sábado, 11 de enero de 2025

Compañeros de la Dragonlance

La sombra de Dragones y Mazmorras es muy alargada, además del juego de rol que estoy seguro conoce todo el mundo, o al menos ha oído hablar de él después de aparecer en Stranger things con un papel estelar.

De esta sombra ha crecido un bosque de novelas que se aprovechan de ese tirón y que han ido completando una ambientación esbozada en los libros del juego, para varias de las que se desarrollaron. 

Tanis sin barba

De todas ellas, las más populares han sido siempre los Reinos Olvidados y Dragonlance, de las que yo me quedaría con la primera, no obstante la Dragonlance tiene un par de trilogías principales, novelizaciones de las partidas de rol de los creadores originales de la ambientación, de las que carecen los Reinos Olvidados, una franquicia mucho más coral.

Una vez el gran éxito de estas trilogías de la Dragonlance, las Crónicas y las Leyendas que elevaron al olimpo de la fantasía a Margaret Weis y Tracy Hickman (que es un señor a pesar del nombre), comenzó un verdadero bombardeo de novelas que cubrían distintos aspectos y personajes, a cargo de otro buen número de autores distintos de los originales. 

 


 

Esto supone que el lector se enfrentará a diversos estilos y calidades cada vez que abre las páginas de uno de estos libros. Es una de los riesgos de leer franquicias, al mismo tiempo que tiene un cierto atractivo.

Una de estas series es la de los Compañeros de la Dragonlance. Compuesta por un total de seis libros, explora los años previos a la Guerra de la Lanza que asoló Krynn en las Crónicas de la Dragonlance, centrados en los personajes principales. 

 


 

El primer volumen, Qualinost, trata de la juventud de Tanis y el inicio de su relación con Flint Fireforge, el entrañable enano cascarrabias. Ambientada en el reino élfico, intenta ser una especie de ser una especie de thriller mezclando tramas de traición con las inevitables disquisiciones de Tanis, desgarrado por sus dos ascendencias humana y élfica. Tolerable.

El incorregible Tas presenta al personaje más insufrible de la saga, el kender Taslehoff Burrfoot, acompañado por su copete (moño) y su vara jupak. Está acompañado por Tanis, Flint y chistes de dudosa gracia. Un poco meh.

El tercer volumen, Kitiara Uth Mathar nos va a presentar a uno de los personajes más interesantes, por ser uno de los pocos que presenta una escala de grises reconocibles en su personalidad y una vida llena de peripecias y altibajos que explican su comportamiento futuro. No es uno de los personajes principales de la saga, pero es hermanastra de los hermanos Majere, Caramon y Raistlin (otro peronaje con escala de grises). En este punto de la saga, el mejor de los tres.

 


El Códigio y la Medida explora la juventud de Sturm Brightblade, caballero de Solamnia que es con seguridad uno de los personajes más anodinos de la fantasía, a pesar de que aquí se le intenta dotar de un pasado trágico, con un padre caído en desgracia. Incluye ingredientes de alta política en la orden solámnica y una amenaza sobrenatural, como buen libro de fantasía. Aún así, un libro tan anodino como su protagonista y el peor de la serie. 

En Pedernal y acero vuelve Kitiara, en esta ocasión para explicar su tensión sexual no resuelta (o sí) con el semielfo Tanis. Otro clavo en el ataúd de los dilemas morales de Tanis, que se va convirtiendo poco a poco en ese personaje pretendidamente trágico que nos encontramos en las Crónicas. Entretenido.

El último libro de la serie, Mithas y Karthay, actúa como punto de reunión de todos los Compañeros en un ejercicio de doble trama que se deja leer. Como no puede ser de otro modo, las tramas convergerán en un punto común en el Reino de los Minotauros en el que los héroes se ven envueltos en un conflicto cósmico con una deidad e intentan salvar la vida de Kitiara. Junto con el tercero, diría que es el más elaborado de la serie. 

 

 

Compañeros de la Dragonlance es un ejemplo icónico de lo que es una franquicia y la calidad irregular que nos vamos a encontrar en cualquiera de ellas. No obstante, gracias a su extensión (alrededor de 350 páginas cada uno) hace que lo puedas terminar antes de que la tensión arterial suba demasiado. Solo el libro de Tas, por lo insufrible del personaje, y el de Sturm, por lo poco atractivo del mismo, me costaron un poco más.

Este tipo de libros no son más que un placer culpable del lector, como ir a cualquier restaurante de comida rápida, pero seguro que todavía tienen su publico. Además, como son hijos de su época de los años ochenta y primeros noventa del siglo pasado, cumplen a la perfección como agentes de la nostalgia, tantas veces protagonista en las últimas entradas de esta bitácora. Nostalgia que se amplía al volver a tomar contacto con la antigua editorial Timun Mas, icónica y discutida en la época, pero de la que no se puede negar su protagonismo en la popularización de la fantasía, algo que cualquier aficionado al género debería agradecer. 

 

 

Por supuesto, las ilustraciones de portada tienen su aquél con su estilo retro.

He estado buceando por la red y he encontrado los títulos originales en inglés. Es curioso cómo apenas se respetaron en la edición en español: Kindred spirits, Wanderlust, Dark heart, Oath and the Measure, Steel and stone y Companions.

¿Recomiendo la serie? Bueno, todos somos dueños de nuestras decisiones y debemos ser conscientes de lo que nuestra elección nos puede ofrecer y lo que no.








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