martes, 19 de agosto de 2014

El agente de la Continental

Esta vez me ha dado por probar, cortesía del Círculo de Lectores, un poco de novela negra de lo más clásica, así qe me hice con el volumen eecopilatorio de El agente de la Continental, compuesto por unos cuantos relatos y un par de novelas cortas: Cosecha roja y La maldición de los Dain.

Sabor de los años veinte, de la Ley Seca, las ametralladoras Thompson con cargador circular... Mujeres fatales, policías corruptos y tipos duros con sombrero, capaces de beberse hasta el agua de los floreros y de aún así hacer frente a todo adversario. Matones con cicatrices, narices rotas, nudillos de acero y mandíbula de cristal...



Todo eso y mucho más. El agente de la Continental no decepciona, con un personaje que, aunque nunca sabremos su nombre, tiene el rostro de Humphrey Bogart. 

No obstante, me resulta un poco tramposo. Infalible siempre en los casos en los que trabaja, se deja guiar por corazonadas que invariablemente dan en el blanco y que el lector no ve venir porque, en realidad, la información nunca ha estado ahí. 

Así que siempre queda ese regusto, esa intención de decir "Eso es trampa". Es lo peor que se puede decir de la recopilación. 

Bueno, Cosecha roja tampoco es que pueda catalogarse como creíble. En ella, nuestro buen amigo (llamémosle Humphrey, a falta de un mejor nombre) se monta un berenjenal curioso, de tal forma que es él quien corta el bacalao en la ciudad: ni mafiosos, ni policías, ni caciques locales pueden hacerle sombra. Y yo no me lo creo mucho, la verdad. 

Pero, a pesar de estas cositas, no está mal para adentrarse en este género que marcó una época. 

¿La nota? Un seis, para qué vamos a engañarnos.


Este es el culpable...

2 comentarios:

  1. Este género abusa mucho de las fórmulas clásicas, pero nunca cansa. Es curioso. La gente quiere más y más de lo mismo.

    A mí los años veinte no me van mucho, pero acabaré leyéndolo también.

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    1. Tienes razón en que el género abusa de tópicos, pero también en que no cansa. Lo que peor llevo, sin embargo, son las trampas.

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