viernes, 20 de marzo de 2020

Ubik

Sigo mi tarea de intentar apreciar la obra de Philip K. Dick. Uno de los autores más aclamados de la ciencia ficción mundial, con multitud de adaptaciones a la gran pantalla, pero que me resulta condenadamente difícil de, no solo leer, sino que me guste. 

En Ubik nos encontramos con Joe Chip, empleado de Glen Runciter, el cual dispone de un equipo de personas capacitadas en bloquear, anular o encontrar a psis, que están dotados de capacidades psíquicas que no siempre usan para el bien, sino que muy al contrario se venden al mejor postor para empresas envueltas en intensas guerras comerciales. 



Runciter es contratado para una misión complicada en Luna, para la que requiere reclutar a lo mejor de su equipo de inerciales (anti-psis). No todo está claro en esa misión, pero la paga es lo suficientemente buena para arriesgarse.  Pero una vez allí todo se torcerá hasta el punto de que Runciter muere en una explosión y el resto del equipo debe volver a Tierra para ponerse a salvo. 

Luego las cosas se complican más aún. Se producen varias muertes en circunstancias sospechosas, como si alguien estuviera cazando uno a uno a los inerciales de Chip y Runciter. La realidad se deforma como si ya no se tratase de realidad. Runciter mismo se comunica con Chip. ¿Pero no estaba muerto?



Y, de repente, Ubik. Otro personaje en sí mismo dentro de la novela. Anuncios comerciales en cada capítulo, siempre advirtiendo de los efectos secundarios del consumo de Ubik. Y se planta la semilla de la duda: quizá Runciter está vivo y todos los demás muertos, o casi muertos, y la realidad se ha implantado en sus cerebros de manera artificial para mantenerlos en una especie de animación suspendida. Ya no sabes si se trata de realidad o de ficción.

Una fantasía onírica como las que le gustan a Dick, pero que yo no entiendo. Y como no lo entiendo se me va la pinza y entonces continúo leyendo por inercia.

Lo que más me ha gustado de Ubik es el personaje de Chip, un eterno perdedor, en un mundo en el que se paga por todo: por abrir la puerta de casa, por abrir el frigorífico, la televisión... se paga por todo. Monedas. O como dicen en las américas, con nickels. Y hasta eso le falta a Chip en muchas ocasiones. 



Otro aporte importante de la novela es ese estado de semivida en el que se encuentran diversos personajes como la mujer de Runciter. Una semivida que es un tipo de animación suspendida, en la que el cuerpo de personas moribundas se mantiene artificialmente en un estado de bajo consumo, para encenderse periódicamente de forma que se pueden comunicar con sus seres queridos... o sus socios comerciales. Resulta ser un concepto interesante y original, aunque las connotaciones que tiene son escalofriantes. 

Parece claro que tengo sensaciones encontradas. Por un lado, Ubik tiene suficientes puntos como para ser muy interesante. Por otro, hace que me pierda en consideraciones que no me permiten disfrutar. Sin embargo, como Dick es Dick, lo más normal es que sea un problema mío.

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