domingo, 3 de julio de 2022

El instante más oscuro

Hace menos de un mes se celebró el 76º aniversario del desembarco aliado en Normandía. El asalto a la Fortaleza Europa. El tan ansiado segundo frente continental (o el tercero, tras la invasión de Italia en el 43). Con el sacrificio de miles de jóvnes estadounidenses, canadienses, británicos, ANZAC, polacos y de otras nacionalidades, comenzaba la cuenta atrás para el derrocamiento del régimen de terror de Adolf Hitler. 

Eran tiempos más luminosos, pero apenas cuatro años atrás, la situación era muy diferente. La derrota de Polonia en un mes en 1939 y sobre todo la de Francia en 1940, habían dejado al Imperio Británico en una situación muy comprometida, sin aliados, retrocediendo en todos los frentes y con su ejército continental bloqueado en Dunkerque, con unas expectativas bastante oscuras.

 


 

Habían bastado cuatro años para dar un vuelco a la situación y, si bien los británicos ya no estaban solos, sí lo estuvieron durante dieciocho meses, hasta que el gigante norteamericano abandonó su aislamiento tras el ataque a Pearl Harbour y mientras que la Unión Soviética mantenía el pacto de no agresión con Alemania, primero, y era arrollada en los primeros meses de la Operación Barbarroja, después. 

El mundo, tal y lo conocemos hoy, dependió en gran medida de la voluntad de un pueblo para resistir y no dar su brazo a torcer. Las islas británicas fueron una piedra en el zapato alemán y supuso la disgregación de los limitados recursos humanos y de material, militares e industriales (en comparación con sus antagonistas) en Europa y el norte de África. 

La Royal Navy sometió a un duro bloqueo a Alemania, sin casi salidas al mar, con la Kriegsmarine prácticamente inédita salvo por los exitosos U-Boote, mientras que en casa las ciudades eran sometidas a un bombardeo continuo por parte de la Luftwaffe mientras la RAF defendía los cielos como un gato panza arriba en una batalla que lo único que hacía era demorar la rendición. 

La clase política británica era, en gran medida, partidaria de pedir el armisticio con los alemanes. Neville Chamberlain, de infausto recuerdo por los infructuosos acuerdos de Munich, era el estandarte de los apaciguadores. Si ellos hubieran tomado las riendas del país, todo habría sido muy diferente. 

Porque el rey nombró primer ministro a un personaje que ya parecía estar amortizado para todos y que había cambiado de partido varias veces, además de tener un pasado complicado como responsable del desastre de Gallipolli en la PGM cuando era Primer Lord del Almirantazgo: Winston Churchill. 

 

 

Al final llegamos a la conclusión de que el mundo, tal y como hoy lo conocemos, depende en gran medida de la obstinada determinación de un hombre. Alguien que supo ver, a diferencia de muchos, lo que en realidad representaba Adolf Hitler. Alguien que mantuvo contra viento y marea la idea de que el Imperio Británico debía resistir a toda costa. 

Son los años que van de 1940 hasta su sorprendente derrota electoral en 1945, los momentos de gloria de una inmensa personalidad histórica que, de otra forma, hubiera merecido muchas menos páginas en las enciclopedias de finales del siglo XX. 

El instante más oscuro es un homenaje a Churchill, pues todo gira en torno a su figura, interpretada de una forma magistral por Gary Oldman con ayuda de un maquillaje que le convierte en un sosias perfecto del personaje histórico. 

Son algo así como dos horas en las que se cuenta su nombramiento, las dudas generadas en los primeros momentos y termina con el famoso discurso en el que comunica al pueblo británico la decisión del Gobierno y de la Corona de resistir hasta el final. Dos horas que retratan unas pocas semanas, pero que logran transmitir la importancia de esos momentos en el devenir de la posteridad. 

En imdb cotiza a 7,4, que se me antoja quizá un poco escaso y que puede ser debido a que la película es Gary Oldman y su tremenda interpretación. 

Como buen español, me cuesta dar las gracias al inglés. Pero no solo debo hacerlo, sino reconocer su valía y tratarle como un igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario