se trata de una película bastante entretenida, que me gustó más que la segunda entrega, en la que nuestra pareja de antihéroes se va a enfrentar a un ejército de simbiontes que vienen con ganas de conquistar el planeta. Humano y alien se conjurarán para defender a las personas que forman parte de su vida, incluyendo a la excéntrica señora Chen del colmado de abajo de la casa de Eddie.


Digno final

Echando la vista atrás, es posible que la de Venom sea la franquicia que mejor haya resistido el paso del tiempo y el peso de la taquilla, así que no me disgustaría ver a estos personajes en el lado brillante de la industria e incluso quitándose ese aroma de Serie B que se le otorga.

Es una película que no se toma en serio y que hace pasar un buen rato. Llega al 6,0 en imdb y esta sí que la pondría de forma voluntaria sin esperar a que los elementos se conjuren para dejarme cerrado en casa. No va a ser algo que recordemos pasado unos días, pero gustará. Y la canción de los títulos de crédito finales, nos levantará del sofá. 

La última película que pudimos disfrutar el año pasado es Kraven: el cazador. Un personaje clave en el Universo Spider-man, el cazador definitivo que busca la cabeza de nuestro vecino arácnido para completar su sala de trofeos.

La película busca convertirlo en un antihéroe y tiene la estructura de una película de origen de personaje tradicional: un padre estricto y en ocasiones brutal, un encuentro con una criatura más mística que real, la mezcla de su sangre con la del león y unos poderes chamánicos que le dan capacidades sobrehumanas. Sergei Kravinoff, convertido ya en Kraven, recorrerá el mundo en busca de aquellos malvados que ponen en peligro la vida salvaje.


Lo mejor, este póster

Me parece que el problema principal de Kraven: el cazador es que se toma demasiado en serio y esta es una sensación que revolotea durante todo el metraje. Es algo común a otras películas que han hecho lo mismo y tengo la sensación de que serían mucho más disfrutonas si se dejasen llevar.

La aproximación elegida al personaje tampoco parece la más adecuada, pero supongo que pensaron que los antihéroes venden. A veces es así, pero no en esta ocasión.

No se puede negar que también lo han intentado, porque el reparto tiene nombres de relumbrón, empezando por el protagonista, Aaron Taylor-Johnson, que está convirtiéndose en un rostro familiar en las pantallas durante los últimos años y Russell Crowe en el papel del padre de la criatura, que supongo tendrá un caché bastante curioso.

A pesar de cotizar a un 5,5 en imdb, Kraven: el cazador me ha parecido la peor de las tres películas.


domingo, 19 de octubre de 2025

The Expanse (T1 a T6)

Hace poco que he comentado la serie de libros de James. S.A. Corey (que en realidad son dos autores, en una suerte de Carmen Mola de la ciencia ficción) y ahora toca hablar un poco de la adaptación televisiva, sin entrar en detalles argumentales porque ha salido muy apañada y fiel a los libros.

Una adaptación que resultó un tanto accidentada, puesto que fue cancelada después de la tercera temporada en SyFy para luego volver de la mano de Amazon y Jeff Bezos quien, al parecer, era un fan de la serie. En Amazon se prolongó con tres nuevas temporadas, hasta un total de seis y 62 capítulos.

Tampoco los capítulos están repartidos de forma homogénea. Las temporadas de SyFy se completaron en diez, trece y trece capítulos. Las dos primeras de Amazon tuvieron diez cada una, pero la tercera se cerró en seis.



No ayudó la salida turbia de Cas Anvar, el actor que encarna a Alex Kamal, tras una denuncia por supuestos abusos. Su personaje muere de una embolia debida a una fuerza gravitatoria excesiva en el último capitulo de la T5, lo que no sucede en los libros. 

A pesar de todo, hay constantes rumores de una vuelta a la emisión. Las temporadas emitidas no cubren todos los libros y el final de la serie coincide con el inicio de la saga de Laconia, una vez que los desertores de Marte se dan a conocer. Es una pena, porque por así decir se queda en lo mejor, así que quieras que no, los aficionados sueñan con que algún día se adapten los tres libros que faltan.



Desde el punto de vista de la adaptación, la serie cumple con nota en cualquiera de sus dos etapas. Es cierto que la etapa de Amazon es más vistosa, porque parece que había más dinero comprometido, pero argumentalmente son igual de buenas.

Los detalles tecnológicos y de ciencia ficción más dura están ahí: las inercias derivadas de aceleraciones y frenadas; el inyectable que ayuda a mantener vivos a los tripulantes en las maniobras gravitatoriamente más agresivas; los asientos "flotantes" que giran para mantenerlos en posición, sea cual sea la posición de las naves; el hecho de que en el espacio no existe arriba ni abajo.

Me ha faltado una mayor difereenciación física entre las distintas razas humanas: terrícolas, marcianos y cinturonianos. Los libros mencionan varias veces que la diferencia de gravedad durante varios siglos ha empujado la evolución del cuerpo físico de tal forma que los tres arquetipos son reconocibles. En la serie, sin embargo, salvo algún apunte puntual, no puedes diferenciar a unos de otros a no ser por la estética y como recurso dramático (como la dificultad de adaptación de Naomi o de Bobbie a la gravedad planetaria). 



También me ha faltado el rico lenguaje cinturoniano, mezcla de varios idiomas, que le daba en los libros un sabor distinto y más realista. En la serie casi no se nota, si no estás muy atento. Alguna palabra se repetía, sobre todo en los tratamientos personales, pero podía pasar desapercibido con facilidad.

Además de la fidelidad en la adaptación, el reparto también ha sido un acierto. Vale que me costó aceptar al actor elegido para encarnar a James Holden (Stephen Strait), pero al final consigue llenar sus zapatos. 

Me pasó lo mismo con la artillera Roberta Draper, de Marte, pero no me ha convencido tanto. Me ha faltado sobre todo presencia física, seguramente porque sería complicado encontrar una actriz que pudiera encajar en la armadura de combate mejor que Frankie Adams. 


La tripulación de la Rocinante

En cambio, los personajes de Amos Burton y Chrisjen Avasarala mejoran los originales gracias a los actores que los encarnan (Wes Chatham y Shohreh AghDashloo). Sobre todo el primero, que tiene momentos ciertamente épicos e incluso emotivos. De hecho, la segunda es la típica actriz que te ha pasado desapercibida y que luego reparas en ella con mucha facilidad (La rueda del tiempo, El pingüino).

Me ha encantado ver en pantalla las historias que me han atrapado en papel y veo que no soy el único, porque The Expanse cotiza a un fantástico 8,5 en imdb.

Estamos ante una de esas series que se recordarán durante años y que es disfrutable también por los espectadores que se hayan acercado a ella de forma casual, sin saber nada de los libros. 

He incluido en mi lista de spotify la emotiva música de la introducción de la serie. Me parece sublime.


domingo, 12 de octubre de 2025

El águila en la nieve

 El águila en la nieve es una novela histórica que podríamos considerar como clásica después de más de cincuenta años desde su publicación, pero mientras la estaba leyendo, podía pasar perfectamente como una novela escrita hace más bien poco.

Es cierto que todo lo que tenga que ver con Roma me apasiona, pero no es menos cierto que no trago con todo. Todavía me dan escalofríos recordando las novelas de Artur Balder o José Luis Corral, incluso la única que leí de Yeyo Balbás.

Esto no me pasa con la novela de Wallace Breem, ambientada en los últimos años antes del colapso del Imperio Romano de Occidente.

El protagonista, Paulino Gayo Máximo, destinado hace años a la defensa del Muro de Adriano en el brumoso norte de Britania, es testigo de cómo las legiones abandonan la isla, replegándose hacia el continente para mejor defender lo que queda del Imperio.

Él mismo resulta destinado a la frontera del Rhin, cerca de la ciudad de Moguntiacum, en vísperas de un éxodo masivo de pueblos germanos que amenazan con arrasar con el limes como si fuera la marea.



El autor nos muestra, en el caso de Britania, la transición entre el fin del gobierno y control imperial y el inicio del mando de las élites locales, romanas en cuanto a educación y tradición de varios siglso, pero demasiado alejadas del corazón del Imperio como para desarrollar un sentimiento de pertenencia, más cuando la inmediatez del riesgo hace que se deban tomar decisiones rápidas.

En Moguntiacum, a pesar de encontrarse bastante más cerca de Italia, se vive una situación parecida. Por eso Máximo debe negociar con los representantes del gobierno local, incluyendo al obispo cristiano (el general persiste en adorar a Mitra), con resultados desiguales respecto al esfuerzo que se va a tener que realizar para poder mantener a los bárbaros fuera del territorio con las menguadas fuerzas que el Imperio le puede facilitar.

En esta ubicación, Wallace Breem nos describe ambos puntos de vista, tanto el de los romanos como el de las distintas tribus germanas, azuzadas por el hambre, que ven en la otra orilla del Rhin una especie de paraíso en el que asentarse y prosperar con sus familias. No se trata de una guerra de conquista, sino de necesidad, y se encuentran ante un rechazo frontal de aquellos que ven peligrar su modo de vida y, por qué no decirlo, también sus propias vidas.

Las páginas transcurren entre planes astutos de Máximo para rechazar y fomentar la división de las tribus que amenazaban con cruzar el río. Un río que por la zona es majestuoso e indómito, además de estar constantemente vigilado por la flota fluvial del imperio, la Classis Germanica, que en un primer momento impide el cruce de los germanos en improvisadas barcazas.

El azar viene en ayuda de los bárbaros, porque el día de fin de año de 409, el Rhin se congeló y permitió el cruce del río, impidiendo que operaran los barcos romanos y poniendo de manifiesto la inferioridad numérica de los defensores, acantonados en diversos fuertes a lo largo de la orilla romana. De esta forma, por la simple fuerza del número, suevos, alanos y vándalos se desparramaron por las fértiles tierras de la Galia, llegando hasta Hispania y asestando un golpe portal al moribundo Imperio Romano de Occidente, al que ni siquiera un estratega de la talla de Flavio Estilicón, magister militum de origen vándalo, pudo evitar.


Classis Germanica. Reconstrucción
Fuente: fdra-naval.blogsopot.com


Y, como telón de fondo, siempre está Roma. Una ciudad que ya había perdido por motivos defensivos la capitalidad del Imperio Romano de Occidente en favor de Rávena, pero que permanecía intacta como símbolo de unidad al que Máximo, que nunca en su vida había estado en la Ciudad Eterna, se puede aferrar. Un símbolo, una idea, una forma de vivir, mucho más poderosa que la fidelidad a un emperador, que no deja de ser una persona falible. Por eso, Máximo no duda en dar su vida por aquello que Roma representa todavía en el mundo civilizado, frente al caos germánico que se viene encima.

Wallace Breem consigue, en mi opinión, dos cosas bastante importantes. Por un lado transmitir la sensación de angustia que Máximo tiene, pues sabe que es casi imposible cumplir las órdenes que Estilicón le ha encomendado, acuciado por las necesidades logísticas y el escaso número de sus tropas. En el fondo de su corazón, Máximo sabe que sólo va a poder retrasar lo inevitable y salvar algunas vidas, sobre todo cuando el ejército de las Galias por el que está esperando, no va a llegar porque su objetivo es rechazar a Constantino, el usurpador que llega de Britania.

Por otro lado, el autor consigue ir dejando unas perlas de conocimiento histórico muy aprovechables para los aficionados a la Historia en general y al período en particular. Lejos de avasallar al lector con una avalancha de datos que lo único que suelen conseguir es intimidar, cortar el flujo de la historia y provocar rechazo ante la actitud del autor, Wallace Breem deja esas pildoritas que el lector recoge con agrado.

En resumen, El águila en la nieve me parece un libro muy notable que todo lector de novela histórica disfrutará como merece.

domingo, 5 de octubre de 2025

Taboo

Los ocho capítulos que componen Taboo, la miniserie de 2017 de Tom Hardy, dibujan la historia de James Keziah Delaney, un aventurero que vuelve a casa después de doce años desaparecido y dado por muerto.

Esta última circunstancia pone patas arriba los planes de mucha gente, poderosos y no tanto, que se habían hecho ilusiones de poder tomar el control de la herencia del padre de James, que entre otras cosas poseía un acuerdo comercial en la isla de Nutka, cerca de Vancouver.

James no solo está vivito y coleando, sino que dispone de una pequeña fortuna en forma de un puñado de diamantes que va administrando para hacer frente a pagos diversos para poner en orden la casa y reiniciar el negocio.

Su actividad le hace enfrentarse a la poderosa Compañía de las Indias Orientales, un estado dentro del Estado, que no repara en medios para hacerse con el control de todas las oportunidades de enriquecerse dentro de su área geográfica de influencia.



Mientras intenta hacer valer sus derechos, vamos a ser testigos de detalles escabrosos de la vida de su padre, de la suya propia y de otros personajes que rodean su vida, siendo Taboo un escaparate del Londres de inicios del siglo XIX, cuando la guerra contra los Estados Unidos está llegando a su fin.

La sociedad londinense de entonces es parecida a la que Dickens retratará décadas más tarde, en plena revolución industrial. Aquí, lo mismo que allí, hay suciedad, desigualdad y pobreza, mucha pobreza. Lo normal es no tener dónde caerse muerto, pero hay un cierto número de afortunados que pueden vivir con holgura y en unas condiciones ciertamente más cómodas. Aventureros como James aspiran a ello y no dudarán en hacer uso de la violencia para conseguirlo.

La serie tambíén muestra detalles cotidianos menos agradables, como la proliferación de los hijos bastardos y la persecución a los homosexuales, que debían encontrarse en lugares sórdidos, siempre con miedo a las redadas policiales y al escarnio público o algo peor.



El enfrentamiento entre James y sus rivales se va a ir acentuando a medida que pasan los capítulos hasta llegar a su punto culminante en el último episodio, en el que los planes de la Compañía de las Indias Orientales se ponen a prueba contra un puñado de desharrapados que demostrarán haber estado un pasito adelante, a pesar de que todo va a pender de un hilo hasta el último momento.

Hay rumores de una segunda temporada, aunque no es en absoluto necesaria porque la miniserie es autoconclusiva. Además, con un flamante 8,3 en imdb demuestra que tiene el visto bueno del público.

A mí me resultó bastante interesante, aunque no niego que en algún momento haya tenido que torcer el gesto por algún que otro detalle escabroso en pantalla. No obstante, estoy lejos de darle tanta nota, a pesar de que Tom Hardy está bastante bien, acompañado por rostros más o menos conocidos como Jonathan Pryce y Oona Chaplin.