domingo, 6 de septiembre de 2020

Selfies (Departamento Q - 7)

Toca comentar el último libro del Departamento Q que he leído hace ya casi un año, según mis notas. Se trata de Selfies

Tres chicas jóvenes y de buena presencia se  conocen en la sala de espera de los servicios sociales. Se caen bien y Michelle, Jasmine y Denise deciden hacerse un selfie para celebrarlo. Su trabajadora social, Ann-Line Svedsen descubre que padece cáncer. En un parque de Copenhague aparece el cadáver de una mujer mayor, asesinada en circunstancias parecidas a otro caso sucedido años antes. Es por eso que les cae en suerte al bueno de Carl y a su ayudante Assad. Al mismo tiempo, un asesino en serie ha comenzado a atropellar a mujeres jóvenes. Rose, la tercera pata del Departamento Q, decide por voluntad propia ingresar en un hospital psiquiátrico. Por si fuera poco, el futuro del propio departamento pende de un hilo.

Esa es la tormenta perfecta a la que se enfrentan Carl y Assad. Pero, a pesar de todas las distracciones y dificultades, conseguirán establecer la relación entre ambas series de crímenes en apariencia tan distintos y, además, descubrirán el terrible secreto que atormenta a Rose desde que, en su jueventud, fuera testigo de la muerte de su padre en un terrible accidente en la acería. 



Jussi Adler-Olsen mantiene el nivel de la serie del Departamento Q, con unos personajes cuidados y atractivos para el lector, y unos misterios suficientemente interesantes para mantener la atención durante todas las páginas del libro. 

La escuela nórdica de misterio continúa en buena forma y debe ser, probablemente, el faro que guía un género al que cada vez le cuesta mostrar más cosas novedosas. 

Quizá no sea superior a la escuela tradicional anglosajona de los whodunit con detective estrella, aunque confieso que todavía no he podido leer series más modernas como las de Anne Perry de Monk o Thomas Pitt, pero en definitiva me gusta más que lo que he leído últimamente de autores norteamericanos (principalmente el Harry Bosch de Michael Connelly), de lectura mucho más ligera y con mayor gusto de los efectos pirotécnicos. 

Es curioso ver cómo la sociedad nórdica en general y danesa en particular, tan ensalzada por los medios de comunicación como la cima del estado social y tan envidiada por los latinos, parias del sur de Europa, esconde tantas miserias como el resto. Y me gusta ver cómo Jussi-Adler Olsen consigue añadir eso como un ingrediente más de su pócima y lo integra con un buen resultado. En este caso, Selfies gira alrededor de los servicios sociales y el abuso que de ellos hacen ciertos sectores de la población acostumbrados a una vida más fácil gracias al cheque mensual del Estado. 

La verdad es que, de momento el Departamento Q es una apuesta segura para unos días de lectura y entretenimiento, recomendable tanto para los aficionados al género como para el públco en general.

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