domingo, 23 de agosto de 2020

Westworld (T1 y T2)

En 1973 se estrenó Almas de metal, guionizada y diigida por Michael Crichton (algún día habrá que hablar de quien nos trajo también La amenaza de Andrómeda y Parque Jurásico), en la que un parque temático sobre el Salvaje Oeste hacía las delicias de sus visitantes, que tenían plena libertad incluyendo la posibilidad de matar a sus habitantes, que eran androides muy avanzados. Protagonizada por Yul Brynner, fue un éxito en su tiempo a pesar de unos limitados efectos especiales. 


Reconozcamos que el diseño del cartel es interesante

En esta década del siglo XXI, HBO ha revisitado la idea con todos los medios a su alcance y sin reparar en gastos. Con tres temporadas ya a sus espaldas, Westworld es uno de los mascarones de proa de la cadena de pago. 

De momento son 28 episodios, de los que todavía no he visto los correspondientes a la tercera temporada. Protagonizada entre otros por Evan Rachel Wood (la bella y dulce Dolores, que luego se revelará no tan dulce), Thandie Newton (la práctica madame Maeve), Jeffrey Wright (Bernard, experto en Comportamiento del parque, que oculta un gran secreto), Ed Harris (el hombre de negro) y Anthony Hopkins (Robert Ford, uno de los fundadores del parque). 


Este también, más evocador si cabe


Ambientada en un futuro más o menos cercano, Westworld parte de la premisa de la película original, además de dejarnos entrever que el parque tiene otras zonas temáticas, como la ambientada en el Japón Feudal o en la India colonial. 

Poco a poco, inmersos en una impresionante fotografía, nos iremos adentrando por los recovecos del parque e iremos desentrañando el complejo plan de Ford y su lucha soterrada con su socio, así como seremos testigos de cómo algunos androides van tomando conciencia de su propio ser, al principio de forma testimonial, para ser más fuertes cada vez. Mientras tanto, los técnicos del Parque trabajarán cada vez con más ahínco para resolver lo que en principio parecen ser fallos de funcionamiento derivados de la última actualización del software. 

La segunda temporada se complica más, con saltos temporales que dejan bastante descolocado y perdido al espectador hasta que se dan nuevas pistas que permiten encajar las piezas. Se añade una faceta más, con el plan del dueño actual del parque para descargar conciencias humanas completas en las unidades de memoria de los androides, en un intento de lograr la inmortalidad que el ser humano ha ansiado desde el principio de los tiempos. 

La bella y dulce Dolores y el hombre de negro

Las historias se entrecruzan formando un tejido a veces enmarañado, hasta dar de lleno en el clímax de la segunda temporada, que no presagia nada bueno para el mundo de los hombres. En medio, algunos capitulos de relleno que aportan más bien poco. Eso sí, la fotografía sigue siendo estupenda. 

Confieso que en algunas partes, bastantes en realidad, he pasado el video a doble velocidad. Confieso también que me he aburrido en algunos tramos de los capítulos (con una duración cercana a la hora y en algunos casos superior, como en los capítulos de cierre de temporada) y que pensé en abandonar mediada la segunda temporada. Todo porque es una serie poco amigable para el espectador y bastante confusa en muchos momentos, además de lenta en su desarrollo. 



Pero los últimos capítulos de la segunda temporada remontan y por lo menos me han dejado intrigado respecto a la tercera. He leído por ahí, con cuidado de no caer en spoilers, que la tercera temporada es menos densa. Así lo espero, porque de lo contrario no creo que continúe con ella. 

Lo que resulta seguro es que no estamos ante la nueva Juego de Tronos de HBO, como se nos ha querido vender. 

La bella y no tan dulce Dolores

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