domingo, 30 de agosto de 2020

Christopher Robin

Mi contacto con el universo de Winnie the Pooh es casi nulo en la práctica. Sé que hay una serie de cuentos infantiles escritos por Alan A. Milne (gracias, Wikipedia), pero el contacto más profundo fue cuando regalaron a mi hija mayor un muñeco de Winnie que cantaba y contaba cuentos. 

Hasta que di por casualidad con esta película. Para mi sorpresa, las niñas se negaron a verla (bueno, la mayor, porque la pequeña se traga lo que le echen; todavía no tiene criterio, la pobre). Así que me tocó verla durante un viaje de trabajo, en una de esas nches de hotel en las que no hay gran cosa que hacer. Y me enganchó. 



Han pasado muchos años desde la fisesta de despedida de Christopher Robin y sus amigos del Bosque de los Cien Acres: Pooh, Piglet, Tiger, Igor, Conejo, Cangu, Rito y Búho. Christopher ya es un padre de familia y tiene una vida normal, un trabajo y todo eso, y ha olvidado a sus amigos  de la infancia. Lamentablemente la empresa no va del todo bien y le encargan presentar un plan de viabilidad que incluye despidos, un trabajo que le llevará toda la semana. Además está decidido a repetir el error que cometieron con él y enviar a su hija a un internado. 



El pobre Christopher, agobiado, no puede ir a la casita del pueblo como había prometido a su hija, sino que debe quedarse en Londres trabajando y todo eso. Pero allá en el Bosque, Winnie decide que algo le pasa a su amigo del alma y decide salvarlo. 

Cuando Pooh llega a la casa de Christopher, todos los planes de éstee saltarán por los aires. Su cuidadoso trabajo se perderá y su presentación ante el comité de dirección de la empresa será... diferente. 

Pero también se dará cuenta de que hay cosas más importantes que el trabajo y una vida tranquila: la familia y los amigos son todavía más importantes y sin ellos no tendría más que una vida vacía. 


Dos amigos


Ese es el mensaje que me ha dado la película y que me cautivó hasta el punto de verla de un tirón. La verdad es que debemos intentar relativizar las cosas, aunque no sea nada fácil en los tiempos que corren. Y a veces un muñeco de trapo, lento y bonachón, nos ayudará en la tarea. 

Ayuda también que el  protagonista sea Ewan McGregor. No sé qué tiene este hombre, pero me creo sus personajes, su cara de desesperación y cómo se va tornando en una cara de relumbrante alegría y, presumo, paz interior. 


Familia

Como curiosidad, la voz de Winnie de Pooh en la película es la misma que la que teníía en el juguete de mi hija. 

Por curiosidad he echado un visazo a la trayectoria del director, Marc Forster, y me ha sorprendido ver mezclados títulos como Monster´s ball, Guerra mundial Z, Descubriendo Nunca Jamás o Quantum of Solace... Curioso. 

Hoy tiene una nota de 7,3 en imdb, que no está nada mal.

1 comentario:

  1. Nunca me gustaron estos dibujos, ni en papel ni en película. Me parecen unos personajes deprimidos y deprimentes, llenos de fobias y complejos. Tenemos un oso Pooh en casa desde hace 12 años, y no lo tiramos porque es suave y blandito, y porque la peque duerme con él. Pero al menor descuido va a la basura

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