sábado, 4 de abril de 2020

Más de Bernie Gunther

Después del triste fallecimiento prematuro de Phillip Kerr me quedaban solo tres historias de Bernie Günther por disfrutar. Hoy, algunos años después, me queda solo uno. La despedida, que será amarga, llevará todavía un poco tiempo.

El antepenúltimo título de la serie es El otro lado del silencio. Encontramos a Bernie en la Riviera francesa, allá por 1956, como recepcionista de un hotel. Allí destaca por sus buenas maneras y su la confianza que los clientes, sobre todo extranjeros, pueden depositar en él. 

Allí entra en contacto con gente como William Somerset Maugham, que vive en Villa Mauresque y que está siendo chantajeado por alguien que ha podido conocer sus tendencias sexuales en una época poco aperturista en ese sentido. 

Las peripecias de Günther no solo se deberán a este suceso, sino también a la alargada sombra de su pasado, tanto en la Alemania de la Guerra como después, cuando consiguió ayuda de ciertos personajes, ahora vinculados al espionaje soviético, que no dudarán en cobrarse el favor. 



Sin comerlo ni beberlo, Bernie Günther se verá envuelto en la vorágine que supuso el escándalo de los cinco de Cambridge (pulsad en el enlace para saber más) y su fuga a la URSS. 

La cosa se pone soviética para Bernie, traicionado, capturado y pocas veces tan cerca de la muerte si no fuera por el golpe de suerte que dará un giro a su historia. 

El penúltimo título de la serie es Azul de Prusia, que no solo es el nombre de un color. Volvemos a la Segunda Guerra Mundial, al que quizá es uno de los escenarios más carismáticos, la Wolfsschanze, la Guarida del Lobo. A petición de Martin Borman, uno de los jerifaltes del Régimen, el bueno de Bernie se desplaza desde Berlín para averiguar cómo se ha podido cometer un asesinato en uno de los lugares más seguros de Europa. 



Este es uno de los mejores libros que he leído de la serie, porque además de mantener la fidelidad del marco histórico, se trata de uno de los mejores casos de investigación, uno de esos clásicos misterios de habitación cerrada, aunque en este caso la habitación tiene unas dimensiones insospechadas. 

Se nota la presión, no solo del personaje de Borman sino del poco tiempo que hay para la resolución del misterio. Casi que el lector comparte la ansiedad de Bernie y la necesidad de tomar otra tableta de pervitina, la droga de la Blitzkrieg. 

Dos libros que me gustaron mucho. Más el segundo que el primero y que, a la espera del último de la serie, convierten a Bernie Günther en un clásico de la Novela Negra. Como poco una serie de notable alto.

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