viernes, 7 de febrero de 2020

Predestination

El tema de los viajes en el tiempo es recurrente tanto en la literatura de ciencia ficción como en el cine, que tanto se nutre de ella. Películas como Regreso al futuro, El efecto mariposa, Looper, la saga Terminator o la clásica El tiempo en sus manos (adaptación de la no menos clásica de H.G. Wells), exploran con mayor o menor fortuna. Incluso comics, como Días del futuro pasado de La Patrulla X y su adaptación a la pantalla grande. O el Caballo de Troya de Juan José Benitez todavía pasable antes de caer por el abismo de la mediocridad.

Los viajes en el tiempo nos fascinan. No solo por las oportunidades que abren al poder visitar cualquier fecha pasada o futura, sino por el abanico de paradojas que son la salsa de cualquier buena historia de ciencia ficción. 



¿Qué pasaría si matases a tu abuelo?
¿Y si tuvieras un accidente con el coche y te atropellaras a ti mismo con cinco años de edad?
¿Cómo sería el mundo si hubieras matado a Hitler en su cuna? ¿Hubiera habido un contrapeso para el gigante soviético?

Predestination es una película de 2014 protagonizada por Ethan Hawke (cuidado, este ya estuvo en otro hito de la ciencia ficción como GATTACA, donde conoció a Uma Thurman, con la que fue padre de Maya Hawke, un icono juvenil desde que apareció en la T3 de Stranger Things, cerrando así un curioso ciclo) y Sarah Snook. 

La película está basada en el relato ¡Todos vosotros, zombies! del autor Robert A. Heinlein, que no he tenido el gusto de leer, así que no puedo juzgar cómo es de fiel, pero de acuerdo a lo que he podido investigar por ahí, parece que bastante.



En un bar se encuentran unos personajes totalmente desconocidos, El Camarero y La Madre Soltera, que empiezan a hilvanar una historia que va ganando en complejidad hasta convertirse en una tremenda paradoja. La historia de una especie de policía del tiempo que busca una y otra vez a un terrorista sin llegar a capturarlo nunca.

Para preservar el gustazo de verla, poco más puedo decir. Me da mucho miedo destripar la experiencia de la gente, así que me tengo que morder la lengua. Solo diré que todavía, después de un tiempo, soy incapaz de encontrar un punto débil que me permita solucionar la paradoja. Es, en apariencia, sólida como el acero. 



¿Qué más decir? Una película bastante sencilla, con muy pocos personajes relevantes, pero que sorprenderá a todos. Si, quizá incluso abráis la boca y los ojos mientras contenéis la respiración y susurráis ¡Ostia puta!

 No la conocía hasta que mi buen amigo Gus me la recomendó. Y para bien, como se puede ver.

Altamente recomendable para los amantes del género en particular y los viajeros en el tiempo en particular. 

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