domingo, 9 de diciembre de 2018

Marte

Marte es una película entretenida, con una premisa muy interesante para el futuro próximo con todo eso de la colonizacion del planeta rojo, sobre la que se han puesto muchas esperanzas para el devenir de la Humanidad. 

Se considera que, cuando demos el salto de dejar este pequeño guijarro azul que llamamos hogar, lo haremos a la Luna y hacia Marte, por ser los cuerpos celestes más o menos habitables que se encuentran más cerca. Por supuesto, descartando Venus y su atmósfera superdensa y su desenfrenado efecto invernadero que hacen imposible siquiera pensar en una explotación de recursos, no ya en una colonización. 

Pues en Marte eso ya ha ocurrido y el bueno de Matt Damon forma parte de esa tripulación que se encarga de construir y mantener el primer habitat autónomo fuera de nuestro planeta. 



Lo que pasa es que la mala suerte persigue a este chico y una tormenta descomunal obliga a la tripulación a evacuar y dirigirse a la nave que permanece en órbita, mientras Matt se queda en tierra. Bueno, mejor digamos que se queda en Marte. Y por una buena temporada, porque no se prevé que una nave de rescate pueda llegar a su ubicación hasta casi dos años después. O sea, que deberá estrujarse las neuronas y encontrar soluciones para hacer frente a los mayores problemas que se le presentan: la falta de agua y víveres para soportar tanto tiempo en completa soledad.

Mientras tanto, sus compañeros de misión le han dado por muerto mientras regresan a la Tierra sabiendo que quizá se haya perdido la ventana de oportunidad para colonizar el planeta rojo. 

Pero, allá lejos, hay algunos ojos que se encuentran vigilantes y que perciben movimientos de objetos y vehículos que hacen pensar que Matt está vivo, hasta que consiguen contactar con él, de forma muy rudimentaria, y desarrollar un plan de escape que implica el retorno de la nave a Marte para recogerle "al vuelo". 

Sentado a la fresca se piensa mejor


Lo mejor de la película es, sin duda, la interpretacion de Matt Damon como un moderno Robinson Crusoe. Y se ha vendido Marte como una película científicamente plausible, aunque aquí yo tengo mis dudas y me parece más fantástica de lo que se considera. 

Empezando por la tormenta que desencadena todo el cotarro, que es imposible de producirse en una atmósfera tenue como la marciana. 

Siguiendo por el manido recurso del Deus ex machina, que ahora toma el rostro de un joven analista que se da cuenta de lo que nadie más se ha percatado y que propone un descabellado plan que traiga de vuelta a nuestro héroe. 

Y, para terminar, la fantasiosa forma de dirigir el vuelo entre el módulo y la nave de rescate de que hace gala Matt Damon, con un poco de cinta americana, un agujero en el traje y tapándo el chorro de aire con la mano para dirigirse con precisión a su destino. La pera, oigan. 

Pero vale, la peli es entretenida y goza de un saludable 8,0 en imdb. Hay que verla.

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