domingo, 15 de diciembre de 2024

La sirenita

Llevamos unos cuantos años en los que Disney está reeditando muchos de sus grandes éxitos animados en imagen real, aunque esto sería mucho decir, porque lo que en realidad tenemos es un montón de imágenes generadas por ordenador en las que, de vez en cuando, aparecen actores y actrices reales.

Estas películas están más o menos logradas, pero repiten al menos un par de premisas: por una parte, suelen reventar la taquilla de una forma escandalosa; por otra parte, casi no se separan de su antecedente animado, fotograma a fotograma.

 

La verdad es que, a pesar de haber caído en la trampa más veces que las que puedo recordar, no acabo de entender la motivación que tenemos los espectadores en revivir casi punto por punto lo que hemos visto ya tantas veces, algunos desde que éramos niños. Es más, diría que las versiones en imagen real tienen menos alma que las versiones originales animadas, sobre todo las que usaban la animación tradicional con miles de dibujos hechos a mano.

La sirenita no es una excepción. La historia de Ariel se repite sin otro aliciente más que ver los rostros elegidos para interpretar a los personajes originales. Aquí sí tengo que decir que en alguna ocasión la versión de imagen real es curiosa de ver. Por ejemplo, la elección de Melissa McCarthy para dar vida a Úrsula, me parece muy interesante. No así la de Javier Bardem como el rey Tritón, pero supongo que necesitaría llevar un plato de lentejas a casa.

Y qué decir de actores reales que se limitan a poner voz a personajes CGI como Flounder, Sebastián o la gaviota Scuttle (Awkwafina): son las voces de personajes no reales que adaptan personajes no reales. Me va a estallar la cabeza.

 

La causa involuntaria de la polémica

De la pareja protagonista no conocía ni las caras. El príncipe es Jonah Hauer-King, un joven inglés que ha trabajado ya bastante como en televisión como en el cine y que ha hecho cositas de ambientación clásica.

El meollo y la polémica vinieron con la elección de la aún más joven Halle Bailey como Ariel. El motivo, que la chica no es precisamente caucásica y se montó un revuelo tal que a la película y a la chica le cayeron críticas lamentables y destructivas incluso antes de estrenarse. Injustas, por otra parte, porque no hay que negar que la chica sabe cantar y es muy maja en pantalla, suficiente para encarnar a una sirena que, como todos sabemos, vemos a puñados por las calles de cualquier ciudad.

No voy a negar que a mí no me gustan ciertos temas relacionados con la inclusión, más o menos forzada, de situaciones y personajes en las películas, pero en La sirenita no se puede decir que la cosa sea peor que en otras.

 

La malvada de la película

Poco más se puede decir de una película que sigue de forma milimétrica a la primera, pero que está falta de ese encanto que tenía la cinta de animación, incluso para los que la vimos ya cerca de la veintena y habíamos perdido buena parte de nuestra inocencia infantil. Gusta, sí, pero no llega. Y esto es bastante común en este tipo de adaptaciones.

Por suerte, la puntuación en imdb ha remontado la ola de odio del inicio y se encuentra en un cómodo 7,2, más adecuado a lo que merece. Aunque también es verdad que cada vez me da más pereza ver este tipo de películas.

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