domingo, 16 de marzo de 2014

La alta literatura no es para mí

Me he dado cuenta de que la alta literatura no es para mí. O la literatura que no sea de género, diríamos mejor. Ya con anterioridad han fracasado mis incursiones en Dostoievski, pero ahora también he sufrido más de la cuenta con Jorge Luis Borges.

Por mi cuarenta cumpleaños me regalaron los cuentos completos de Borges en una muy manejable edición de bolsillo, pero me ha costado un mundo poder terminarlo. En mi descargo tengo que decir que ya estoy notando una presbicia galopante y que se me ha hecho muy difícil leer el tamaño de letra impresa sin tener que activar mis gadgetobrazos y alejar el libro mucho más de lo que era habitual hace apenas unos pocos meses. Parece que unas gafas con cristales progresivos están en el entorno de los mil leuros, pero ni siquiera me planteo gastarme ese pastizal todavía... me voy por las ramas.

Ya te explico el final luego, si eso...


Volviendo al tema principal, la primera toma de contacto fue prometedora. Además, los cuentos no son demasiado largos, por lo que prometía ser una lectura amena, agradable y cambiante cada pocas páginas... 

Pero poco después vi que no iba a ser así. Añadida a mi deficiencia visual, que me hacía replantearme noche tras noche el coger el libro, pronto se hizo evidente la circunstancia de que no entendía los cuentos. 

Así de claro lo digo, y sin rubor. No entiendo los cuentos. Y por eso me llevaba una sensación extraña, como de pesadez en la cabeza, como de ser tontuno. 

Yo creo que la razón de esto es que tenía una idea equivocada de lo que eran los cuentos de Borges. A mí me gustan los cuentos que hilan una historia que se precipita en un final climático y muchas veces con giros argumentales sorprendentes. Probablemente una influencia de la ci-fi de la era dorada. Y por lo que he podido ver, los cuentos de Borges no son así, salvo algunas excepciones. 

No obstante hubo alguno que me sorprendió gratamente. Y, sobre todo, me gustaron los conceptos mostrados en La Biblioteca de Alejandría o El Aleph.

La sensación es de no haber podido aprovechar una oportunidad de disfrutar de la obra de Borges, más por mi propia incapacidad que por otra cosa. 


4 comentarios:

  1. De Borges me gusta mucho El inmortal, también conservo buenos recuerdos de otros relatos suyos; aunque prefiero los cuentos de Cortázar. Quizá es que no lo leíste en el momento adecuado. También es verdad que Borges a veces se pone en plan plúmbeo.

    Mi eterno enemigo es James Joyce, jeje.

    ¿Mil euros por unas gafas? Las mías —soy miope— valen unos trescientos y ya me parece una barbaridad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Alrededor de mil euros sí... Las de toda la vida (también soy miope) están en unos trescientos y pico...
      Supongo que sí, que no he pillado a Borges en el momento correcto, por lo que fuera.

      Eliminar
  2. Aquí también un miope... leer es lo que tiene, parece que te abre la mente y te cierra los párpados.

    Sobre lo de Borges, yo creo que es lo que dice Watson, que a veces un libro nos pilla en mal momento. He comenzado dos veces La carretera, de McCarthy, y ambas veces no he pasado de las primeras páginas porque la premisa me aburre, o porque el inicio no me aporta el estímulo que creo que debe haber desde el primer párrafo, o quizá porque en esos momentos estaba especialmente exigente, o porque tenía otros libros pendientes de leer con los que además iba a tiro fijo. Y dicen que es un nuevo clásico universal... tal vez cuando de verdad le dé una oportunidad me encante o lo odie o me deje indiferente; hasta ahora ni siquiera he podido juzgarlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sip, creo que va a ser eso del momentum... Lo que pasa es que soy muy cabezón y termino todos los libros que empiezo, así que la cosa se va poniendo más y más difícil.
      No obstante ya digo que los cuentos que son más reconocibles en cuanto a desarrollo me gustaron bastante.

      Eliminar