domingo, 28 de febrero de 2021

Tres visiones de El Cid

Por el motivo que fuera, hace poco tiempo hemos vivido una serie de revisitaciones a la figura del Cid, héroe patrio a la altura de Rolando o Robin de los bosques, que marca la cima de la epopeya histórica hispana. 

Es el Cid un personaje que me atrae desde pequeño. La magnífica serie de dibujos animados, Ruy el pequeño cid, que echaban en la cadena pública cuando yo era apenas un niño de siete u ocho años, con recuerdos como el castillo y personajes de cartón que conseguí después de recopilar con paciencia los sellos que venían en las tapas de lo yogures. Luego me pude acercar al Cantar de Mío Cid, clásico de la literatura en castellano. Finalmente, algunos romances del precioso librito Flor vieja de romances nuevos, que un compañero de trabajo me recomendó hasta que me lo compré en la FNAC de la calle Preciados de Madrid. 

El año pasado cayeron tres visiones distintas en mi baúl de lectura, que no pueden ser más distintas cada una de ellas, pero de las que disfruté bastante, cada una en su estilo. 

 



Si empezamos cronológicamente, el mismo 1 de enero de 2020 empecé a leer Sidi, lo último entondes de mi admirado Arturo Pérez-Reverte. Es una vision aventurera de los inicios de la carrera como mercenario de Rodrigo Díaz, recién exiliado por parte del rey Alfonso. Se narra entonces cómo sale de su Castilla natal para buscar un señor que les patrocine a cambio de luchar las guerras que otros no quieren luchar, encontrando finalmente acomodo en la corte del rey de Zaragoza y convirtiéndose en capitán de su ejército. 

Con el estilo ya habitual de Pérez-Reverte, asistimos a las escaramuzas y la batalla final que libra contra el hermano de su señor, el rey de la taifa de Lérida, a quien acompaña el mismísimo conde de Barcelona. Con gran esfuerzo y trabajo, los esforzados guerreros castellanos y musulmanes capitaneados por el Cid, prevalecen en la lucha. Será la primera de las muchas batallas ganadas por el capitán más famoso de su tiempo, la segunda mitad del siglo XI que marcó un punto de inflexión en la inercia que hasta ese momento llevaba la historia militar de la Península Ibérica. 

 Sidi me encantó. Se lee muy rápido y se recuerda con agrado. De sobresaliente.  

 

La sobriedad de la portada ya prometía

 

Después leí El Cid, de José Luis Corral. No tenía muy buenos recuerdos del autor desde que hace unos años leí Numancia, que me pareció un ladrillo infumable. No obstante, haber leído alguna buena crítica de este libro me animó a leerlo, además de que quería contrastar la visión de Corral con la de Pérez - Reverte.

El Cid es un libro más académico, más ortodoxo con el estilo de la novela histórica. Aquí también hay un personaje inventado que hace las veces de pseudoprotagonista, pero que en realidad es el encargado de transportar al lector hasta la época y el personaje que son en realidad el interés de la novela. También el marco temporal es más largo, comenzando en la juventud de Rodrigo Díaz y visitando los hitos más representativos de su carrera. 

Todo esto hace que el conjunto sea de lectura más difícil, más árida. Y aunque por momentos temí estar de nuevo frente a un ladrillo comparable a aquél, la experiencia de lectura no resultó igual, mi mucho menos. 

Puede ser porque el personaje me interesaba más, o porque mis expectativas no estaban muy altas. Pero en realidad puedo decir que disfruté de la lectura. Un bien alto. 

 


 

Por último, leí un librito de Guy Gavriel Kay, de quién recientemente había leído su Tapiz de Fionavar con un resultado más bien decepcionante. Su novela independiente Los leones de Al-Rassan son un nod disimulado remedo de la España del Cid, con sus reinos cristianos y musulmanes en dura pugna por la supremacía o la supervivencia. 

Nos acercamos a un universo bien reconocible de la mano de un poeta guerrero de familia noble, Ammar Ibn Khairan que tendrá enfrente a la figura más carismática de los reinos "cristianos", Rodrigo Belmonte. La tercera pata será la doctora Jehane bet Isaac, representante de la casta "judía" de la historia. 

Los leones de Al-Rassan es un libro muy recomendable del autor, superior sin duda a El tapiz de Fionavar y también, si no a la altura, de Tigana. Con un estilo a medio camino de los de Corral y Pérez-Reverte, también construye una historia muy sólida y que, aunque es evidente que se basa en hechos concretos de nuestra historia patria, no duda en diferenciarse para tener personalidad propia. 

Me gustó mucho. Notable.

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