lunes, 1 de julio de 2013

Un país de cainitas

Hoy tenían pensado hablar de Iron Man 3, la peli que contra todo pronóstico (porque pensé que ya no estaba en cartelera) pude ver ayer por la tarde.

Pero tras lo que estoy viendo en las noticias respecto al partido de ayer de la Selección Española de Fútbol, he pensado que me venía mejor desahogarme un poco. Porque, más allá de fútbol, de victorias y de derrotas, está más que claro que España es un país de cainitas.

He tenido oportunidad de leer todo tipo de comentarios, la mayoría negativos, contra jugadores y seleccionador. Después de cinco años fantásticos y de haber conseguido todo lo que alguna vez habíamos soñado, y más, no se perdona un tropiezo (no frente a unos cualquiera, recordemos) y los ventajistas aprovechan para hacer leña del árbol caído.



Lo mismo que con Rafa Nadal. Basta una temporada y pico lastrada por las lesiones y los antinadales salen como caracoles después de la lluvia. De nada le sirven sus ¡ocho! Roland Garros, varias copas Davis o haber ganado en todas las superficies.

O con Fernando Alonso. Su antipatía (estoy seguro que como mecanismo de autodefensa) pesa más que haber ganado dos campeonatos del mundo, estar entre los cinco pilotos con más victorias de la Fórmula Uno o subirse al podio en una de cada dos carreras. 

O con Pau Gasol. Al filo de los 33 años, con las rodillas machacadas, habiendo jugado con la Selección Española de Baloncesto todos los campeonatos posibles en doce años excepto dos, a pesar de lo que hubiera sido más provechoso para su carrera, cosechando un Mundobasket, dos Eurobasket y dos platas olímpicas, además de subirse al podio año sí, año también, dos campeonatos de la NBA y cuatro partidos All-Star. No importa que su nuevo entrenado lo haya humillado y no supiera aprovechar su juego, hay ya voces que dicen que está acabado.

O Iker Casillas, el portero que ha salvado en más de una ocasión a su equipo y a la Selección, que nos ha hecho ver tranquilos las tandas de penalties de la última década, buen jugador, parece que mejor persona. En su pulso con el payaso de José Mourinho no han faltado los que se han puesto del lado del i-luso.

Los ejemplos en deporte son numerosos y tristemente significativos, porque si así tratamos a nuestros ídolos, que tanto nos aportan, qué no haremos en nuestro entorno reducido: en el trabajo, en la familia, en los amigos... La envidia nos corroe, reconozcámoslo. No podemos soportar que unos progresen y nosotros no. Algo habrán hecho, y no bueno, decimos... Porque no se nos pasa por la cabeza que puedan ser, llana y simplemente, mejores.

Pues eso, un país de cainitas...

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