domingo, 4 de noviembre de 2018

El club de los poetas muertos

Hasta hace muy poquito tiempo no he visto El club de los poetas muertos, una película que hoy se considera un clásico del cine y que se estrenó hace ya casi treinta años, cuando yo estaba más o menos en plena adolescencia. 




Es curioso, pero no ha sido nunca una película que llamara mi atención y no he sentido la necesidad de verla, a pesar de que en los tiempos que corren es prácticamente imposible estar un tiempo apreciable sin que la emitan en uno de los numerosos canales que inunda nuestra oferta de ocio.

La historia del profesor de literatura John Keating (un papel icónico del tristemente desaparecido Robin Williams) y de su grupo de estudiantes en una escuela elitista de los Estados Unidos, allá por los años cincuenta del siglo pasado (intuyo). 



El mensaje de la película, más allá de vivir el momento, experimentar la vida y demás, puede ser que la juventud debe huir de los convencionalismos, tiene que aprender a pensar por sí misma y ser iconoclasta, en el sentido que debe abrir su propio camino. Quizá el final sea un poco duro y sorpresivo, pero de cambiarse por otro más "dulce", seguro que la película en su conjunto perdería punch. Ya sabemos que tocar la fibra del espectador es uno de los recursos más utilizados y que mejor resultados da para los profesionales del asunto. Y la escena por la que casi todo el mundo la recuerda, ese grito de "¡Oh, capitán, mi capitán!" que es al tiempo un grito de homenaje al líder y de rebeldía ante lo que se viene encima, es una de las que mejor han tocado la fibra en la historia reciente del cine. Podemos verla en este enlace, incluso un poquito explicada.



Una película en la que la figura de Keating sobresale entre un reparto más coral, repleto de jóvenes, alguno de los cuales hicieron carrera en esto del cine, como Robert Sean Leonard (Neil Perry en la película, el doctor Watson en House) o Ethan Hawke (Todd Anderson en El club de los poetas muertos, pero también con papeles en Training Day o GATTACCA, entre muchas otras). 

Keating, ejerciendo el papel de mentor de un grupo de muchachos sorprendidos porque les han dicho que tienen un cerebro y que tienen que aprender a usarlo, y que pueden hacer lo que quieran, siempre que se esfuercen lo suficiente en ello. Son esas lecciones que tiene la vida y que aquí nos las dan de gratis a pesar de que la escuela sea privada. 




La verdad es que, al final, se deja ver. Aunque pienso que ese 8,1 que luce hoy en imdb es más debido a la nostalgia y al recuerdo que a la calidad de la película en sí.


2 comentarios:

  1. ¡Carpe diem! Creo que esta película es la mejor de entre las que tienen un profe de protagonista. Robin Williams hace en ella un papel inolvidable y el resto de actores le acompañan magníficamente.

    ResponderEliminar
  2. Posiblemente tengas razón en cuanto a que es la mejor peli de ámbito escolar, pero sigo pensando que está un poco sobrevalorada. Quizá por la misma presencia de Robin Williams. Algo así como Despertares, Señorita Doubtfire o El indomable Will Hunting... Buenas pelis pero que se recuerdan mejores de lo que en realidad son.

    ResponderEliminar