domingo, 17 de julio de 2011

¡Qué bello es vivir - verde!

Shrek 4: felices para siempre, pone el punto final a una franquicia que estaba dando síntomas de agotamiento. 

Tras la gran sorpresa que fue su inicio y, quizá, su continuación, la tercera parte ya me pareció floja más allá de un argumento interesante y una sucesión de gags con más bien poco sentido.

 Menos mal que llega Shrek 4 para poner un final que sea al menos digno. En ésta, Shrek continúa con su crisis de identidad que ya vimos en la tercera parte, viéndose superado por el peso de la fama, la familia y la rutina. Echa de menos los días felices en los que un ogro daba verdadero miedo y nadie se atrevía siquiera a saludar. Así que, habiendo coincidido con el ladino Rumpelstilskin (el villano de esta entrega), hace un trato con él: tener un día, solo un día, de libertad a cambio de otro día cualquiera de su vida.

Rumpelstilskin elige... el día de su nacimiento. El mundo se transforma y todos sus personajes ven alteradas sus vidas, sin que ellos sean conscientes de ello, por el simple hecho de que Shrek no había nacido. Nuestro ogro favorito tiene 24 horas para "denunciar" el contrato o se desvanecerá para siempre.

El argumento no es más que una variación de ¡Qué bello es vivir!, el clásico de Frank Capra con James Stewart y Donna Reed, aunque filtrado por el color verde de una pretendida irreverencia que ya no es tal. Por eso, la peli transcurre plácidamente durante sus menos de 90 minutos de metraje, sin apenas un sobresalto. Es una película plana en su planteamiento, desde el principio hasta el fin. 

Los mejores momentos vienen con el Gato con Botas. En su nueva existencia es un minino gordito y peludo, mascota de la fiera Fiona, que ahora lidera la rebelión con un ejército de ogros que atenta contra la dictadura de Rumpelstilskin. Pues eso, ese Gato me hizo reír a carcajadas, superando por muchos kilómetros las prestaciones de los demás personajes. La verdad es que la peli, sin él, sería totalmente prescindible y carne de videoclub. 

Eso para los adultos. Porque para los niños funciona igual de bien que las demás. Una muestra más de que el criterio propio se desarrolla a edades más tardías que los cuatro años y medio que tiene la peque. 

No la puedo dar un aprobado. Más justo es que se lleve un cuatro y nos dejen descansar hasta que se les ocurran nuevas y deslumbrantes ideas a los de Dreamworks.

2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo.La tercera parte fue floja en todos los sentidos, y aunque esta no la vi, si busque en las criticas, y la calificacion no era buena.

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  2. Se puede ver, pero estando avisado mucho mejor. Lo dicho, que pasen a otra cosa porque esto ya está superado.

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