domingo, 30 de septiembre de 2018

Patria

El llamado por algunos "conflicto vasco" supuso casi un millar de muertos en casi cincuenta años de historia negra. Pero, más allá de los muertos y heridos, sería muy difícil cuantificar aquellos que fueron condenados al ostracismo por una sociedad cómplice que, cuando no celebraba abiertamente las acciones terroristas de los gudaris, en el mejor de los casos permanecía impasible y en silencio. Porque no eran de los nuestros, porque algo habrán hecho. 

La portada resalta el ambiente opresivo de la novela


Sociedades así, ha habido unas cuantas. Empezando por la alemana en los primeros años de la década de los treinta del siglo pasado, no olvidemos que Hitler fue canciller gracias al apoyo de las urnas. Como parece estar empezando en la sociedad catalana, con el apoyo a los discursos supremacistas de algunos sobre los otros. 

Me voy por las ramas... 

Fernando Aramburu es el primero, que yo sepa, que se atreve a hacer un retrato de esa sociedad vasca de la época del plomo. Lo hace a través de la historia de dos familias, cada una con sus claros y oscuros: la familia del Txato, asesinado por ETA, y la familia de Joxian, estando uno de sus hijos en la cárcel por pertenecer al comando que acabó con la víctima. 

Para más inri, como se decía, el Txato y Joxian eran amigos, íntimos amigos. Hasta pareja de mus, eran. Y sus esposas, Bittori y Miren, iban juntas de compras y a tomar chocolate. El "conflicto vasco" entró en sus vidas de la forma más brutal posible, a través de la siguiente generación, la de sus hijos. 

El culpable

Fernando Aramburu hace este retrato a través de un estilo muy personal que a mí no me gusta. La forma que tiene de escribir, alejada de las normas, no me acaba de convencer. Pero al contar la historia en dos líneas temporales, el presente y el pasado, construye un relato duro, lleno de matices que permiten que incluso el personaje más odioso de todos, la rencorosa y orgullosa Miren, tenga algún momento de empatía con el lector. 

Patria es un libro duro, sobre todo en lo sicológico, que hace pensar cómo hubiera sido vivir en una sociedad como la vasca durante los años setenta, ochenta e incluso noventa del siglo pasado en el que a la minoría se la marcaba con una diana o con grafitis de "ETA mátalos". Una minoría que no podía contar con la compasión de los que habían sido sus amigos. 

Patria es el retrato de una sociedad fracturada, que recomiendo al que quiera sumergirse en tan claustrofóbico ambiente.

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