sábado, 16 de julio de 2022

Wonder Woman 1984

Hace unos pocos años que Diana de Themyscira se convirtió en las pantallas de cine de medio mundo en la Wonder Woman del siglo XXI. Fue aquella una película que tuvo buenas críticas y que se designó como la llegada de la mujer al cine de superhéroes. Una directora y una superheroína que venían a marcar el paso, al menos en el cine de DC. No en vano, Wonder Woman pertenece por derecho propio a la tríada capitlona de esta editorial, junto a Superman y Batman.

A mí me pareció entretenida y digna, pero con un doblaje terrible que me sacaba de la historia una y otra vez. 

Su secuela, Wonder Woman  1984, y es peor. 

 

 

Nos encontramos con Diana aburrida. Ha salvado el mundo, pero parece que nada le llena tras la muerte de su amor Steve Trevor (Chris Pine). En el trabajo conoce a una compañera nueva, Barbara Minerva (Kirsten Wiig), que pasa desapercibida en cualquier situación y más cuando se encuentra cerca de la impresionante Diana. 

Resulta que Barbara tiene una pieza interesante encima de su mesa, que según cuentan las fuentes clásicas, otorga a quien la posee prácticamente todo aquello que desea. Esta pieza será la fuente de todo lo que sucede en la película y el objeto de deseo de Maxwell Lord (Pedro Pascal), que buscará hacerse con ella a toda costa. 

Maxwell Lord es un poco Almeida...
 

Poco a poco la cosa se va complicando. Trevor resucita (sí, tambien las semidiosas tienen momentos de flaqueza y de pedir milagros), Barbara se convierte de la noche a la mañana en el foco de atención allá donde se encuentra y Maxwell Lord hace de Maxwell Lord, consigue la pieza y... literalmente se funde con ella. 

Aunque las situaciones puedan ser más o menos interesantes, me ocurrió lo mismo en esta segunda entrega: el doblaje me sacó de la historia muchas veces. Aparte de eso, me aburrí bastante, hasta el punto de limitarme a ver pasar las imágenes en la pantalla y ya está, deseando que la película terminara lo antes posible. 

No es la mejor de las caracterizaciones
 

Ni siquiera algunos momentos de Pedro Pascal como Lord consiguieron sacarme de la sensación de desastre. Ni las escenas finales de lucha, en las que este tipo de peliculas suelen echar el resto, son especialmente espectaculares a pesar de la armadura dorada que luce Diana en esas escenas oscuras y mojadas por una lluvia torrencial. 

Las dos horas y media de metraje tampoco ayudan. Se hace una película eterna. 

Gal Gadot no es precisamente una virtuosa de su interpretación. Es muy guapa, sí, pero poco más. Kirsten Wiig lo intenta, pero tampoco parece cómoda en el papel de la que luego será Cheetah. Y Pedro Pascal está desatado, excesivo por momentos, como Maxwell Lord. 

Saint Seiya
 

En resumen, la película es olvidable y una muestra más de los problemas que tiene DC para asentarse en la gran pantalla, a diferencia de su gran rival. Una vez más eligen la oscuridad frente al torbelllino de color que suelen ser las películas de Marvel. 

En imdb cotiza hoy a 5,4 y creedme que me parece sobrevalorada. Hay muchas cosas que ver ahí fuera. No perdáis el tiempo.

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