domingo, 29 de abril de 2018

El Orgullo de Chanur

Hace años,  muchos años, compraba con cierta regularidad un par de revistas. Dosdediez estaba especializada en juegos de rol. Solaris lo estaba en literatura de género. Ahora mismo no recuerdo su periodicidad, supongo que sería bimestral, aunque no estoy seguro del todo. Lo que sí recuerdo es que, editadas por una editorial del sector, estaban centradas en lo que ésta publicaba y no daban apenas información de material de otras editoriales. 



Recuerdo también que, en uno de sus números, vi la portada y la reseña del El Orgullo de Chanur. No recuerdo nada de la reseña, pero no olvidé la portada ni la protagonista humanoide con rasgos felinos que en ella aparecía: Pyanfar Chanur. 

La capitana Chanur se encuentra con su tripulación en Punto de Encuentro, una estación espacial comercial que rigen los stsho, una de las razas del Pacto. Pronto la tranquilidad de Chanur, de su nave, de la estación y del propio Pacto se tambalea cuando entra en contacto con un polizón humano, el primer individuo de esta especie que entra en contacto con las razas del Pacto. 

Tully, que se ha escapado de una de las naves kif atracadas en Punto de Encuentro, será un dolor de cabeza crónico para la capitana que, al principio más por orgullo que por otra cosa, se negará a devolverlo a quienes dicen ser sus legítimos propietarios. 


Este es el arranque de la saga de Chanur, de la que he leído el primer volumen (El Orgullo de Chanur) y el segundo (La aventura de Chanur). Y, de momento, hasta aquí hemos llegado así que no sé si seguiré con los siguientes dos volúmenes (La venganza de Chanur y El regreso de Chanur).

A ver, no es que sean malos libros. Estamos hablando de una space opera con cierto mérito. La autora ha recreado un microverso, el Pacto, en el que conviven especies que respiran oxígeno (mahendo´sat, una raza de mercaderes que parecen ser los que han iniciado el Pacto para dar salida a sus mercancías; los stsho, que están a regañadientes; los kif, que son los malos de la película; los hani, raza de la protagonista) y otros que respiran metano (los T´ca, los chi y los knnn). 

Tiene el mérito de que cada una de las razas tiene su propia idiosincrasia y está bastante desarrollada. Los hani, por ejemplo, son una raza felina humanoide dividida en clanes relacionados por lazos familiares. En su planeta de origen, los machos dominan un territorio que, de cuando en cuando, deben defender ante los jóvenes que les retan o retirarse y morir de pena si son derrotados. Las hembras, por su parte, salen a comerciar en naves espaciales antes de volver a su planeta y desempeñar funciones administrativas. Los machos, por cierto, no salen al espacio porque su carácter imprevisible puede provocar tensiones innecesarias con las otras razas del pacto. 



Tiene mérito porque desarrolla un viaje hiperespacial creíble en el que a más masa se necesita más energía para trasladarse. Por eso hay puntos de salto repartidos por el espacio del Pacto. Pero, además, el campo de salto que crea una nave, puede arrastrar escombros si se hace demasiado cerca de una masa apreciable. Tengo que reconocer que me ha gustado...

Tiene mérito porque también recrea un ambiente creíble en un espacio reducido como es una nave espacial, describiendo los problemas de la convivencia diaria. 

Pero, a pesar de ser una space opera, hay poco de animación en ella. El argumento de ambos libros se desarrolla en los claustrofóbicos ambientes de las estaciones comerciales y se centran en las relaciones políticas entre las distintas razas. ¿Acción?: más bien poca. Las páginas pasan poco a poco mientras Chanur se ve envuelta en vicisitudes que la estresan pero que son más bien normas de etiqueta que se ve obligada a cumplir. 


C.J. Cherry, de la que desconozco prácticamente
todo menos el nombre


Lo confieso: en ocasiones me he aburrido. Menos mal que hace casi cuarenta años (El Orgullo de Chanur se publicó originalmente en 1981), los autores sabían escribir historias en unas trescientas páginas. 

Así que, de momento, me doy un respiro. Voy a pasar a otros parajes que espero sean más atractivos. Quizá en el futuro, cuando la nostalgia vuelva a apoderarse de mí, decida continuar con la saga. 

Un aprobadillo.

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