lunes, 25 de diciembre de 2017

El topo

Para poner en perspectiva la actualidad de las últimas entradas, diré que esta película de 2011 la vi el pasado mes de junio mientras esperaba al vuelo que me devolvía de Lisboa a Madrid. O sea, comento lo último de lo último. O, más bien, hay una cierta discrepancia entre el ritmo de las entradas y el ritmo al que añado temas en la lista de pendientes... Da igual, la cosa es ir tirando mirando al frente...

El topo es una película de espías a la vieja usanza, pero bien alejada de los James Bond de turno, en la que el escenario de la Guerra Fría nos visita con toda su crudeza. No hay encanto en estos funcionarios, que buscan proteger a los ciudadanos de una amenaza extranjera como no se ha visto otra en la Historia. 



El topo es una película de personajes y, por tanto, de actores. Las interpretaciones son tan importantes en esta película como la historia en sí. Una historia que es, por cierto, un poco difícil de seguir si no estás atento, con tantos flashbacks y flashforwards que uno pierde la cuenta y no entiende si esto que está viendo ha pasado, está pasando o va a pasar. 

El Servicio Secreto Británico está revuelto. Control (John Hurt, siempre solvente) tiene fundadas sospechas de que uno de sus colaboradores más estrechos ha sido captado por los soviéticos y está pasando información, no solo del Circo, sino de la propia CIA estadounidense. Huelga decir que los yanquis no están precisamente contentos con la situación. 

La sala de crisis

La solución de Control pasa por rescatar para el servicio activo al amortizado George Smiley, un gris profesional que había dado ya sus mejores años. La situación era tan desesperada que la participación de Smiley en la investigación solo debe ser conocida por un reducido número de ayudantes que, en caso de ser sorprendidos en mitad de la acción, no contarían con apoyo oficial...

Ese es el planteamiento desde el que luego asistiremos a pesquisas en Londres, Budapest y otras ciudades europeas, buscando el rastro del misterioso agente doble. Sabor de los años setenta del siglo pasado en estado puro. 

John Le Carré


Digo que esta es una película de personaje, de situaciones y de actores . Desde el gran Gary Oldman (Smiley) y el siempre solvente Benedict Cumberbatch en el papel del protegido de Smiley (Peter Guillam) a los componentes del círculo más estrecho del Circo: Colin Firth (Bill Haydon), Toby Jones (Percy Alleline), David Dencik (Esterhase) o Ciarán Hinds (Roy Bland). Abstenerse todos aquellos que quieran ver una parafernalia de efectos especiales al uso, como parece que se está reduciendo el cine actual.

Una película para disfrutar y que a día de hoy tiene un escaso 7,1 en imdb. Para mí es, sin duda, de notable alto. 

Hay una adaptación de la BBC de 1979 que no he podido encontrar pero que promete, con Alec Guinness en el papel de Smiley.

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