domingo, 1 de agosto de 2010

Sherlock Holmes, la película

Ha sido una agradable sorpresa. Tras ver duras críticas afirmando que no reflejaba ni mucho menos el espíritu del personaje, he de decir que me ha gustado.

Dirigida por Guy Ritchie, la película es vertiginosa desde el primer minuto hasta los títulos de crédito. Acción y humor se mezclan en una más que decentemente reconstruida época victoriana en el Londres de finales del XIX. En este punto, la recreación, los efectos visuales brillan con méritos propios, permitiendo gozar de magníficas vistas hasta el horizonte de la City.


Robert Downey Jr. y Jude Law están bien en sus papeles, Holmes y Watson respectivamente. El personaje de Holmes es, finalmente, bastante parecido al original: arrogante, ácido, un poquito asocial, misógino, un genio que necesita mantener la mente ocupada en extravagantes experimentos cuando no se encuentra dedicado a una investigación. En este momento es interesante el punto de vista de Watson, reflejando lo difícil que resulta convivir con él. Lo que no vi fueron señales de la adicción a la cocaína que Holmes, como muchos otras personas del XIX, sufría cuando la droga era considerada la panacea y era consumida libremente por los pacientes y recomendada por los médicos; supongo que se debe al afán políticamente correcto de la opinión pública actual.

En cuanto a Watson, no le va mal el aire dandy de Jude Law. Quizá resulta un poco demasiado joven, pero quizá también esto se deba a la imagen clásica que del personaje tenemos. Fiel acompañante de Holmes y, aquí más que nunca, una necesaria ancla a la realidad. ¿Qué sería de Holmes si Watson le abandonara? Probablemente se perdería en un abismo sin fondo.

¿Por qué tan malas críticas, entonces? Puede que porque, además de su cerebro, Holmes emplea su cuerpo y no en pequeñas dosis. Las peleas se suceden a un ritmo trepidante y el despliegue físico es impresionante. El resultado no está mal si uno está abierto a nuevas perspectivas. Me ha gustado el recurso utilizado de ver primero la estrategia en la pelea con una explicación del procedimiento y el resultado que se espera conseguir (pérdida de consciencia, costillas fisuradas, mandíbula desencajada) y luego ver cómo Holmes aplica esa misma estrategia a una velocidad de vértigo, para deshacerse de su rival.

El misterio, el núcleo de la peli, tampoco está mal llevado aunque no resulte demasiado original: un villano vuelve de la muerte para destruir el mundo; intriga a distintos niveles, llegando incluso al Gobierno de Inglaterra, por aquél entonces la primera potencia mundial.

¿Qué no me gustó? Irene Adler, por supuesto. ¿Tensión romántica en una película de Holmes? Pero claro, si queremos un blockbuster no hay otra forma que meter acción y romance. Es el peaje que en ocasiones hay que pagar para que se hagan películas que de otro modo quizá no serían financiadas o, al menos, no a este nivel.

Lo que me pareció fantástico fue el final, con la explicación de rigor de Holmes. No se había engañado al espectador. Todo estaba ahí, lo habíamos visto todo. No había ninguna información que tuvieran los protagonistas y no los espectadores. No era necesario ningún añadido, sino que repasando los planos clave y resaltando lo importante con un buen juego de luces, vemos lo evidente. Este recurso tan honesto me parece que es de agradecer.

Tampoco están nada mal la aparición del misterioso Moriarty. De una importancia tangencial en el argumento, su carisma como villano habla por sí mismo.

En resumen, a pesar de alguna que otra extravagancia, Sherlock Holmes es una buena película que ayuda a pasar el rato. Una peli de aventuras de las de antes, con los medios de hoy. De 0 a 10, se lleva un 8, con un par. En cualquier caso, resulta mucho mejor que El Código Da Vinci, basada en el libro homónimo de cierto autorcillo...

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