sábado, 17 de agosto de 2024

La bestia no debe nacer

Hace tiempo que compro bastante material de rol que sé que no voy a jugar. Lo hago por afán de coleccionismo, sobre todo de juegos a los que he jugado y otros de los que oí hablar en su momento, en los tiempos dorados, pero a los que nunca le dimos una oportunidad en mi grupo. 

Visito mi tienda de confianza, Capua Hobby´s, con bastante frecuencia. No puedo recordar una visita en la que no haya caído al menos una compra. Bastante dinero invertido y una lista actual de manuales pendientes de lectura que alcanza ya los cuarenta. 

No deja de resultar curiosa la paradoja de que, cuando tenía tiempo, no tenía dinero para invertir en esta afición. Ahora que tengo dinero, no tengo tiempo para jugar más que una sesión al mes, más o menos, en intempestivo horario nocturno que permita conciliar la vida familiar con la lúdica. Pero esta es otra historia que, quizá, algún día merezca una entrada propia. 

 

La portada ya marca territorio

 

Retomando el tema principal, es inevitable hacer alguna compra de vez en cuando que no cumple las expectativas. Es lo que me ha pasado con La bestia no debe nacer, de Ricard Ibáñez y editada por Shadowlands para la última edición de La llamada de Cthulhu

La edición no está exenta de calidad: buena tapa dura, más de cien páginas de buen papel, mapas isométricos, ilustraciones atractivas.... Pero no puedo dejar de pensar que he tirado el dinero. 

La maquetación elegida hace que tenga la sensación de que la aventura se podía haber metido en 70 páginas, como mucho. Hay mucho aire por ahí, tipo de letra y espaciado, ilustraciones que ocupan un gran espacio... Vale, por un lado puedo leer con mucha comodidad a pesar de la presbicia galopante, pero por otro lado, me fastidia haber pagado un capital por un librito que pudo haber sido poco más que un folleto. 

La aventura sigue el formato habitual de las aventuras de La llamada de Cthulhu, comenzando con un suceso extraño en el Frente Occidental durante los últimos meses de la Primera Guerra Mundial que desencadena años después unos acontecimientos que van a llevar a los investigadores a visitar varias localizaciones repartidas por el mundo. En este caso, incluso se visita España. 

 

El autor, hace unos años (Foto: Zenda libros)

 

Me pareció un tanto lineal, algo todavía más patente al compararla con La broma macabra de Alex de la Iglesia, que leí poco después y que en su momento comentaré, y que es mucho más compleja y todo un reto para el Guardián que la dirija. Además, tuve la sensación de que los investigadores van a ir de un sitio a otro, siendo apaleados en el proceso, hasta llegar a una escena climática con pocas esperanzas de supervivencia. Vale, no suele ser habitual en La llamada de Cthulhu que los personajes tengan otros destinos más agradables que la muerte o la locura, pero creo que esta aventura va un paso más allá. 

Se entiende cuando descubres que la aventura original se publicó en la revista Líder allá por 1989. Eran años en los que el rol en general y La llamada de Cthulhu en particular, se entendían de otra manera. En esta edición se ha añadido un capítulo introductorio que ya marca el tono casi demencial de la aventura, se le ha dado un lavado de cara y se la ha maquetado de una forma más o menos adecuada. Por lo demás, no ha perdido el sabor de módulo de fanzine (ojo, en ningún caso dicho como algo peyorativo, sino más bien descriptivo de una forma de publicación que era habitual en aquellos tiempos en los que la gran mayoría jugábamos con fotocopias de fotocopias de los manuales originales), remarcado por los nombres de los PNJ que resultan ser adaptaciones de los nombres reales de gente cercana al autor y al mundillo del rol en el momento en que la aventura se publicó.

No estamos en mi grupo de juego preparados para jugar La llamada de Cthulhu en un futuro próximo, pero aunque lo estuvíéramos, no es La bestia no debe nacer una aventura que me llame jugar o dirigir. Me parece que, de hacerlo, íbamos a tener bastantes momentos de frustración que no son compatibles con una satisfactoria experiencia lúdica.

 

1 comentario:

  1. ¡Rayos! Ya no me acordaba de la revista Líder. Tenía unas cuantas hasta que se tiraron. Ojalá las hubiese conservado.

    Me alegra que Capua siga abierta después de tantos años. Estuve echando un vistazo en el escaparate hace poco.

    ResponderEliminar